Bruno Hortelano no pudo repetir el título de campeón de Europa logrado en Ámsterdam en 2016. El español tampoco pudo subir al podio y se quedó a las puertas con una gran marca de 20.05, a solo una centésima de su récord nacional, que sin embargo no le sirvió para lograr el ansiado metal.
El atleta afirmó a pesar de ello estar "muy contento y satisfecho". "Me he quedado a las puertas de las medallas, pero eso sería compararme a los demás. No salí del hospital para ganar, sino para disfrutar. Me quedo con esa sensación de haberme recuperado", afirmó Hortelano.
En una gran final, el turco Guliyev cumplió con los pronósticos y se llevó el oro. El campeón del mundo voló con una marca de 19.76. La plata y el bronce se decidió por las milésimas, cayendo el segundo cajón del podio para Mitchel-Blake por delante de Wilson.
Hortelano, tirando de sentido de humor, aseguró que los tres habían estado a un nivel superior: "Para ganarme tenían que correr mucho y lo han hecho. Por supuesto que han sido muy competitivos y los tres han sido mejores que yo".
El español realizó una buena salida y se mantuvo en la lucha hasta la recta final cuando, ya con menos fuerzas que el resto, terminó cediendo. Hortelano regresó esta temporada y este resultado es su confirmación en la élite. Se presentó en esta carrera con la segunda mejor marca de las semifinales y con la sensación de que en Getafe pudo haber corrido mucho más rápido que esos 20.04 que fueron nuevo récord de España.
Sin embargo, Bruno Hortelano perdió la presea en los últimos 100 metros. A pesar de ello, su campaña es de sobresaliente. Ya está de nuevo en la élite y su recuperación para el máximo nivel es un hecho. Un motivo más que suficiente para celebrar y dejar atrás ese maldito accidente que a punto estuvo de truncar su meteórica trayectoria.
Un oro en la vida
Lo cierto es que la marca de Guliyev es inalcanzable en estos momentos para cualquier otro velocista europeo. Hortelano tiene razón, ahora es feliz y se ha visto de nuevo peleando con los mejores. Aunque en su gran espíritu competitivo ha quedado una espina clavada en Berlín. Un sabor agridulce que intentará quitarse en un futuro muy cercano.
El próximo año en el Mundial de Doha y, sobre todo, en los Juegos Olímpicos de Tokio tendrá dos nuevas oportunidades para regresar al podio de una competición continental. Mientras, Bruno Hortelano ya ha ganado la carrera más importante: la de la vida.