El rugby italiano todavía se sonroja de vergüenza después de lo ocurrido en un partido de su Segunda División (Serie A) el pasado domingo, cuando Bruno Andrés Doglioli placó sin motivo alguno a una árbitra. Ocurrió en un partido entre el Rangers Vicenza al que pertenece el jugador argentino, capitán del equipo, y el Valsugana Padova. La colegiada Maria Beatrice Benvenuti estaba de espaldas y el balón se encontraba a metros de distancia, pero Doglioli se le tiró encima en un 'tackle' brutal, pillándole totalmente desprevenida.
El jugador, de 34 años, tan sólo recibió una tarjeta amarilla como castigo inicial por su acción antideportiva, que le provocó un traumatismo cervical a la árbitra de 23 años. A pesar del golpe, Benvenuti, que dirigió partidos tanto en el Mundial femenino de rugby de 2014 como en los pasados Juegos Olímpicos de Río, pudo arbitrar los últimos ocho minutos del encuentro.
Doglioli fue sancionado por su propio club después del incidente, "suspendiéndole de cualquier tipo de actividad y condenando firmemente su acción, contraria a los valores de la sociedad y del deporte". Aunque, sin duda, el peor castigo se lo propinó la Federación Italiana: una suspensión que le mantendrá alejado del deporte del balón ovalado tres años. Es la mayor pena impuesta en los últimos veinte años en el rugby italiano, aplicando "el principio de tolerancia cero en cuanto a las agresiones a los árbitros".
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