La pasada semana tuvo lugar en Paraguay el Mundial de Pádel, donde se daban cita las mejores selecciones del continente. Entre ellas estaba la española femenina, campeona, y la masculina, liderada por jugadores como Paquito Navarro, Alejandro Galán, Juan Martín Díaz o Uri Botello.
El combinado español consiguió llegar a la final, donde esperaba la selección argentina. Pero el título mundial nunca llegó a disputarse por la lamentable organización que hubo durante todo el torneo. Los jugadores de ambas selecciones se pusieron de acuerdo y decidieron no disputar la final. No ocurrió lo mismo con la selección femenina española, ya que consiguieron llevarse el título por tercera vez consecutiva tras derrotar en la final a Argentina.
EL ESPAÑOL ha podido hablar con un impotente José Luis Amoroto, presidente de la Federación Madrileña de Pádel y miembro de la Junta Directiva de la Federación Española de Pádel, que ha explicado todo lo ocurrido, dando su versión de la vergonzosa situación por la que han pasado.
Un Mundial que no tenía buena pinta tal y como cuenta Amoroto: "Desde antes del inicio del Mundial ya estábamos un poco intranquilos. En el mes de septiembre, al presidente de la Federación Internacional de Pádel (FIP) se le presentó una moción de censura, lo que provocó su dimisión. El nuevo mandatario uruguayo no hacia nada y nunca nos daban información alguna. Al final solo teníamos noticias del presidente de la Federación de Pádel de Paraguay, pero siempre nos llegaban tarde".
La llegada a Paraguay, drama tras drama
Parte del combinado español llegó a Asunción, la capital de Paraguay, el pasado lunes 29 de octubre. A partir de aquí, todo fueron problemas. "A muchos jugadores, incluido a mí, nos sentó muy mal toda la comida. En mi caso, estuve yendo al baño toda la noche por lo que me había comido. Una brasileña estuvo dos días en el hospital ingresada", comenta un enfadado José Luis.
"Debido a todas estas intoxicaciones, decidimos buscarnos la vida y comer fuera del hotel, lo que hacía que tuviésemos que hacer más desplazamientos y tener más cansancio. Además, el club central estaba a siete kilómetros del hotel, pero tardábamos 40 minutos en coche. Las carreteras eran horrendas y la circulación más de lo mismo", dice.
Los clubes y el pabellón donde nunca se jugó
A partir del miércoles, muchos de los partidos se iban a jugar en un sitio cubierto con capacidad para tres mil personas, algo que finalmente no ocurrió. "El pabellón estaba sin finalizar, por lo que fueron pasando los días y nadie jugaba ahí, lo que hacía que los partidos se fuesen celebrando en tres clubes. El organizador, que era el presidente de La Federación de Pádel de Paraguay, recibió una serie de subvenciones por el Gobierno del país para construir las pistas", manifiesta José Luis.
Aparte de que los clubes eran muy normales, había un problema surrealista que podría llegar incluso a causar la muerte a muchos jugadores: "Para pasar de un club a otro, había que andar por un lamentable y peligroso puente, con varias metros de altura. Varios pasaron y otros decidieron ir en coche, pero eso hacía que tardasen mucho más tiempo en llegar.
"En el tercer club había tres pistas que, para ir a jugar con unos amigos, estaban bien, pero para un Mundial bajo ningún concepto. En otras no se podía jugar, por lo que protestamos y cerraron una. En una de ellas se chocó un jugador y se rompió un cristal", comenta Amoroto.
"En esas condiciones de intoxicación y jugando en pistas lamentables, llegamos al último día y nos dicen que finalmente se juega en el pabellón las finales. Un lugar que no conocíamos, donde la pista no había sido pisada ya que la habían terminado el día anterior".
Todo hacía indicar que se iba a estrenar el sitio donde estaba previsto parte de los partidos y donde mucha gente se había gastado el dinero para acudir a verlos. Pero una llamada causó más indignación si cabe en todos los presentes.
"Me despiertan llamándome a las siete y media de la mañana para decirme que habían ido a ver las pistas y que estaban impracticables. La pelota no botaba, los cristales estaban mal y había tornillos sueltos".
"Ante tal situación, se decidió jugar en el club descubierto, donde disputaron la final de las chicas, pero una gran tormenta lo impidió. Tras eso, la idea era llevar la final al club cubierto, pero la femenina se retrasó. Todo esto iba a provocar que la final masculina acabase de madrugada, teniendo los jugadores un vuelo por la mañana a Buenos Aires. Sentimos vergüenza ante tal despropósito, lo que provocó que tanto jugadores españoles como argentinos decidiesen no jugar", explica.
Los culpables
José Luis Amoroto tiene claro que hay dos organizaciones que tienen la culpa de todo lo que ha pasado: "Los culpables son la antigua directiva de la Federación Internacional de Pádel y la Federación Paraguaya de Pádel que, viendo todo esto, deberían haber dicho que con estas condiciones no se podía jugar aquí el Mundial".
El mensaje de los jugadores masculinos de pádel
Muchos jugadores están actualmente en Argentina disputando el Máster de Buenos Aires de World Padel Tour. Desde ahí han emitido un comunicado explicando su indignación por todo lo que han pasado y la razón de no disputar la final.
Ahora tan solo falta saber si finalmente la final se disputará y, para ello, tendrá que decidirlo la Federación Internacional de Pádel. José Luis espera que esto haya servido al menos para que cosas como estas, en un deporte que cada día tiene más espectadores y practicantes en España, no vuelva a ocurrir.
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