El 'superabuelo' nadador al que un minuto de silencio ha convertido en 'Ronaldo'
Fernando Álvarez, que honró a las víctimas con su gesto en el Mundial de natación de veteranos mientras sus rivales competían, es un ejemplo para el Club de Natación de Cádiz. De joven, fue campeón de España de natación con el Real Madrid.
21 agosto, 2017 21:24Noticias relacionadas
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Fernando Álvarez hizo el gesto voluntariamente, pero nunca imaginó tener tanta repercusión. “Parezco Cristiano Ronaldo, me han llamado de todos sitios”, bromeaba en conversación con EL ESPAÑOL antes de llegar al Aeropuerto Adolfo Suárez. Allí, este lunes, lo esperaban cámaras, fotógrafos, periodistas y su familia con una pancarta de 'abuelo campeón'. Su imagen ha dado la vuelta al mundo. Se ha hecho famoso, sin querer, a sus 71 años, después de toda una vida. Sin afán de protagonismo ni nada parecido. Este madrileño que reside en Cádiz pidió a la FINA (Federación Internacional de Natación) que guardara un minuto de silencio por las víctimas del atentado de Barcelona en el Mundial Masters de veteranos de Budapest, pero la organización se negó. ¿Y qué hizo él? Quedarse quieto mientras sus rivales competían para honrar a todos los afectados.
“No me extraña que lo hiciera”, reconoce Carolina Pozo, entrenadora del Club de Natación de Cádiz, en declaraciones a este diario. Y sigue: “Él es así. Quería hacer el minuto de silencio porque además su hija vive en Barcelona. Y lo hizo. Fíjate, se había pagado el campeonato para participar en tres pruebas, y dejó que todos lo superaran por tener un detalle con las víctimas”. Y lo cierto es que, aunque en el momento algunos no lo comprendieron, después encontró el reconocimiento de sus competidores. Por ejemplo, el de un sueco que, el domingo, durante el calentamiento, le explicó que él y su mujer “se echaron a llorar”. “En ese momento también me emocioné yo”, recuerda Fernando Álvarez.
Pero para encontrar el reconocimiento de todos tuvo que remar mucho. El veterano nadador le pidió a la organización el viernes que guardara un minuto de silencio. “Tenía el correo de la presidenta de la competición porque nos había invitado a la fiesta del último día, pero no me contestó”. Y, a la mañana siguiente, lo volvió a intentar. “A las 7, fui a hablar con la dirección y no me supieron decir nada. Reenviaron mi correo, pero no me resolvieron nada. Acudí al director de competición a través de una doctora muy amable para pedírselo y me dijeron que ‘no podían perder ni un minuto’ en el torneo”, explica a EL ESPAÑOL.
Ante esa negativa, no le quedó otra que guardarlo solo en la prueba de 200 braza. Cuando el resto de sus competidores salieron, él se quedó parado. ¿Y qué hizo la organización? En principio, nada. Posteriormente, eso sí, el domingo, rectificaron y guardaron un minuto de silencio por las víctimas del atentando de Barcelona.
NADADOR DEL REAL MADRID
En Cádiz todos hablan bien de Fernando. No sólo en lo personal, sino también en lo deportivo. Carolina Pozo, entrenadora en el Club de Natación, lo conoció hace seis años. “Entonces, no existía una categoría de Masters (de veteranos) y él fue el primero en tener la licencia para competir, y después ya vinieron otros. Fue pionero aquí", explica. Y también constante. “Salvo fuerza mayor, viene todos los días”. Y, claro, se ha ido ganando a la gente. Incluso, intenta convencer a otros (independientemente de la edad o la capacidad física) para que se apunten y disfruten de la natación. “Ayuda siempre que puede”, puntualiza Carolina.
Su destreza para la natación, sin embargo, le viene de lejos. No es casualidad que Fernando ostente los récords de España en las tres pruebas (50, 100 y 200 braza) de su categoría (+70) ni que haya competido en el Mundial de Budapest, quedando el 15 en 50 y 22 en los 100. Este madrileño (1946), que después se trasladó a Cádiz, fue campeón de España absoluto con el Real Madrid –cuando el club tenía sección de natación– y compaginaba el deporte con sus estudios. “Él y su hermano, mi padre y mi tío, estuvieron becados para estudiar en el Liceo francés. Después estudió, hizo una carrera, se puso a trabajar y lo dejó”, explica una de sus cuatro hijas.
Y también fue socorrista. “Desde pequeño, se empeña en que todos sepamos nadar: nosotras, sus nietos...”, explica. Incluso, ayuda si ve a alguien en problemas. “Un día, estando en una playa de Cádiz, nos encontramos a unos alemanes bebiendo. Pues bien, se metieron a nadar y él tuvo que salvarlos. Él es así”, cuenta su hija. Sus gestos y sus actos no son superficiales. Ya sea con agua de por medio o con los pies en la tierra.
Aun así, Fernando no se ha podido dedicar toda su vida a la natación. Cuando empezó a trabajar, lo dejó, y después lo retomó cuando se jubiló. “Con la crisis, que él lo pasó también muy mal, y la tensión, decidió apuntarse de nuevo”. Y, una vez en el Club de Natación de Cádiz, no ha parado de batir récords de España. Hasta este año, cuando unos problemas lo mermaron de cara al Mundial. “Tuvo una lesión de rodilla y se incorporó de nuevo a los entrenamientos entre enero y febrero. Y, ahora, en mayo, se rompió un hueso del brazo y ha estado escayolado hasta junio o julio”. Sin embargo, acudió a la cita.
Y, sin querer, se ha hecho famoso. Pero sólo momentáneamente. Tras pasar por el Aeropuerto Adolofo Suárez, bajará hasta Cádiz, donde lo esperan su club y sus hijas, y donde podrá retomar su vida y sus hobbys: nadar, practicar la pesca submarina y cuidar de sus nietas, su mayor tesoro. “Está cansado”, reconoce su hija. Pero sabe que ha merecido la pena. Su gesto quedará en la memoria de muchos para siempre. Su minuto de silencio ha sido el de todos los españoles. Él no tuvo miedo. Ni lo va a tener. ¡Y con 71 años!