Usted, que es posible que haya vivido varios primeros días en su vida, sabe que en tal circunstancia cualquier sujeto tiende a ponerse nervioso. Y cuando se trata de un torneo continental, o de un Mundial, esa sensación caduca -si todo va bien- al caer de los himnos y al grito de un par de goles. O, en el caso de España, que debutó contra Alemania con victoria (32-29) en el Europeo de Polonia, tras un buen arreón germano que se mitigó bajando las piernas y apretando en defensa. Con eso le bastó al equipo de Manolo Cadenas para ponerse delante en el marcador y mantener la renta durante todo el partido a pesar de los imprevistos, como la expulsión de Maqueda en la última jugada antes del descanso.
Alemania, que venía de un pasado aciago, de no clasificarse para los Juegos de Londres 2012 y de perder contra Polonia en el Mundial de 2015, exhibió brotes verdes desde el principio y estuvo a punto de culminar la recuperación en el primer partido. De hecho, puso en duda la defensa española nada más empezar, con seis goles en los primeros cinco minutos. Sin embargo, Maqueda sujetó a los Hispanos con tres goles consecutivos. Quién lo iba a decir cuando poco tiempo después, con España ya remando hacia la victoria, al filo del descanso, complicó la vida a los suyos. Con Raúl Entrerríos fuera por dos minutos, el árbitro le sacó la roja por un balonazo a la cara.
España, que se fue al descanso con tres goles de ventaja (18-15) y con dos hombres fuera, se sobrepuso en los primeros minutos de la segunda mitad a base de oficio, de bregar en defensa y salir rápido por los costados. A menudo, con Valero Rivera, máximo anotador del partido (7/7) y con un 100% de acierto. Y cuando no era él, aparecía Víctor Tomás (6/9) con un 67%. Ambos, sostén de la selección durante un buen rato. Precisamente, desde que los germanos, por unanimidad, comenzaron a darle balones a Dissinger, artillero de los que guardan el cañón para soltar la mano y buscar la escuadra (6/13), con una única pega para los alemanes: su acierto (46%).
En ese tira y afloja que vive el balonmano, con tres goles de ventaja durante prácticamente todo el segundo tiempo, buscando los cuatro de ventaja y no cediendo cuando los alemanes amenazaban con acercarse a dos, Gurbindo decidió el partido. Al final, con un gol y un robo de esos que no brillan, pero que son oro. O, mejor dicho, que dan una victoria. Eso completó la primera victoria de España en el Europeo de Polonia, que no es fruto de la suerte, sino del trabajo colectivo (13 jugadores anotaron por los 10 germanos, cinco minutos con jugadores fuera por siete de su rival).