La lucha para alcanzar la igualdad sigue su curso. Mujeres de todo el mundo luchan cada día para conseguir su hueco y en el deporte no es diferente. Si en el tenis se va logrando premios igualitarios, en el fútbol se empieza a ganar visibilidad, pero otras deportistas lo tienen más complicado todavía. Es así como nació la organización Black Girls Surf.
Fue en el año 2014 cuando una comunidad de surferas negras se unió para crear esta organización y demostrar al resto del mundo que pueden subirse encima de una tabla y hacerlo igual de bien que los hombres o que una mujer de otra raza. Un proyecto que nació para que el surf rompiese barreras.
La estadounidense Rhonda Harper se convirtió en la impulsora de Black Girls Surf. Ella misma vivió siendo una joven de apenas 15 años el no tener un referente en los que poder inspirarse. "Me apena que la comunidad surfera no se implique por la muerte de una persona negra y, en cambio, dediquen su tiempo a hablar de las buenas olas que hay", ha llegado a decir después del asesinato de George Floyd a manos de la policía de Mineápolis.
Precisamente fue la muerte de George Floyd la que generó un movimiento de protesta no solo en Estados Unidos, sino también en diferentes puntos del planeta. Black Girls Surf también se ha movilizado. "No lo entienden o son demasiado privilegiados. Pero con estos homenajes quería demostrar a las chicas jóvenes que hay gente que se preocupa", ha señalado Rhonda Harper desde Senegal.
En ciudades como Santa Mónica, Dakar y Galveston se llevaron a cabo los conocidos como paddle-out. Esto es una tradición hawaiana para dar el último adiós a las personas fallecidas. Y no solo en estos tres lugares, en Huntington Beach lanzaron al mar margaritas y girasoles de agua, en Biarritz escribieron la palabra unidad con sus tablas -unity en inglés- y también en Nueva Jersey se guardaron varios minutos de respetuoso silencio en las inmediaciones del río Hackensack.
Una muestra más de lo que es la comunidad del surf, que se unió a la lucha antirracial en esta ocasión después de la tragedia en Mineápolis. Pero Black Girls Surf es mucho más que esto. Nació para cambiar este deporte, para dar un giro a la situación de las jóvenes negras que como su fundadora no tenían referentes y pensaban que no podían cabalgar las olas.
Ellas también pueden
Otra de las fundadoras, Sayuri Blondt, ha explicado a la perfección la imagen que se tenía de ellas: "Cuando hablas de chicas negras surfeando en el océano, la gente reacciona riéndose y no creen que podamos hacerlo". Estereotipo erróneo. No solo esta organización, que enseña a niñas de entre 5 y 17 años a surfear, sino por mujeres negras ya consolidadas dentro del mundo del surf.
Khadjou Sambe se postula como una firme candidata para estar en los Juegos Olímpicos de Tokio -que se celebrarán en el verano de 2021 tras ser aplazados por la crisis del coronavirus-. La joven es la primera surfista de su país, Senegal, donde no se veía con buenos ojos que una mujer se pudiera dedicar a esto y ella siendo una adolescente practicaba junto a sus tíos y sus primos.
"El país es musulman, patriarcal, para las niñas del país su futuro se centra en terminan la escuela, casarse para quedarse en casa, cocinan, tener hijos y atender a su marido", comentó la senegalesa durante un documental centrado en mujeres que luchan por el cambio. "Muchas mujeres no surfean porque no quieren que su piel se oscurezca por el sol. Hay que cambiar esas ideas", afirmó Sambe.
En el año 2016, Rhonda Harper descubrió a Khadjou Sambe. En las fotos que le hacían llegar desde Senegal, siempre aparecía ella. La única mujer que practicaba surf en Senegal. Fue entonces cuando comenzaron a mandarse mensajes, el plan es que la africana pusiese rumbo a Estados Unidos para seguir con su formación y poder competir al fin.
Ahora, Sambe está a punto de cumplir su sueño. El surf será olímpico en Tokio y ella es una de las surfistas negras que tiene más papeletas para estar en la cita. La otra es Kadiatu Kamara, de Sierra Leona. "Las chicas tienen miedo, pero ella se ha convertido en un ejemplo", dicen de ella en su país, donde como en Senegal no es habitual ver a las mujeres practicando surf.
En Sierra Leona, más concretamente en Bureh Beach, el surf es un modo de vida para los más jóvenes, al menos para los chicos. A ellas les cuesta más y por eso es tan importante la figura de Kadiatu Kamara, más conocida como KK. El ébola cambió su vida y la de sus compatriotas. Ella se lanzó al mar, se atrevió a dar el paso después de que la pandemia arrasase allí. Lo que comenzó como algo fortuito se convirtió en toda su vida y quién sabe si el próximo año representará a Sierra Leona en unos JJOO.
KK comenzó vendiendo sombreros y bolsos en Freetown a los turistas. Después de que el ébola cambiase la historia de su país y acabase con el turismo, siguió trabajando y estudiando, pero también se reinventó con el surf como el pilar de su nueva vida. Ahora espera estar en los Juegos y hacer historia. Y es que como bien dicen "el surf no conoce raza ni género".
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