La selección española de balonmano puso pie y medio en las semifinales del Europeo de Suecia, Austria y Noruega, tras imponerse este sábado por 30-26 a Austria en un encuentro en el que volvió a mostrar su fortaleza mental.
Una demostración de carácter que le permitió mantenerse firme en todo momento, pese a las dificultades de un encuentro en el que Austria intentó hacer valer en todos los aspectos de partido su condición de anfitrión.
No obstante, le costó arrancar el encuentro al conjunto español, que, a diferencia de anteriores partidos, tardó en adquirir la solidez defensiva que le había permitido contar todos sus duelos por victorias.
Y eso que desde el principio los "Hispanos" tuvieron claro que la mejor manera de contener a los "cañoneros" austríacos Janko Bozovic y Nykola Bilyk era apostar en defensa por un profundísimo 5-1 con Alex Dujshebaev en el puesto de avanzado.
Pero, sorprendentemente, los problemas no llegaron para el equipo español de los temibles Bilyk y Bozovic, sino del pivote Fabian Posch, que aprovechó a la perfección los espacios dejados por los defensores españoles.
Ni aún así perdieron su fe los de Jordi Ribera en su sistema, y con razón, ya que bastó que acabasen de calentar sus piernas y brazos para, aprovechando una exclusión del austríaco Robert Weber, dar un primer estirón en el marcador.
Cuatro goles consecutivos del conjunto español, dos de Alex Dujshebaev y dos de Aitor Ariño, inconmensurable en el arranque del partido, permitieron a España situarse con una renta de tres en el marcador (8-5) que parecieron encaminar el partido.
Sin embargo, la selección española no tardó en comprobar que estaba jugando con el anfitrión del torneo, que no desaprovechó la indulgencia arbitral para dotar de un punto más de dureza a su sistema defensivo.
Así, a base de claros agarrones y empujones, el conjunto austríaco no sólo logró acabar con cualquier posibilidad del equipo español de jugar con sus pivotes, una de las claves de su juego, sino que además pudo recuperar muchos balones con los que alimentar su veloz juego de contraataque.
Sin necesidad de enfrentarse a la defensa española, la selección austríaca enjugó la diferencia y logró dar la vuelta al tanteador (9-10) superado el ecuador de la primera mitad.
Todo un aviso de la batalla que le esperaba por delante al conjunto español, que si ya ha demostrado en este Europeo que puede desplegar un juego de muchos quilates, este sábado demostró también que a carácter puede competir con cualquiera.
Y si no, que se lo digan a Jorge Maqueda, que, con dos goles casi consecutivos de garra, logró serenar la situación para el conjunto español, que no estaba dispuesto a dejarse arrastrar a la batalla en la que Austria parecía querer convertir el partido.
Como tampoco los colegiados, que acabaron con la escalada de dureza con la tarjeta roja directa que mostraron a los 26 minutos al jugador austríaco Lukas Herburger por un feo golpe en el rostro a Raúl Entrerríos.
Una acción que pareció cambiar definitivamente el criterio arbitral, que empezó a proteger más a los pivotes españoles, una circunstancia que no desaprovechó el equipo de Ribera para marcharse al descanso con ventaja en el marcador (17-16) gracias precisamente a dos goles del pivote Adrià Figueras.
Diferencia que España logró cuadruplicar (23-19) en el arranque de la segunda mitad, con el paso a una defensa 6-0 que acabó por hacer descarrilar al ataque austríaco.
Con su portería a buen resguardo y sin temor ya a conectar con sus pivotes, que no debían temer por los agarrones locales, los de Jordi Ribera fueron rebajando poco a poco las pulsaciones al conjunto local, que, sin poder jugar a toda velocidad, acabó desinflándose.
O peor, cayendo en la desesperación, como el lateral Janko Bozovic, que decidió convertir el partido en una batalla particular con desastrosas consecuencias para el conjunto centroeuropeo.
A cada fallido lanzamiento de Bozovic respondió la selección española con la calma, el talento y la eficacia que destila en cada uno de sus movimientos el central español Raúl Entrerríos, que con sus asistencias y goles permitió a los "Hispanos" dar el golpe definitivo en el marcador (25-20).
Una renta que el conjunto español, que de nuevo volvió a contar con una excelente actuación en la portería, este sábado ocupada por Rodrigo Corrales, logró ya mantener hasta el final.
Y eso que Austria pareció disponer de una última oportunidad de reengancharse al partido con la doble exclusión de Jorge Maqueda y de Aleix Gómez a menos de ocho minutos para el final.
Pero ni por esas se dejaron arrebatar el triunfo los "Hispanos", que, a base de oficio y talento, sellaron un triunfo (30-26) que los coloca con un pie en las semifinales, que alcanzará matemáticamente el próximo lunes si vence a Bielorrusia.