La última experiencia vivida por Anna Turaeva es un tanto surrealista y hasta humillante. Se trata de una afamada powerlifter en Rusia y que ha vivido una situación un tanto desagradable relacionada con su pasaporte y con su sexualidad. La deportista ha relatado lo vivido y ha condenado el trato recibido.
Anna Turaeva es una profesional muy reconocida en su ámbito, ganadora de muchas medallas en su Rusia natal y que cuenta con una gran cantidad de seguidores que reconocen su valía en el powerlifting. Sin embargo, el último suceso que ha vivido no solo les ha dejado sin palabras a ellos, sino también a gran parte del mundo del deporte.
La afamada powerlifter fue retenida en el aeropuerto cuando no le dejaron subirse a un vuelo al mostrar su pasaporte. Debido a su aspecto físico, el personal de la compañía no se fiaba de que fuera realmente ella y aseguraban que era un hombre. Por eso, ha denunciado que no la dejaron subirse a su vuelvo comercial hasta que demostrar que era una mujer.
La deportista de 42 años se disponía a volar con la compañía Utair desde la ciudad de San Petesburgo hasta Krasnodar, haciendo escala en Moscú. Sin embargo, para ello tuvo que someterse a un test que consideró humillante, ya que se vio obligada a responder preguntas de un claro carácter personal.
Ahora, Anna Turaeva ha relatado su experiencia al medio británico Daily Mail donde ha contado cómo sucedió todo y en la situación que se vio envuelta y que asegura que fue un tanto humillante: "En el puesto de control se negaron a dejarme embarcar argumentando que en mi pasaporte pone que soy mujer".
La deportista no entendía lo que estaba pasando y por qué tenía que responder a aquellas preguntas de carácter íntimo y ante personas que no conocía de nada en lo que fue una situación un tanto desagradable, y todo para poder coger un vuelvo teniendo todo en regla tal y como demostraba su pasaporte.
"Me hicieron preguntas íntimas. Estaban interesados en quién soy yo en mi vida... y mis costumbres en la cama. Fue humillante". Esta era la denuncia de Anna Turaeva, que hace ya varios años decidió dar a conocer su homosexualidad.
La intención en todo momento de la deportista fue no perder la calma ni los nervios a pesar de que se sintió profundamente atacada por la situación que estaba viviendo y que consideraba totalmente repulsiva: "No quise permitirme ser grosera, pero me sentí indefensa ante esa situación. Traté de demostrarles que soy una mujer".
Al menos pudo volar
Finalmente, la aerolínea, tras un largo proceso de deliberación, decidió que Anna Turaeva podía continuar su camino y coger ese vuelo que debía haber tomado sin haber tenido que pasar por un tercer grado personal de dudosa integridad moral, ya que, la propia deportista considera que no entendió la naturaleza de algunas preguntas que le hicieron.
Sin embargo, ella terminó accediendo a realizar todo lo que estuviera en su mano para poder subirse a ese avión: "Hice todo lo que dependía de mí para que creyesen en mi naturaleza. Entonces ocurrió un milagro, me permitieron embarcar en el avión".
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