El circuito Bugatti de Le Mans, testigo del primer triplete de la historia del motociclismo español en 2003 tras las victorias de Dani Pedrosa (125cc), Toni Elías (250cc) y Sete Gibernau (MotoGP), ha sido el escenario elegido por los hermanos Márquez para culminar el día de gloria familiar. Álex, cuyo último triunfo se remontaba al Gran Premio de Japón en 2017, ha subido a lo más alto del podio en el Gran Premio de Francia y un par de horas después lo ha hecho su hermano Marc. Con su tercera victoria de la temporada, el líder de MotoGP amplía su ventaja en la clasificación general a ocho puntos sobre Andrea Dovizioso (segundo) antes de llegar a Mugello, un trazado propició para Ducati, y otorga a Honda su triunfo 300 en la categoría reina.
“Después de la victoria de mi hermano he dicho 'tiene que ir bien'. Hacía mucho que no ganábamos los dos el mismo día y ha sido una motivación extra. Tenía buen feeling desde el principio y sabía que con el neumático delantero que había elegido podía dominar la carrera. No ha sido fácil, pero ha habido tres o cuatro vueltas que han sido claves en la carrera”, ha analizado Marc Márquez, que iguala las 47 victorias de su compañero Jorge Lorenzo (undécimo) en MotoGP y ya acumula 73 triunfos en el campeonato del mundo.
Marc Márquez conservó su posición de privilegio al arrancar desde la primera posición, pero tuvo que bregar con el peleón Jack Miller. El australiano tomó el mando de la carrera en la quinta vuelta, pero dos después fue el español quien pasó a liderar ya hasta el final. Por detrás, Miller perdía comba y se veía superado por las dos Ducati oficiales de Andrea Dovizioso y Danilo Petrucci. Los dos compañeros de equipo protagonizaron un respetuoso duelo en las últimas vueltas que ganó el más veterano.
Poco pudo hacer Valentino Rossi en Le Mans, donde no gana desde 2008, mientras que Pol Espargaró logró una meritoria sexta posición y otorgó a KTM su mejor clasificación en seco.