La concejala del PP que quiere ser campeona mundial de boxeo durante 2017
Eva María Naranjo, cinco veces campeona del mundo de Muay thai, ostenta desde noviembre la concejalía de Comercio e Industria en un pueblo a diez kilómetros de Benidorm. Antes de retirarse de la competición, aspira a otro cetro mundial en un deporte diferente.
23 diciembre, 2016 02:09Noticias relacionadas
A Eva María Naranjo le fascina competir (“pegar”), pero estas Navidades se está tomando la vida con tranquilidad. Si no, no podría desayunar el café con leche y la barrita con atún y tomate que disfruta en la cafetería de la Ciudad Deportiva Camilo Cano de La Nucía (Alicante, a diez kilómetros de Benidorm): “Estaría tomando bebida de avena, bebida de arroz y comiendo frutos secos. Y serían las siete de la mañana, no las nueve”.
Naranjo (Moral de Calatrava, Ciudad Real, 1978) está en un “momento brutal” de su vida. Cinco veces campeona del mundo de Muay thai (‘boxeo tailandés’: un arte marcial tailandés que permite utilizar piernas, brazos, pies, rodillas, y codos), prepara la última temporada de su carrera con un desafío formidable: lograr el título mundial de boxeo en categoría supermosca. Coordinadora de Muay thai para la Federación de ‘Kick Boxing’ en la Comunidad Valenciana, la luchadora acaba además de ser nombrada concejala de Industria y Comercio de La Nucía (20.000 habitantes), donde vive desde que se independizó de sus padres. Dirige sin quejas las clases de Muay thai a niños y adultos (su “segunda familia”) que constituyen su principal medio de vida, pero el entrenamiento para la competición está empezando a resultar una carga adicional excesiva: “Me consume, me absorbe, me quita mucha energía”.
Así que estas Navidades decidió rechazar dos combates (en Serbia y China) y unos miles de euros para centrarse exclusivamente en el boxeo: no tiene peleas a la vista hasta febrero o marzo y estas semanas aprovecha para irse a Campello a hacer surf y para relajarse “un poco” en los ratos que le dejan sus obligaciones deportivas y políticas: el comienzo de una transición que le llevará, según asegura, a colgar los guantes en algún momento de 2017.
De Ciudad Real a Benidorm
Esta manchega de hierro y alicantina de adopción creció en Benidorm, adonde emigraron sus padres por trabajo con ella y sus dos hermanas (“dicen que ya las zurraba desde pequeñitas”, ríe en un momento de la charla). Cuando se independizó se desplazó a La Nucía; allí montó un gimnasio en 2004, que habría de cerrar cuando la crisis económica arrasó en España. Por aquel entonces ya era la número uno del mundo en su deporte. Empezó a trabajar en la Ciudad Deportiva Camilo Cano, una de los mejores recintos polideportivos del país (Premio Nacional del Deporte 2012): lugar de concentración del Real Madrid de baloncesto, la selección inglesa de fútbol o el Zenit de San Petersburgo, por citar algunos de sus inquilinos recientes más prestigiosos.
Bastante conocida en la Comunidad Valenciana, famosa en el pueblo, Naranjo vive sola, sin hijos ni pareja, en compañía de dos gatos: “Vivo mi vida como me gusta a mí, libre, sin que nadie me diga lo que tengo que hacer... Aparte, por la vida que llevo, como deportista, necesito ser muy disciplinada, ordenada... Muy cuadriculada. Si no, no podría llevar tantas cosas para delante a la vez”.
Hizo mucho deporte (fundamentalmente vóleibol) de niña, pero no empezó con el Muay Thai hasta que alcanzó la mayoría de edad. “En la adolescencia”, explica, “estuve tres o cuatro años que me desmadré un poco, como todos en la edad del pavo, y me dejé. Hasta que conocí a mi entrenador, Eduardo José Martín, que me ayudó a encarrilarme. Siempre le estaré agradecida, porque es mi maestro y encarriló mi vida, y le quiero con locura (aunque a veces choquemos)”.
La flamante concejala de Industria y Comercio de La Nucía no fue a la universidad (“pude haber ido”, dice, “pero en esa época de fiesta y pavo me desvié un poco”); alcanzó el nivel de graduado escolar y casi dos décadas después tiene despacho oficial, cinturones de todos los colores y una agenda hiperactiva. En este tiempo ha acumulado el mejor palmarés de una española en deportes de combate: cinco veces campeona del mundo de Muay Thai, cinco veces de Europa y nueve de España.
Pocos patrocinios
Sin embargo, apenas ha tenido patrocinadores en su carrera (salvo la marca Rude Boys, que le dota de material: guantes, vendas, protecciones, cascos, tobilleras...). Históricamente se ha pagado los viajes vendiendo camisetas. “Es bastante curioso, sí”, admite; “quizá es que no tengo tiempo para buscarlos. Lo intenté hace años, y conseguí ayuda, pero poca. Tampoco tengo que pedirle limosna a nadie, así que me busco yo la vida con mi gente. Me saco 4 euros por camiseta y termino pagándome el viaje. También es verdad que como no hay Federación de Muay thai y la de Kick boxing ha tenido tantos problemas y enfrentamientos entre ellos, no ha habido dinero para ayudar a deportistas”.
El Ayuntamiento del que hoy forma parte sí le ha apoyado desde hace años: cediéndole, por ejemplo, las instalaciones donde entrena a niños, jóvenes y menos jóvenes entre patadas, gritos y muestras constantes de respeto (los pupilos, por ejemplo, han de pedir permiso para salir o entrar de la sala). La política nunca ha tenido importancia en su vida, reconoce, pero le gustan “los ideales del Partido Popular. Mi padre los tuvo siempre y me los enseñó. Es de derechas, aunque nada facha, y español por encima de todo. Yo igual... Heredé esos ideales”.
En octubre pasado, la noticia de que su antecesora en Comercio e Industria dejaba el cargo por motivos personales no le alegró: ella era la siguiente en la lista electoral del Partido Popular que se presentó a las últimas elecciones municipales. “No me hizo ninguna gracia, pero luego pensé que me iba a enriquecer como persona”, afirma sin complejos. Estrenará el despacho en enero. Naranjo, que no tiene dedicación exclusiva (sólo los jueves) ni sueldo homologable, lo considera “una transición hacia lo que pasará cuando me retire el año próximo... Lo quiero probar. Es un experiencia nueva, totalmente diferente a todo lo que he hecho en mi vida. Un desafío, una lucha. Soy una chica muy activa. En este momento mi vida es brutal... Pero me gusta ayudar a los demás, atender a la gente. Y el alcalde es el primero que me apoya”.
La corrupción y Barberá
Eva María Naranjo no ha participado en la lucha política que ha terminado por apartar a su partido del poder en la Comunidad Valenciana. Pero matiza las constantes críticas al PP de estos últimos años. “Es justo eso lo que no me gusta de la política. El lado oscuro, el que por culpa de otras personas que han hecho las cosas mal te señalen. Juzgar a todos por igual. También ha habido corrupción en el PSOE, y otros partidos tienen otras cosas, y no todos sus afiliados son iguales por ello. Hay casos en el PP que han decepcionado a la militancia, claro, pero las nuevas generaciones del partido han aprendido de los errores. No hay mal que por bien no venga… Ha obligado a que haya más transparencia”. (Y cita a su ayuntamiento, que publica la declaración de bienes y los salarios de todos sus concejales: también el de ella, 600 euros).
Inevitablemente, Rita Barberá aparece en la conversación. “Ha tenido un final un poco triste”, expresa Naranjo. “Habrá hecho cosas mal, pero han ido a por ella a degüello. En España cuando haces algo bien te aplauden, pero cuando haces algo mal es increíble lo que machacan. Hizo muchas cosas por Valencia y la votaron mucho... Nadie es perfecto, deberían haber puesto sus logros en la balanza”.
La principal crítica ideológica que mostrará la boxeadora en varias horas de conversación es el machismo en los deportes de combate: “En el Muay Thai las tías pelean igual que los tíos: tres o cinco asaltos de tres minutos, según el campeonato. En boxeo, en cambio, las chicas disputan cuatro asaltos de dos minutos con casco, y los chicos tres asaltos de tres minutos sin casco. ¿Por qué? Si las chicas entrenamos como los tíos o más… Ya lo estás viendo”.
Decepción olímpica
Eva María estuvo entrenando el año pasado con el equipo olímpico de boxeo en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. “Era mi sueño”, dirá varias veces con un rastro de melancolía. “Pero la AIBA [Asociación Internacional de Boxeo Aficionado] no me dejó: dijeron que ya había competido profesionalmente en Muay Thai, que no era una boxeadora 'pura'. Creo que me hubiese clasificado a Río, la verdad… Me veía muy bien. Pero por otro lado pienso que si no fui es porque no tenía que ir. Creo mucho en que hay algo [y apunta hacia arriba con un dedo]: será que tengo otro camino. Ahora bien, donde estén las Olimpiadas que se quite todo lo demás. Incluso un título mundial. Yo dejé de pelear Muay Thai por eso. Por el sueño olímpico... Lo máximo. Pero ahí se cortó mi carrera como boxeadora amateur. Así que entré en profesionales. A los 36 años no iba a meterme en abogados”.
La concejala enfoca ahora toda su preparación al boxeo profesional, y con más recursos: tiene un preparador físico, un nutricionista, un fisioterapeuta y dos entrenadores (uno de ellos ejerce también de mánager). “Cuando tengo competición de boxeo sólo entreno boxeo, no hago otras cosas”, explica; “me dedico a muerte a él, no mezclo”. Su último combate hasta la fecha fue en noviembre: ganó a la rusa Olga Zabavina por KO técnico. Hoy ocupa el puesto número 12 en la clasificación mundial de peso supermosca en el Consejo Mundial de Boxeo (WBC por sus siglas en inglés: una de las cuatro mayores organizaciones internacionales en un mundo a veces desperdigado).
¿Por qué pasarse al boxeo, que según la propia Naranjo “no tiene nada que ver con el Muay Thai ni con el Kick boxing? “Llevo veinte años peleando y siempre me gustó”, responde. “En 2012, antes del campeonato de España, me lo propuso un excuñado mío que boxea. Pero mi entrenador no quería, se resistía y me lo quitaba de la cabeza. El boxeo es otro arte, aunque sea un deporte de contacto. Un día entrené con mi excuñado, me insistió y decidí seguir mi instinto. Y fui al campeonato, en un pueblo de Valencia, contra boxeadoras buenísimas, algunas del equipo nacional. Gané octavos, cuartos y la semifinal. Llegué a la final y me robaron. Hubo mucha polémica”.
Desde entonces ha cobrado por pelear. “Bastante poco”, aclara, “eso no es dinero”. "Incluso si gano un Mundial te pueden llegar a dar 6.000 euros, que la verdad es que no te cambia la vida”. “El boxeo es muy difícil, menos espectacular que el Muay Thai pero complicadísimo. Durísimo... Y los golpes que te llevas: en el Muay Thai los golpes van un 30% a la cabeza y un 70% al cuerpo, mientras que en el boxeo va un 80% a la cabeza y un 20% al cuerpo. Es muy diferente. La guardia es diferente, la forma de pivotar también, llevas zapatillas [el Muay Thai se practica descalzo]. La ropa es más bonita en Muay Thai. Pero me tiene enganchada, y siempre he deseado terminar la carrera boxeando”.
En el boxeo se trabajan mucho las piernas, pero para moverse constantemente, no para pegar. ¿Cuesta a veces no pegar una patada, estando tan acostumbrada? “A veces puede pasar, pero tengo bastante facilidad y experiencia: nunca se me ha escapado una pierna. Las que no me conocen creen que soy boxeadora de toda la vida. Y en el Muay Thai ven que soy buena con las manos, pero no parece que lleve unos meses exclusivamente boxeando”.
Eva María Naranjo dice no “poder ya con tanto”: “Llevo el club deportivo, tengo más de 60 alumnos... Hay niños que llevan ocho años conmigo, campeones de España de Muay Thai. Esos niños necesitan dedicación y entrenamiento: eso es darles energía y estar con ellos. A los alumnos hay que darles energía. También llevo la coordinación del Muay Thai en la Federación de Kick boxing (llamadas, gestión). Ahora estoy aterrizando en la concejalía. Y luego vivo sola: hay lavadora, casa, trabajo en general… Lo llevo todo, aunque a veces a rastras, pero el problema es cuando tengo una pelea, una fecha concreta. Lo duro para mí es entrenar. A mí me desgasta mucho, y tengo una cosa muy clara: si vas a pelear, tienes que entrenar. Levantarte a las 7 todos los días y no parar. Hay días que ni como en casa. Y las cuatro y media vuelta aquí para dar clase a los niños, que son los que me dan de comer. Termino a las siete y a las siete y media tengo que ir a entrenar el boxeo, técnico y táctico. Es mi día a día. Entrenar me consume. Y llega un tiempo en el que tienes que retirar. La mejor forma sería un Mundial de boxeo y luego un combatito de Muay thai. Porque yo soy de Muay thai, y la gente quiere verme pelear en Muay thai”.
Naranjo sabe que está en el punto de mira (algo que no le agrada mucho, por lo menos hasta ahora). Lleva cuatro plenos en el Ayuntamiento. “Ya sé que yo en 2017 me retiro de la competición: no sé cuándo, pero seguro... Sé que parezco más joven, pero soy consciente de que tengo 38 años y en algún momento hay que cambiar. No voy a llorar cuando me retire”, reflexiona la concejala, una de las deportistas más laureadas (y menos conocidas de España). “Me he cuidado mucho ¿sabes? Mucho, mucho. Me he cuidado mucho la alimentación, no he salido, me he perdido los mejores eventos, la boda de mis primos, un montón de cosas... Apartar fiestas, amistades, vida social... Ahora estoy abriéndome un poco más, por estar al final de mi carrera. Es una transición en mi vida”.