Simone Arianne Biles (22 años, Estados Unidos) no ha tenido una vida fácil. Su infancia estuvo marcada por una familia desestructurada, en la que las adicciones acabaron por llevar a la ahora famosa gimnasta a cambiar de hogar. La norteamericana no conoce a su padre y tampoco tiene relación con su madre después de su abuelo materno decidiese adoptarla y salvarla.
Adicta al alcohol y las drogas, Shanon Biles no era capaz de hacerse cargo de sus cuatro hijos. Fue entonces cuando el abuelo de Simone, Roland, rescató a los pequeños. Los dos hermanos mayores -Tevon y Ashley, fueron a vivir con la hermana de su abuelo; mientras que la propia Simone y Adria fueron acogidos por Roland Biles y su segunda esposa, Nellie.
"Cuando era más pequeña me preguntaba qué habría sido de mi vida si no hubiese pasado nada de esto. A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme estas preguntas porque no las tengo que responder yo", ha llegado a asegurar la gimnasta a medios estadounidenses.
Su abuelo acabó formalizando la adopción, impulsando su carrera y dotando a la pequeña de la estabilidad necesaria para continuar con su sueño de convertirse en una de las mejores gimnastas del mundo. Simone Biles comenzó en el mundo de la gimnasia artística a los 6 años. Una vida de sacrificios que ha dado sus frutos convirtiéndola en la número uno de la disciplina.
El nombre de Biles ha vuelto a hacerse un hueco en la actualidad después del último hito que ha conseguido. Durante el campeonato nacional de Estados Unidos, Simone logró lo que ninguna otra mujer ha conseguido hasta la fecha: hacer un doble-triple -dos saltos mortales con tres rotaciones-. Y no solo eso, sino que en el ejercicio de barra de equilibrios realizó un doble-doble de salida. Una salida que ni en categoría femenina ni masculina nadie había logrado antes que ella.
En el campeonato celebrado en Kansas, Simone Biles sumó su sexto título nacional. Uno de sus entrenadores, Laurent Landi, ha asegurado que "consigue que lo imposible sea imposible". "No sé cómo lo hace", ha comentado después de que la gimnasta volviese a hacer historia. Fue la propia Simone la que declaró que su "primera reacción fue un 'no'", pero que después de la insistencia de su entrenador, ella misma pensó que no era "tan complicado".
La número uno
Simone Biles no se ha convertido únicamente en la mejor gimnasta de Estados Unidos, sino también del mundo y tal vez de todos los tiempos. La norteamericana irrumpió en en el año 2013 y desde entonces no ha hecho otra cosa que colgarse medallas al cuello. 25 metales entre mundiales y Juegos Olímpicos lo corroboran. Solo ella ha conseguido ganar seis campeonatos nacionales en EEUU.
La gimnasta de Columbus (Ohio) es cuatro veces campeona del mundo. Después de ser la reina indiscutible de los JJOO de Río 2016 decidió tomarse un respiro y durante 2017 no compitió. Pero en 2018 regresó y volvió a demostrar el porqué se la considera la número uno de esta disciplina. En especial destaca en la especialidad de suelo, donde tiene un ejercicio que lleva su nombre. Este consiste en la combinación de dos elementos: doble mortal extendido con medio giro, cuyo grado de dificultad es de 0,7.
Víctima de abusos
Su dura infancia por las adicciones de su madre fueron solo el primer capítulo oscuro en la vida de Biles. La gimnasta fue víctima de abusos sexuales, como tantas otras compañeras estadounidenses. Larry Nassar, exmédico de la selección de su país, fue condenado a 60 años de prisión, que se convierte en cadena perpetua, por tenencia de pornografía infantil en su ordenador. Además tiene pendientes otros diez cargos en su contra. Se le adjudica el abuso de más de 250 gimnastas.
Como algunas de sus compatriotas, Simone Biles hizo público el episodio en su cuenta de Twitter: "Yo también soy una de las muchas supervivientes que sufrieron abusos sexuales por Larry Nassar". "La mayoría de ustedes me conocen como una chica feliz, risueña y enérgica. Pero últimamente me he sentido rota y cuanto más intento apagar la voz en mi cabeza, más fuerte grita. Ya no tengo miedo de contar mi historia", admitió entonces la gimnasta.
Simone Biles denunció la situación y con su mensaje intenta ayudar a otras mujeres que se encuentran o han estado en su misma posición: "No es normal recibir ningún tipo de tratamiento de un médico de confianza del equipo y referirse a él horripilantemente como el tratamiento 'especial'. Este comportamiento es completamente inaceptable, desagradable y abusivo, especialmente viniendo de alguien en quien me dijeron que confiara".
"Durante demasiado tiempo me he preguntado a mí misma '¿Fui demasiado ingenua? ¿Fue culpa mía?' Ahora sé la respuesta a esas preguntas. No. No, no fue culpa mía. No, no voy a cargar con la culpa de Larry Nassar, la USAG y otros", afirmó Biles en un desgarrador comunicado. A sus 22 años, Simone ha pasado por el infierno y por el cielo. En este último es donde debe quedarse una de las deportistas más grandes, y queridas, de la historia.
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