El viernes 24 de julio del 2020 darán comienzo en Tokio los Juegos Olímpicos. Cuatro años esperando la gran cita deportiva a nivel mundial. Muchas expectativas puestas en ellos y cientos de profesionales para que todo salga perfecto. Desde la organización a los deportistas que buscan una experiencia única y que sueñan con el metal. Todo esto hasta el domingo 9 de agosto, día fijado para la clausura.
Entonces ya se conocerán los campeones de cada disciplina. ¿Volverá a reinar Estados Unidos? ¿China podrá batir al gigante norteamericano? ¿Cuántas medallas se llevará la expedición española? Muchas incógnitas que serán reveladas con el final de la nueva edición de los JJOO. En lo que respecta a España, una gran ilusión: Carolina Marín. La jugadora onubense se ha convertido en todo un referente en el bádminton y en el deporte mundial. Una pionera que está entre los grandes de nuestra historia.
Una carrera de ocho meses
Carolina Marín (26 años, Huelva) se hizo con el oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Antes de viajar a Brasil, la jugadora repitió una y otra vez que no se conformaba con la plata. Dicho y hecho. En una sufrida final ante la india Sindhu Pusarla, la onubense se llevó el metal dorado al imponerse por 19-21, 21-12 y 21-15. Una remontada épica para ser la primera profesional del bádminton no asiática en subirse a lo más alto del podio.
"He acabado llorando porque me he acordado de los dos meses infernales que he tenido que hacer para conseguir el sueño que tenía desde que fui al Centro de Alto Rendimiento con 14 años", dijo tras sumar su primer oro en unos JJOO. Esto le hizo entrar en la leyenda del deporte español. Una pionera como lo fue en su día Manolo Santana en el tenis o Severiano Ballesteros en el golf. No en vano, muchos le consideran como la mejor deportista española de todos los tiempos.
Ahora llega el momento de repetir gesta. En el horizonte los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Para ello se quedó sin ir al Mundial de Bádminton. "Nuestro objetivo son los Juegos Olímpicos de Tokio, por eso mismo no queremos tomar ningún riesgo en ir al Mundial o no", dijo antes de la cita de Basilea. Revalidar el oro es el gran objetivo de esta deportista única. "No firmo un bronce ni quiero la plata, solo pienso en el oro", ha avisado Carolina Marín.
Adiós a los problemas físicos
El sueño de Tokio llega después de haber superado su momento como profesional. A principios del 2019, la española cayó lesionada tras romperse el ligamento cruzado durante la final del Masters de Indonesia. Un paso por quirófano y largos e intensos meses de recuperación. "Ha habido momentos complicados, pero me esperaba que fuera a ir a peor; que pasase más dolor. Pero dolor no he pasado mucho", explicó Marín una vez superado el calvario.
Carolina recordó, en un acto promocional, ese difícil momento de su vida: "El médico me empezó a enseñar las resonancias y me dijo que había algo roto, no me lo quería creer. Se me pasaron muchas cosas por la cabeza, el tiempo fuera de las pistas… lloré todo lo que tenía que llorar en la clínica, pero según salí ya pensé en como lo tenía que afrontar, de otra manera, para poder llegar a los Juegos Olímpicos". Una vez superada su lesión, muchos sueños aún por cumplir.
Casi ocho meses de intenso trabajo para reaparecer en Vietnam. Ahí se dio de golpe con la realidad tras mucho tiempo alejada de la competición. Derrota en primera ronda para reconocer que las sensaciones con su rodilla eran buenas, pero que le había faltado confianza: "Estoy bastante decepcionada conmigo misma". Pero como la gran campeona que es, resurgió cual ave fénix de sus cenizas para no solo volver a ganar partidos, sino también campeonatos.
En el Abierto de China, Carolina Marín se proclamó campeona del torneo. La taiwanesa Tzu Ying Tai, número 4 del mundo, fue su rival en la final, la cual acabó perdiendo por 14-21, 21-17 y 21-18 después de una hora y cinco minutos de partido. Euforia tras el infierno. Motivos para sonreír y para confiar en lo que está por venir. Las sensaciones con la rodilla son buenas y ahora quedan unos meses por delante para seguir preparando la cita de Tokio y, también, para soñar con su segundo oro.