El púgil ucraniano Vasyl Lomachenko mantuvo su título de campeón del peso ligero junior (superpluma), de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), al vencer por nocáut técnico (abandono) al concluir el sexto asalto, al aspirante, el cubano Guillermo Rigondeaux.
La primera pelea en la historia del boxeo de dos púgiles campeones olímpicos que buscaban el título como profesionales no tuvo más protagonista que a Lomachenko, de 29 años, que dominó de principio a fin el combate.
Ante la superioridad mostrada por Lomachenko, que ganó los seis primeros asaltos, el mánager de Rigondeaux, Pedro Díaz, pidió la retirada de su pupilo al informar al árbitro que estaba lesionado de la mano y muñeca izquierda.
La victoria dejó a Lomachenko con marca de 10-1, y ocho triunfos conseguidos por la vía del nocáut, mientras que Rigondeaux (17-1, 11 nocáuts) perdió el invicto y dio la peor imagen de toda su carrera como profesional.
"Sabía que si hacia mi boxeo no iba a tener ningún problema y eso fue lo que sucedió", declaró Lomachenko tras haber concluido la pelea. "Estaba listo para buscar el nocáut y el triunfo". Lomachenko también bromeó durante la entrevista previa al combate el pronosticar que podría forzar el abandono de Rigondeaux y después ser llamado de apodo el "No Más Chenko".
Por su parte el púgil cubano admitió que no pudo hacer su boxeo porque desde el segundo asalto sintió que tenía la mano izquierda lesionada y no podía conectar su directo que mantuviese en la distancia al campeón del mundo.
"No pude sacarla para golpear", declaró Rigondeaux. "Intenté seguir, pero era imposible porque me dolía muchísimo, de ahí que decidimos abandonar". Rigondeaux dijo que lo que se había visto en el primer asalto era la tónica que podían esperar los aficionados que llegaron a ver la pelea.
Las cartulinas de los tres jueces en los seis primeros asaltos de la pelea habían visto ganador a Lomachenko con la excepción del primer asalto, en la que dos vieron vencedor a Rigondeaux, que fue cuando mostró su mejor versión ofensiva. De hecho, Rigondeaux sorprendió con una estrategia de ataque en el centro del cuadrilátero, pero Lomachenko se adaptó de inmediato y fue el que colocó los mejores golpes.
La misma tónica se mantuvo en el segundo, en el que de nuevo el púgil ucraniano fue el que llevó la iniciativa del ataque con los mejores golpes de combinaciones que le hizo estar aún más cómodo que en el inicio de la pelea, aunque lo cerraron con un intercambio de palabras.
Nada cambió en el tercero, que fue aún mejor para Lomachenko al descifrar ya la estrategia de Rigondeaux, que tuvo que tratar de confundir de nuevo a su rival con agarres permanentes que cortasen el ritmo de la pelea y le diesen al árbitro Steve Willis un trabajo extra.
Lomachenko incrementó su dominio en el cuarto asalto sobre un Rigondeaux que no está dispuesto a dar espectáculo ni se siente todo lo activo que su rival que no ha permitido que el excampeón olímpico cubano haya generado ningún tipo de peligro con su ataque al conectar siete golpes por 22 de su rival.
Rigondeaux, de 37 años, está perdido con su boxeo, no sabe como afrontar la superioridad de Lomachenko al que le conecta varios golpes bajos, sigue con los agarres permanentes, y el Willis llama la atención al púgil cubano, lo que significa que la próxima le puede quitar un punto.
Eso sucedió en el sexto asalto al ver como Rigondeaux, sin ninguna estrategia siguió perdido, agarrando y Willis ya no le perdonó más su comportamiento antideportivo.
Minutos después llegaría la decisión de Díaz de pedir la retirada de Rigondeaux ante la frustración de los miles de sus seguidores que se dieron cita en el Theater del legendario Madison Square Garden, donde Lomachenko confirmó que es una de las estrellas que hay dentro del boxeo profesional, ante un lleno de 5.102 espectadores.
Al margen de la posible lesión de Rigondeaux, Lomachenko dio una gran clase de boxeo en lo que fue su cuarta defensa del título de campeón del mundo