La expectación del mundo olímpico ante la segunda parte del informe McLaren (encargado en mayo por la Agencia Mundial Antidopaje -AMA- tras las revelaciones de un dopaje sistemático en Rusia por atletas de ese país) no ha sido defraudada.
El documento, irónicamente publicado en el Día Internacional contra la Corrupción, afirma que “más de 1.000 atletas rusos que compitieron en Juegos Olímpicos de Verano, Invierno y Paralímpicos están identificados como implicados o beneficiarios de manipulaciones para esconder tests positivos”. Según las federaciones internacionales. el 82% de los atletas olímpicos de verano está sucio.
Hay al menos una quincena de medallistas olímpicos implicados, según el informe, de los cuales a una decena ya le han sido retiradas las medallas. El documento profundiza en la explicación del sistema configurado para grandes eventos al menos desde 2011, creado (según afirmó el responsable del informe, Richard McLaren) para "responder a los cambios normativos de la AMA". La trama afecta a más de 30 modalidades deportivas: "Durante años, las competiciones internacionales han sido manipuladas por los rusos", aseguró.
Dede 2012, el Ministerio de Deportes ruso trabajó para disciplinar a los atletas antes de los Juegos de Londres en tomar el cóctel de esteroides desarrollado por Rodchenkov para burlar los controles de detección en laboratorios londineses", dijo McLaren. "Estas actividades eran apoyadas por funcionarios rusos de primer nivel, incluido el ministro y viceministro de Deportes [...] Fue una corrupción de los Juegos a una escala sin precedentes, cuya extensión probablemente nunca sea determinada".
Contexto
La primera parte del Informe de la Comisión Independiente de la AMA, publicado el 9 de noviembre de 2015, confirmó las denuncias hechas en 2014 por el matrimonio Vitaly y Yulia Stepanov, que declararon en un documental de la televisión alemana: “Todos los atletas rusos nos dopamos en algún momento. Los atletas no piensan que hagan algo indebido cuando usan sustancias prohibidas”.
El informe ponía de manifiesto las prácticas sistemáticas de dopaje en el atletismo ruso, en la que participaban las propias entidades deportivas responsables, la agencia antidopaje (RUSADA) y la federación internacional de atletismo (IAAF). Dos semanas después, la AMA declaró a la Agencia Antidopaje de aquel país "en no cumplimiento" y la IAAF decidió suspender a la federación rusa de sus funciones.
Segunda parte del informe
La situación se agravó en enero de 2016 cuando la Comisión Independiente publicó la segunda parte de su informe, en la que se constataba que Lamine Diack, el expresidente de la IAAF, era el principal responsable de la trama de corrupción y encubrimiento de positivos en Rusia. En mayo de 2016 Grigory Rodchenkov, exdirector del laboratorio antidopaje de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, reveló en The New York Times que las autoridades rusas habían construido un sistema para falsificar los controles antidopaje y encubrir positivos.
La Agencia Mundial Antidopaje encargó entonces a Richard McLaren la investigación de estas denuncias; en julio de 2016 se publicó la primera parte del Informe McLaren. El estudio demostró que el Ministerio de Deportes de Rusia “organizó, controló y supervisó un dopaje sistémico en el país entre los años 2011 y 2015”. La metodología de desaparición de positivos afectaba a la mayoría de los deportes.
El viceministro de Deportes rusos y otros cuatro altos cargos mencionados en el informe fueron suspendidos temporalmente de sus funciones. El informe detallaba cómo el 100 % de las muestras aleatorias mostraban señales de haber sido manipuladas, su contenido probablemente sustituido por tejido 'limpio'.
La AMA recomendó entonces prohibir a la delegación rusa participar en los Juegos de Río, pero el Comité Olímpico Internacional terminó delegando (una decisión muy criticada) en las federaciones internacionales la decisión. El COI estableció también que todos aquellos deportistas que hubiesen dado positivo, aunque ya hubiesen cumplido la sanción, quedaran excluidos de los Juegos (entre ellos Yulia Stepanova, a pesar de que su testimonio fuese el punto de partida de las investigaciones).
Al final 271 deportistas rusos participaron en los Juegos Olímpicos, un 70 % de toda la expedición que en principio iba a viajar a Brasil. Rusia ha acometido estos meses algunas reformas para intentar volver a estar en regla con el Código Mundial, pero sigue sin admitir que en su país hubiera dopaje de Estado. Lo confirmó Vitaly Smirnov, jefe de la comisión que debe reformar el antidopaje en el país en la última reunión del Consejo Fundacional de la AMA, hace tres semanas: “Las sanciones fueron injustas. Muchos deportistas limpios se quedaron sin competir en unos JJ.OO. No ha habido dopaje de Estado en Rusia”.
El informe McLaren ha hecho aflorar muchas dudas sobre la validez del sistema antidopaje y en paralelo ha generado críticas a la actuación de la Agencia Mundial (AMA), en un momento en que el Comité Olímpico Internacional valora gestionar directamente los controles contra las trampas antideportivas. El tiempo transcurrido desde que la AMA empezó a tener información de dopaje en Rusia (2010) hasta que empezó a investigar el caso (2014) es uno de los aspectos más cuestionados, junto al hecho de haber optado por señalar responsabilidades individuales en lugar de colectivas.