Bruno Hortelnao nunca ha perdido esa sonrisa que el pasado verano iluminó al atletismo español. Un accidente de tráfico estuvo a punto de destrozarle la mano derecha, pero casi dos meses después, se muestra más optimista y decidido que nunca. Ha pedido a su representante, Alberto Armas, que negocie un bonus con un patrocinador porque se ve capaz de pulverizar el récord de Europa de 200 metros del legendario Pietro Mennea (19.72 segundos). Y es que Hortelano, con su sosegado desparpajo, no alcanza a desvelar el significado de la palabra 'límite'.
Todavía con un grueso vendaje que cubre la mitad de su antebrazo, el velocista español se presentó en la sede del Comité Olímpico Español para informar sobre el proceso de recuperación. Sus palabras fluían cargadas de ambición, con un claro objetivo, regresar al tartán más fuerte que antes. Aunque, en este carrera, sin prisa: "Me estoy tomando la rehabilitación muy en serio, trabajando con los médicos del CAR de San Cugat (Barcelona). He empezado a entrenar en el gimnasio, con pesas y ejercicios de cardio. Voy poco a poco y no me pongo ningún plazo para disputar alguna carrera en concreto".
Sin embargo, en el calendario de Bruno Hortelano hay una fecha marcada en rojo: el campeonato del mundo que se celebra en Londres el próximo mes de agosto. "Ahí pienso estar, muy fuerte, incluso mejor que antes, dándolo todo". Y centrará la preparación a su prueba preferida, el doble hectómetro, donde actualmente posee la corona de campeón continental. "Seguiré la línea de este año, preparando el 100, el 200 e incluso algún 400; luego se pueden hacer algunos retoques. Pero me quiero centrar en el 200, una distancia que me motiva, es un reto y veo que avanzo", explicó.
Por el momento, no volverá a Estados Unidos, y está tratando de convencer a su entrenador Adrian Durant para que se traslade a España: "Voy a estar trabajando en el CAR de San Cugat hasta que me recupere del todo y cuando vea que el asunto médico va bien me plantearé qué hacer". Además, centrará todos sus esfuerzos en el atletismo, porque Hortelano reúne todas las condiciones para desafiar a los hombres más rápidos del planeta. "Me voy a centrar exclusivamente en el deporte, quiero representar bien a España. Lo de estudiar [ya es ingeniero biomédico] lo dejo para más adelante".
Punto de inflexión
Con mucha tranquilidad, el atleta reconoce que al principio, cuando no sabía de qué iba la lesión, estaba un poco impaciente, pero la tranquilidad aterrizó cuando los médicos le explicaron lo que había. "Voy a volver al 110%, mejor que antes, y me han asegurado que no va a haber ningún problema", dijo. Preguntado sobre las limitaciones que podría encontrarse cuando llegue el momento de cargar kilos en la sala de pesas, como la cargada o arrancada, afirmó que cree que no habrá impedimentos. Por si acaso, ya ha hablado con su entrenador para plantear otro tipo de ejercicios alternativos.
Rodeado por Alejandro Blanco, presidente del COE, y Alberto Armas, Hortelano reconoció que "todo lo que ha pasado me ha dado una motivación extra para centrarme en el atletismo durante los años que vienen hasta Tokio 2020". "Bruno es especial", dijo su manager, "tiene una cabeza privilegiada y ha sido capaz de ver la parte positiva de todo esto. Diría que hasta ha salido reforzado".
Hortelano recupera la sonrisa, sabedor de que el accidente pudo haber puesto el punto final a su prometedora carrera deportiva. Desde ya, empieza una nueva prueba, no se trata de un sprint, sino de una galopada de resistencia para convertir en resultados la entereza de sus palabras: "Ahora le doy aún más importancia a la ética en el trabajo y a la entrega. Si antes hacía el 95% bien, ahora tengo mas hambre por pelear y quiero trabajar siempre al 100%. Estoy motivado, tengo más hambre y quiero pelear, darlo todo por mí y por los que me rodean".