La incógnita en la que se mueve el fútbol sala nacional es importante. Los clubes no conocen el calendario, ni los cruces, ni tampoco el protocolo. Apenas tienen información sobre cómo trabajar las próximas semanas, aunque sí saben que en algunas Comunidades no se puede entrenar hasta que no exista ese protocolo sanitario y que, en todo el país, están prohibidos sus partidos amistosos por el mismo motivo.
Por ello, desde la Liga Nacional de Fútbol Sala, que agrupa a gran parte de los clubes de Primera y Segunda, pidió una reunión con el CSD y el Ministro de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, para tratar la situación de su deporte ante la falta de contacto que existe con la RFEF.
Sin embargo, el ente público no se ha pronunciado y la petición que se envió, y que fue respaldada por asociaciones de fútbol como ProLiga o la ACFF, no ha recibido ninguna respuesta después de ocho días sin obtener contestación alguna. Por ello, la LNFS ha reunido a clubes, jugadores y entrenadores para analizar su situación.
"Los 23 clubes de la LNFS junto a sus entrenadores y capitanes", anuncia la propia competición, se han reunido durante este lunes para "la puesta en común de la situación" que están atravesando. El objetivo de este encuentro era "apelar a la unión de los tres estamentos" y así denunciar "la actual situación". Y es que, tal y como recalcan, deportes como balonmano o baloncesto sí cuentan con ese protocolo sanitario necesario para el regreso del deporte.
La reunión llega después de no tener tampoco ninguna respuesta por parte de la Real Federación Española de Fútbol. Las conclusiones al finalizar el debate fue hay que regresar a la competición "de una manera segura y con un protocolo que dé cobertura sanitaria a todos los profesionales".
Y es que, según han podido analizar, tal y como pudo publicar EL ESPAÑOL, se conocen importantes "riesgos económicos" que pueden producirse debido a este parón. Además, la "indefinición" afecta "directamente a la viabilidad de los clubes".
El futuro del fútbol sala
Las polémicas entre el fútbol sala y la RFEF vienen de lejos. La Federación se quedó con las competencias y se aupó como organizadora de la competición. Y, desde entonces, se ha evitado cualquier comunicación con los clubes que forman la LNFS. Hay cierta fractura entre todos los equipos que forman el deporte nacional.
Con la llegada de la pandemia, se paralizaron todas las competiciones. La LNFS propuso un calendario y la RFEF no lo tuvo en cuenta. Desde el ente liderado por Luis Rubiales querían empezar el cinco de septiembre, pero eso sin haber permitido amistosos ni haber repartido un protocolo a inicios de agosto. Era imposible.
Finalmente, la Federación optó por retrasar el calendario a última hora. Los clubes, entonces, protestaron porque sus peticiones anteriores no fueron escuchadas y, ahora, trastocaron por completo su planificación. Un cambio de planes que pasará factura, literalmente, a más de un club.
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