Mike Tyson sigue dando de qué hablar mientras se acerca la fecha de su vuelta al cuadrilátero. Será el 28 de noviembre y su rival será Roy Jones Jr. en el Dignity Health Sports Arena de Los Ángeles. A sus 54 años, volver a boxear no es fácil y lleva semanas machacándose para llegar de la mejor forma a la velada. Aunque siempre tiene algún hueco para hablar en algún podcast, como ha vuelto a hacer.
Tyson tiene mil y una historias que contar, aunque seguramente la más mítica de toda su carrera sea la vez que arrancó un trozo de oreja al púgil Evander Holyfield durante una pelea entre ambos. Admite que, a su pesar, lo volvería a hacer: "A veces pienso 'no, nunca más lo haría', pero en realidad podría hacerlo de nuevo".
Aunque 'Iron' matiza que lo repetiría en el caso de que "volviera a hacer lo que estaba haciendo para ser mordido". "Le mordí porque quería matarle. Estaba realmente enfadado porque me había golpeado la cabeza. Bueno o malo, no voy a dejar que nadie se lleve mi gloria", intenta justificarse.
En otro podcast, Tyson ha hablado de los problemas que rodeaban a los boxeadores en su época. Uno era el alcohol y hasta los había que bebían antes de pelear: "Ha habido peleadores que lo hacían. No pueden pelear sin beber, tienen que estar borrachos para pelear. No tienen valor, tienen que estar borrachos. Campeones del mundo. No pueden hacer esta mierda sin su maldito alcohol", ha revelado.
Miedo al SIDA
Uno de sus miedos ha sido el SIDA: "Siempre tenía miedo de hacerme la prueba del Sida", admitió primero y luego siguió: "Estoy en una pelea y Tommy The Duke Morrison estaba a punto de pelear, él era el luchador principal. Y luego entró un médico que es amigo mío y dice 'no, no va a pelear esta noche, no creo que vuelva a pelear nunca'", contó.
Tyson asegura que no entendría qué estaba sucediendo y pensó que se debía a algún tipo de lesión de su amigo, pero el médico insistió en no desvelar el motivo.: "No Mike, lo descubrirás... ya lo vas a averiguar". Al poco se reveló que Morrison había dado positivo en el VIH en los análisis previos a su combate. No podría volver a luchar:
"El tipo tenía VIH, y cancelaron su pelea, el evento principal", recuerda Tyson. Aquello le hizo saltar las alarmas en su caso por su vida llena de excesos. Temió ser también portador: "Yo estaba como 'joder si él se contagió... sé que él no se mete en más líos que yo y no hace las mierdas que yo hago'. Yo estaba como, 'Maldita sea, estoy muerto, joder'". Pese a su miedo, Tyson nunca llegó a tener el virus.
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