Mermado físicamente tras la dura caída sufrida el día anterior, Aleix Espargaró tiró de pundonor y supo minimizar los daños con una novena posición en el circuito británico de Silvertsone que le permite seguir enganchado en la pelea por el título porque Fabio Quartararo, octavo, sólo ha conseguido aumentar su ventaja en un punto. La sorpresa mayúscula fue la victoria de Pecco Bagnaia, la cuarta del año, tras un fin de semana discreto en el que fue de menos a más y terminó completando una carrera descomunal. Le acompañaron en el podio Maverick Viñales, que peleó por el triunfo hasta el final, y Jack Miller.
Silverstone terminó deparando una carrera espectacular, en la que los 10 primeros cruzaron la línea de meta con un margen de seis segundos y que fue liderada por cuatro pilotos diferentes en una secesión de adelantamientos y alternativas.
Comenzó liderando Johann Zarco, con el líder de MotoGP pegado a su rueda para esperar paciente la ocasión de cumplir con su sanción de vuelta larga. Lo hizo en el cuarto giro y regresó a pista en quinta posición. Una vuelta después pasó a liderar la carrera Miller tras la caída de Zarco, que contaba con casi medio segundo de ventaja sobre el grupo perseguidor.
Se esperaba la reacción de Quartararo para sacar tajada de la lesión de Aleix Espargaró, pero no llegó y el francés terminó cayendo hasta la octava posición. De hecho, puede dar gracias por haber terminado delante del español, porque Aleix Espargaró lo intentó a la desesperada en la última vuelta.
Álex Rins, que lideró la carrera durante seis vueltas, se vio superado por Pecco Bagnaia cuando restaban ocho para el final. El italiano tomó el mando y ya no lo soltó, aunque su triunfo peligró gracias a buen papel del renacido Maverick Viñales.