Calma, silencio y concentración. Tres palabras que tiene grabadas en la cabeza Alberto Fernández, bicampeón del mundo de tiro al plato en la modalidad de foso olímpico. Una disciplina en la que en décimas de segundo se puede pasar del éxito a la decepción. En el caso de Alberto casi siempre ha sido lo primero.
El madrileño se convirtió hace unos días en el primer deportista español en conseguir plaza para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tras ganar el oro en tiro al plato, en la modalidad de foso olímpico, en el Mundial de Changwon en Corea del Sur. A sus 35 años, tal y como nos dice, se encuentra en la mejor edad y momento de su carrera para conseguir lo único que le falta en su glorioso casillero de títulos: el oro olímpico.
EL ESPAÑOL ha hablado con él y nos ha comentado, entre otras cosas, sus sensaciones sobre su última nueva hazaña y cómo empezó a dedicarse a este deporte.
El orgullo de representar a tu país es algo posible solo para algunos privilegiados. En el caso de Alberto será la cuarta vez. "Me sentí muy afortunado al ganar un nuevo Mundial y al representar a España, ya que te da mucha responsabilidad y siempre quieres hacerlo bien y no dejar mal a tu país. Poder clasificarte para los Juegos es una motivación extra. Además de ganar el Mundial, vas a representar a tu país, algo que es increíble"
Además, se ha quitado un peso de encima tras saber que, casi dos años antes, estará en Tokio. "Tras tener el puesto en los juegos, prepararé la próxima temporada con mucha más tranquilidad. Ahora me toca descansar. El año que viene ya no iré con esa presión de conseguir la plaza en los Juegos".
Cuatro Juegos ya, fue para Pekín donde le costó clasificarse más. El madrileño tiene una espinita clavada por no conseguir el oro en ninguno de ellos. "He aprendido mucho de los otros tres Juegos, de los errores, para poder prepararme mejor para los siguientes. Hay que tener mucha madurez deportiva. En mi caso, iba muy contento para Río de Janeiro y me veía campeón, pero al final no pudo ser. Tengo una espinita que me la quiero quitar en Tokio. Y si consigo la medalla, pensaré ya en París 2024", explica.
Iba muy contento para Río de Janeiro y me veía campeón, pero al final no pudo ser. Tengo una espinita que me la quiero quitar en Tokio.
Su trayectoria en el mundo del tiro ha estado marcada siempre por su tremendo esfuerzo y exigencia, claves para poder triunfar en este deporte como en muchos otros. "Hay que soñar con ello muy fuerte, querer ganar, ser muy exigente y sacrificar muchas cosas. Si no hago algo bien, lo vuelvo hacer hasta que lo consigo y me voy satisfecho", asegura Alberto.
Al disparar tienes que estar muy concentrado y meterte en el papel del tirador. Ahí está la diferencia entre un tirador amateur y profesional. "A un tirador amateur le surgen muchos pensamientos porque no sabe controlarlos y no trabaja para ello. En mi caso lo trabajamos y lo tenemos superado desde hace años", cuenta.
Para poder llegar a la élite y ganar títulos, Alberto sigue una rutina que le ha llevado a ser uno de los mejores en su disciplina. "Me preparo durante todo el año con una dura pretemporada, la temporada y descanso. Trabajamos la técnica, la psicología y el físico. Justo antes de disparar haces tu rutina de colocación de pies y cuerpo. Todo al milímetro. Es un deporte de mucha concentración ya que el plato vuela muy rápido, por lo que tienes tienes que estar pendiente del plato con muy buena vista".
A algunos deportistas les pueda llegar a pasar factura el momento en el que tienen que decidir en décimas de segundo. No es el caso de Alberto, tal y como nos dice. "Cuando disparo y cuando estoy compitiendo con tanta tensión es cuando más disfruto. Adoro mi deporte y me gusta la competitividad. Es muy placentero esos segundos de disparo".
Dos Mundiales ganados, pero se queda sin duda alguna con el que ganó hace unos días. "Los dos mundiales son muy especiales. Tal ve del otro tenga menos recuerdos, porque fue hace varios años. Este Mundial lo he disfrutado más, lo he visto mucho más difícil debido a las condiciones climatológicas ya que no eran muy buenas y al cambio de horario. Estoy mas contento que con el otro mundial".
Siguiendo los pasos de su padre, siempre le acompañaba cuando iba a tirar. Así empezó su afición por el tiro. "Cuando era muy joven me iba con él a verle. Poco a poco iba compitiendo a nivel local y autonómico hasta competir profesionalmente. Tenía otro trabajo pero no continué y decidí ir poco a poco para dedicarme al tiro".
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