En los pasados Mundiales de Londres, donde Usain Bolt se convirtió en humano y donde Justin Gatlin acalló los abucheos con medallas de oro, un joven atleta de 21 años, bajito y escondido detrás de un acento cerradísimo, postuló su candidatura para ser investido como el próximo dominador de la velocidad. En el Estadio Olímpico de la capital británica, además de quedarse a tan solo 0.02 segundos de la corona de los 100 metros, derrotó en dos ocasiones a la leyenda jamaicana. ¿Sería Christian Coleman otra de las figuras estadounidenses que explotan una temporada y desaparecen la siguiente? ¿O ya teníamos sucesor de Bolt?
En su primera competición de la temporada 2018, el sprinter estadounidense ha disipado cualquier tipo de dudas: la velocidad discurre por sus genes. En un mitin en la Universidad de Clemson (Carolina del Sur), pulverizó el récord mundial de 60 metros con un crono de 6.37 segundos. La anterior plusmarca estaba en poder de su compatriota Maurice Greene desde 1998, cuando paró el crono en 6.39s en Madrid.
No obstante, al tratarse de una reunión de segunda fila, la marca ha de ser ratificada y validada por la IAAF (Federación Internacional de Atletismo).
En la semifinal del mitin, Coleman ya dejó a entrever su gran estado de forma, marcando un tiempo de 6.47s. Dos horas más tarde se volvía a colocar en los tacos de salida para batir el récord mundial.
Su mejor marca en 60m hasta este viernes era de 6.45s, lograda en los campeonatos universitario de EEUU bajo techo de la pasada temporada. Sobre la distancia del hectómetro, el subcampeón del mundo ha llegado a correr en 9.82s. ¿Podrá hacer tambalear próximamente los récords del extraterrestre Bolt? Por si acaso, no le pierdan la pista...