Sabe perfectamente cuáles son puntos fuertes, pero tampoco esconde sus debilidades. Marc Márquez es una bestia competitiva. Pese a que cuenta con una Honda que no está a la altura, a las primeras de cambio saca a relucir su gen ganador y deja a todos con la boca abierta.
Así lo ha hecho en la sesión de clasificación de Portimao, donde se vio obligado a pasar por la repesca y la superó con nota. Cuando llegó la hora de la verdad, sabía que no tenía suficiente velocidad. Por eso, supo aprovechar la rueda de Enea Bastianini en los compases finales, ponerse a su rebufo y lograr el mejor tiempo, batiendo el récord del circuito (1:37.226).
“No sé cómo lo he hecho; haciendo malabares. Necesito rebufo, necesito alguien delante. Sé que no es la manera más bonita de hacerlo, pero cuando tienes un punto fuerte tienes que aprovecharlo. Cuando vas detrás de uno, simplemente cierras los ojos y sigues”, razonó Márquez tras comenzar una temporada clave para sus intereses con una pole, que le lleva a sumar 92 en el campeonato del mundo y 64 en MotoGP.
El piloto de Honda, hábil como pocos, supo engancharse a la rueda del nuevo piloto oficial de Ducati para lograr su primera pole de la temporada y superar por 64 milésimas el crono marcado por Pecco Bagnaia, vigente campeón del mundo. Jorge Martín cerró la primera línea de una parrilla de salida que vale doble con la introducción esta temporada de las carreras al sprint (16.00 horas del sábado, en horario peninsular español).
“A ver por la tarde, porque no creo que esta sea nuestra posición real”, avisaba un Márquez, que es capaz de sacar petróleo de la nada y más en una carrera a 12 vueltas.