Momento surrealista en una competición escolar de lucha grecorromana. El árbitro del combate obligó a uno de los participantes a cortarse las rastas para poder participar ante la incredulidad de los presentes.
Le ocurrió a Andrew Johnson, que acabó ganando el combate marchándose visiblemente afectado y cabizbajo a pesar de la victoria y con lágrimas en los ojos. Sus compañeros le animaron ante una decisión que ha causado mucho revuelo, llegando algunos a calificar el hecho como racista y discriminatorio.
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