El keniata Eliud Kipchoge ha hecho historia en Viena (Austria). El que está considerado como el mejor maratoniano de la historia del deporte ha firmado un hito histórico que parecía imposible: conseguir correr un maratón (42 km y 195 m) en menos de dos horas. Un hito que nadie había logrado jamás y que él ha batido con una marca de 1:59:40. Cinco meses de preparación que le han dado sus frutos.
El campeón olímpico y récord mundial de maratón (2:01:39) cruzó la línea de meta 20 segundos antes de las dos horas que marcaban la frontera para hacer historia. Kipchoge estalló de felicidad y se abrazó con su mujer y sus tres hijos antes de celebrar la gran gesta con su entrenador Patrick Sang y sus compañeros que le habían acompañado
El corredor estuvo arropado por 41 liebres que se turnaron durante la prueba con el equipo 'Ineos 1:59'. Su récord no será oficial y quedará fuera de los récords mundiales de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Esto se debe a que no se cumplen con los requisitos mínimos para que el organismo le de validez, como por ejemplo que no hubo control antidopaje, que no se trata de una carrera oficial y que no había al menos tres competidores buscando la victoria.
La previa
"Va a ser como poner un pie en la luna por primera vez", declaraba el keniata en los prolegómenos del reto que marcaría para siempre la historia del deporte. Para Kipchoge, este récord era más importante que el que consiguió en Berlín el pasado año.
Antes de la prueba, el objetivo del keniata era conseguir mantener una marca 2 minutos 50 segundos por kilómetro para asegurarse conseguir este histórico récord. Eso suponía hacer cada 100 metros en 17 segundos. Una media de más de 21 kilómetros por hora.
Kipchoge solo ha sido derrotado en un maratón de 12 disputados (segundo puesto en Berlín 2013) y ya había intentado conseguir este récord tiempo atrás. Fue en Monza (Italia) donde 26 segundos separaron al keniata de la gloria, fijando la marca histórica de 2:00:25.
Prueba trepidante
La carrera comenzó a las 8:15 (hora española). Las condiciones climáticas fueron peores a lo inicialmente esperado, con niebla y una humedad del 90%, lo que aumentaba el desgaste del corredor durante la prueba.
Kipchoge corrió con un vehículo cortavientos que iba marcando el ritmo, con el objetivo de batir el legendario muro de las dos horas y escoltado por un equipo de 41 liebres de primer nivel que se van turnando en los apoyos.
Las liebres eran una selección de atletas, como los tres hermanos noruegos Ingebrigtsen -Henrik, Filip y Jakob-, el etíope Selemon Barega, reciente subcampeón del mundo de los 5.000 metros, o los estadounidenses Bernard Lagat y Paul Chelimo.
También contó con un avituallamiento en movimiento y un circuito completamente llano y adaptado, incluso con partes recién asfaltadas para evitar irregularidades.
Miles de personas madrugaron para animar al atleta en una prueba que tuvo lugar en el parque vienés del Prater, en un circuito completamente llano de 9,6 kilómetros, del que la inmensa mayoría del recorrido es recto y al resguardo de los arboles.
Han sido 4,3 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. A ambos extremos hay dos amplias rotondas que han sido adaptadas para evitar cualquier desnivel.
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