Si hay un beneficio del deporte que destaca por encima de todos es esa capacidad, casi intangible, de ayudar cuando más se necesita y de la manera más inesperada. Playing Spain es el mejor ejemplo de esto, pero, ¿qué es exactamente Playing Spain?
"Somos una ONG diferente, formada en sus totalidad por jóvenes graduados o estudiantes universitarios, cuya actividad se centra principalmente en organizar torneos deportivos a nivel nacional a través de los cuales conseguimos fondos para hacer proyectos educativos en países en vías de desarrollo", cuenta Nacho Pamies, colaborador de Playing Spain, a EL ESPAÑOL.
Durante los cuatro primeros años de su existencia, Playing Spain se dedicó a realizar esta actividad meramente en España. Sin embargo, en 2017 "nos dimos cuenta de que teníamos un equipo humano que valía mucho, intentamos rodearnos de profesionales y gente del sector que nos pudiera ayudar y decidimos lanzarnos con un proyecto en Gambia".
Ubicado en la costa occidental de África, Gambia es uno de los países con peor Índice de Desarrollo Humano del mundo, y una tercera parte de su población vive bajo el umbral de la pobreza.
Desde Playing Spain creen que "el deporte es una herramienta de cambio, un mecanismo de integración. En Gambia es una herramienta para empoderar a la población. La responsabilidad que te da, las obligaciones que tienes que cumplir para tu equipo, los valores de aprendizaje, la capacidad de superación, la motivación... Son valores básicos para nosotros".
La 'ONG del deporte', como ellos se denominan, comenzó organizando torneos de baloncesto en España: "Extendimos esa comunidad al rugby, y luego al voleibol, el pádel y el fútbol. En Gambia, el que ha triunfado es el fútbol. El hecho de que seamos de España hace que nos relacionen con el Real Madrid, el Barcelona...".
"Actualmente hemos terminado con la primera fase, que ha sido la construcción de la escuela preescolar. Tenemos seis personas contratadas: el director de la escuela, tres profesores, el cooordinador de la ONG en Gambia y un conserje", cuenta Nacho.
El proyecto tiene tres fases más, una por cada año consecutivo: 2019, 2020 y 2021. "En 2019 pretendemos ampliar el bloque de aulas para tener tres clases: una de primaria, otra para diversos usos de la escuela y otra que sirva como despacho de los profesores".
"En 2020 pretendemos llevar a cabo la construcción de pistas deportivas. También queremos construir un edificio a doble aula para albergar toda la primaria. En 2021 queremos hacer una evaluación de todo el proyecto", explica Nacho, ya que la intención es que en el año 2025 el proyecto quede en manos de la comunidad de Basori -donde se está llevando a cabo- y sea financiado por el gobierno gambiano.
La escuela ya cuenta con 90 niños, a los cuales Nacho define como "mucho más inocentes, ya que no están tan cuidados por sus padres. Ellos están trabajando y conciben tener un hijo como seguro de vida, para tener algo de ingresos en un futuro. Por otro lado, se nota la no igualdad de género. Al principio del proyecto las familias habrían preferido llevar solo a los niños a la escuela, ya que las niñas están destinadas a las labores del hogar, pero nosotros establecimos un porcentaje del 50% de niños y 50% de niñas en nuestras clases".
Nacho explica como los inicios del proyecto fueron "complicados, porque ninguno de nosotros éramos profesionales. Lo más difícil fue preparar el proyecto para ir a Gambia desde España. Empezamos con dos contactos y cuando llegamos allí, en 2017, conseguimos otros 50 en diez días. Ellos nos dieron información acerca de cómo hacer nuestro proyecto, ya que nosotros no teníamos ninguna experiencia".
Fue esta falta de experiencia la que provocó que "desde que nos planteamos hacer un proyecto propio nos dimos cuenta de la cantidad de dificultades que podía haber para hacer una cooperación al desarrollo real y positiva. A base de mucho curro y esfuerzo logramos sacarlo adelante".
Para esta tarea, Playing Spain contó el apoyo de "las otras ONGs españolas que están en Gambia. Sin ellas no hubiéramos podido sacar el proyecto, porque con toda la humildad nos ayudaron, ya que ellos tenían la experiencia y sabían cómo era el país. El embajador de Gambia también nos ayudó mucho desde el primer momento. Aquí en España hemos recibido mucho apoyo por parte de profesionales de la cooperación de manera voluntaria".
En su llegada a Gambia, la población local vio a estos voluntarios "extrañados". "No sabían muy bien qué hacíamos allí. Al principio ellos lo que veían era simplemente un blanco, puesto que allí el hecho de ver a un blanco ya les llama la atención. De hecho, los primeros días ni siquiera se sabían nuestros nombres. Cuando vieron que estábamos allí para ellos, la relación se fortaleció muchísimo, y no solo con los voluntarios que están allí, sino también a distancia", señala.
Una de las cosas que más sorprende al ingresar en la página web de la ONG es el detalle con el que explican sus gastos, los planos de la escuela...: "Es uno de nuestros grandes valores, ya que la justificación económica en el mundo de la cooperación no está tan desarrollado. Por ello creemos que la transparencia es un motivo más de confianza".
En cuanto a la financiación del proyecto, Nacho explica como "el 85% ha venido de fondos propios, a partir de la organización de campeonatos deportivos. El otro 15% se reparte entre donaciones, colaboraciones puntuales con alguna empresa y donaciones de material".
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