El púgil inglés Tyson Fury, nuevo monarca del peso pesado, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB), al vencer al estadounidense Deontay Wilder por nocáut técnico en el séptimo asalto, alabó la figura de su rival, pero dijo que el "rey" había vuelto a la cima del trono.
"Lo castigué con una gran derecha en el tercer asalto y se recuperó para demostrar que es un guerrero que volverá", destacó Fury, de 31 años. "Será campeón nuevamente, pero diré a todos que el rey ha regresado a la cima del trono", aseveró.
Hubo un momento durante la pelea muy comentado por todo el mundo y es que Fury decidió presumir de su superioridad con un feo gesto ante su rival. Las imágenes dejan claro que el británico trató de dar un lametón a su rival para probar su sangre, que manaba de su oído desde el tercer asalto.
Fury, que se mantiene invicto después de 31 peleas (30-0-1, 21 nocáuts) y defender por sexta vez el título, había "prometido" durante el acto de pesaje que la pelea acabaría en nocáut y él la ganaría en el segundo asalto.
"No se dio porque enfrente estuvo un gran campeón, un guerrero que llegó para dar un gran espectáculo deportivo", subrayó Fury.
"Sabíamos y no ocultamos que si presionaba con mi ataque a Wilder el combate estaría bajo mi control y así fue como sucedió porque no pudo aguantar la presión ni mis golpes", explicó Fury, quien se llevó una bolsa de 25 millones de dólares, la misma que recibió el perdedor.
En cuanto a la posibilidad, ya expresada por Wilder, de que podría haber una tercera pelea que defina al mejor de los dos para siempre, Fury dijo que no tenía ningún problema. Sobre todo porque, de disputarse, la bolsa no sería 50-50 sino de 60-40 a su favor.
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