Un 8 de febrero 1990 nacía en Kauai, en Hawaii, Bethany Hamilton. Su infancia transcurrió con normalidad entre olas y tablas de surf. Sus padres, amantes de este deporte, no dudaron en cambiar el continente por las islas. Fueron precisamente ellos los que inculcaron a la pequeña Bethany el 'gusanillo' del surf, haciendo que esta fuese una niña precoz y con tan solo 8 años de edad disputase su primera competición. Disputó los dos torneos en los que podía inscribirse, tanto el de tabla corta como el de tabla larga, y de ambos salió ganadora.
Con tan solo 10 años, Bethany se había convertido prácticamente en un niña prodigio. Corría el año 2000 cuando Hamilton disputó el campeonato anual de Haleiwa Menhune, en el que finalizó en el primer puesto en mujeres de 11 y menos, primer lugar en mujeres de 15 o menos y en el segundo puesto en hombres de 12 o menos. Con estos resultados, Rip Curl no tardó en ficharla. Comenzaba así su paso adelante definitivo para cumplir su deseo de convertirse en surfista profesional. Pero este sueño se vio truncado tan solo tres años más tarde, un 31 de octubre.
En ese fatídico 2003, la vida de Bethany Hamilton iba a cambiar por completo. La joven de 13 años se dirigió como muchas otras mañanas con algunos amigos a una playa de Kauai para practicar surf. Fue allí, a unos 300 metros de la costa, mientras esperaba una ola recostada sobre su tabla con el brazo izquierdo dentro del agua cuando un tiburón le atacó. De un mordisco, el escualo arrancó el brazo de la entonces adolescente por al altura del hombro. Fueron sus dos amigos los que le llevaron hasta la orilla mientras se desangraba. Cuando llegaron al hospital, Bethany ya había perdido el 60 por ciento de la sangre de su cuerpo.
La casualidad quiso que, precisamente, en el momento de llegar al hospital para someterse a la operación que salvaría su vida, también se encontrase su padre allí, quien iba también a ser intervenido de la rodilla y fue él quién le ayudó en primer lugar a ver la vida de modo diferente después del ataque. Comenzaba una nueva etapa para ella, en la que tuvo que aprender a hacer muchas cosas cotidianas con un solo brazo y, también, a surfear. Diez semanas después del suceso, Hamilton se encontraba ya subida a una tabla.
"Después del ataque de tiburón. Estuve un mes recuperándome y volví al agua por primera vez pasados 30 días del ataque. Es algo fuerte viéndolo ahora, pero realmente cuando eres tan joven, eres mucho más rápido y resistente a esos cambios, al menos en mi caso. Tras el ataque, mi vida estaba llena de miedos. Miedo a no tener nunca una pareja, mi propia familia, a no poder volver a surfear, a ser rechazada por los demás por tener un solo brazo… Realmente no sabía quien iba a ser en el futuro, pero sí estaba segura de una cosa, no dejaría que las cosas se volviesen negativas sin poner de mi parte para cambiarlo", relata la surfista echando la vista atrás.
Superación... y sueño cumplido
Bethany tuvo que adaptarse a su nueva situación y el surf también a ella. Su tabla pasó a tener un manillar para sostenerse cuando parase en las olas, además de ser una tabla de dimensiones más anchas para flotar sin problemas. Todo en su vida ha ido más rápido de lo normal. En 2004 ya había escrito su autobiografía 'Soul Surfer: A True Story of Faith, Family, and Fighting to Get Back on the Board' -Alma de surfista: Una historia real de fe, familia y lucha para regresar a la tabla-. Historia que en 2007 sería protagonista de un corto y ya en 2011 se llevaría a la gran pantalla.
La película fue protagonizada por Anna Sophia Robb haciendo de Bethany y por Helen Hunt en el papel de su madre. La recaudación superó los 10 millones de dólares tan solo durante su primer fin de semana en cartelera, siendo todo un éxito entre el público femenino y, en especial, entre las mujeres menores de 25 años. Ella misma dobló las escenas de surf, algo que como la propia Hamilton cuenta "dio veracidad" a su parte del film. "El hecho de tener una película sobre tu vida es algo extraño, te sientes un poco rara viéndola representada por otra persona", asegura.
La surfista acabó entrando en el Top 50 ganando, además, varias competiciones, además del premio ESPY en 2004 por el mejor regreso de un atleta del año. Durante los años siguientes continuó compitiendo y alternando buenos puestos en los torneos más prestigiosos del mundo del surf. Pero otro de sus sueños también se vio cumplido en el momento de casarse, con Adam Dirks, y tener dos hijos. El último nació en este mismo 2018, aunque eso no ha impedido que Bethany continúe disfrutando y compitiendo en el surf a más alto nivel.
"Ser madre es algo maravilloso, ha supuesto un cambio para mí y mi marido, como para cualquier pareja. Compaginarlo con el surf profesional, los viajes, el entrenamiento… Me ha obligado a ser más paciente y organizada, pero es una de las cosas más maravillosas que me han sucedido. Surfeé suave hasta los 8 meses de embarazo, y el último mes solo entré al mar a nadar. Tras el parto estuve alrededor de 5 semanas sin hacer surf", comenta sobre su forma de compaginar su faceta profesional con la personal.
Bethany Hamilton llegó a conocer a Barack Obama, a quien presentó su fundación y con el que habló de surf y de su experiencia. La mujer que sobrevivió al ataque de un tiburón, que entró en el Top 50 del mundo, que compaginó su carrera con la maternidad a la perfección y quien, además, después de ser madre ha disputado campeonatos tan importantes como el WSL de Fiji, el de Trestles de California o el Four Seasons de Maldivas. Todo un ejemplo de superación.
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