El deporte sigue guardando muchas sombras donde casi nadie puede acceder. Historias que mancharían todos los valores que transmite y que sin embargo son sufridas por, muchas veces, personajes anónimos para el gran público. Sin embargo, cada vez más deportistas se atreven a salir ahí fuera y contar su drama, como ha hecho Jessica Shuran Yu.
La patinadora de origen chino ha sido la última en revelar la cantidad de abusos, maltratos y violencia tanto física como psicológica que ha padecido durante su carrera por parte de sus entrenadores. Yu ha tenido que ver cómo le hacían la vida imposible durante tanto tiempo que no ha aguantado más.
La atleta, impulsada por el documental Athlete A, ha reunido el valor suficiente para contar al mundo su experiencia y poder denunciar así a aquellos que le han arruinado la vida día tras día, entrenamiento tras entrenamiento de la forma más cruel y despiadada, llevando al límite a un ser humano.
A través de su cuenta personal de Instagram ha querido mostrar cómo se siente y todo lo que ha sufrido estos años, así como dar su testimonio al periódico The Guardian donde cuenta el infierno que vivió a la sombra de unas personas que intentaron anularla a base de vejaciones y dolor físico.
Shuran Yu cuenta como, desde los 11 años, ha tenido que convivir con insultos diarios y entrenamientos inhumanos: "Nos llamaban perezosa, estúpida, retrasada, inútil y gorda". La patinadora afirma que ahora ha reunido valor para contarlo, pero que durante este tiempo ha vivido un infierno que nunca olvidará.
"El maltrato empezó a los 11 años. Mi entrenador me golpeaba usando las guardas, que son unas fundas de plástico que cubren las cuchillas. Cuando se enfadaba conmigo, cuando consideraba que cometía el más mínimo error, me pedía que elevara la mano. A veces me golpeaba en las piernas y los brazos sin aviso".
"Podía pasar en medio de un entrenamiento, delante de todo el mundo, o después, en zonas apartadas donde me gritaba y golpeaba aún más fuerte. En días especialmente malos, me golpeaban más de 10 veces seguidas hasta dejarme la piel en carne viva".
El calvario de Pyeongchang
Yu se ha dedicado al patinaje desde los 9 años y entrena en China, a pesar de que compite bajo de la bandera de Singapur, de donde es su padre. La patinadora relata que uno de los peores momentos llegó cuando estaba intentando clasificarse para los Juegos de Invierno de Pyeongchang 2018.
"Tenía problemas con los alineamientos de las cuchillas y me rompí en el vestuario debido al estrés. Mis lágrimas le molestaron. Me dijo que parara y como no lo hice, me dio una patada en el pie e hizo que se me bloqueara el talón. Estuve 15 minutos con hielo, pero cuando volví a la pista, no podía saltar. Estuve dos días de baja, justo antes de los clasificatorios".
Problemas con el peso
Sin embargo, los problemas venían desde mucho antes, especialmente cuando a los 14 años, por la pubertad, atravesó por dificultades con el peso: "Cuando tenía 14 años y atravesaba la pubertad, comencé a luchar con mis saltos porque estaba aumentando de peso. Era golpeada en la espinilla con la puntera de un patín para obligarme a intentarlo de nuevo".
"No me dejaban cojear o llorar. La mayoría de las veces ese abuso ocurrió frente a otros patinadores en la pista. No se lo dije a ninguno de mis amigos, adultos en la escuela o en mi federación, porque me sentía muy humillada. Era inhumano".
"Por suerte nunca me pusieron dietas crueles, pero me insultaba, me decía que perdiese peso y me criticaba por comer. Una vez me castigó por pedir una ensalada porque venía en un plato grande y tenía una salsa (...) Llegó un momento en el que deseaba ser anoréxica porque eso significaría que estaba esforzándome lo suficiente".
Decidida a ayudar
Yu dio un cambio en su vida y decidió pasar a la acción. Por ello, se puso en contacto con la Asociación de Patinaje sobre Hielo de Singapur y con Singapore Safe Sport para contar de forma completa sus experiencias y colaborar en programas de ayuda y cuidado sobre las nuevas generaciones del patinaje para que nadie más pasara por donde ella había pasado.
"Hubo un momento en mi vida en el que el abuso me hizo odiar el deporte. Temía ir a los entrenamientos, deseaba que hubiera accidentes de coche y sollozaba durante todas las sesiones de entrenamiento. Pero ahora sé que lo que odiaba no era el patinaje, sino la crueldad. Los jóvenes atletas deberían poder amar su deporte sin pasar por lo que yo y tantos otros tenemos"
Yu asegura que estas cosas siguen pasando, especialmente en China, y por ello insta al Comité Olímpico Internacional a actuar y proteger a los más jóvenes: "Vi cómo golpeaban y arrastraban a un patinador junior fuera del hielo, mientras que a otro lo presionaban para que compitiera con dos ligamentos desgarrados, lo que les obligó a ser operados después".
"Me duele mucho saber que este abuso sigue ocurriendo. Muchos atletas y entrenadores creen que este comportamiento es necesario y normal en China. También es difícil para los atletas chinos hablar. Podrían perder su lugar y sus carreras podrían terminar. Pero como atleta de Singapur que entrenó en China, siento que estoy en una posición única".
Yu asegura que se trata de una plaga que deben cortar de raíz y que para ello hay que contarlo y actuar con rapidez y decisión: "Es una plaga que se extiende en deportes estéticos como la gimnasia, el patinaje y en ambientes donde adultos pueden explotar a jóvenes chicas con grandes sueños".
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