Irán ha vuelto a ser protagonista por una noticia realmente escabrosa y espeluznante. Esta república islámica se está especializando en los últimos meses por dar un vuelo mediático exacerbado a algunas decisiones políticas que son cuanto menos cuestionables, pero perfectamente normales bajo sus leyes. Se tratan de las brutales ejecuciones que llevan a cabo y que pregonan a los cuatro vientos. No se sabe muy bien si lo hacen con el afán de presumir de ello o de mostrar la ira de un estado irreductible hacia sus ciudadanos.
En cualquier caso, la condena a ser ejecutado que le ha sido impuesta al luchador de lucha grecorromana Mehdi Ali Hosseini ha sido una decisión política, vendida como el deseo de la familia de la víctima, que ha conmocionado al mundo y que ha generado mucha polémica. No obstante, en Irán, continúan ajenos a estas críticas y no reparan en ver qué se piensa en el exterior sobre sus actos. Simplemente dictan y ejecutan, como si fueran máquinas programadas para matar.
El caso de Mehdi, además, es muy particular, ya que se trata de un nuevo caso de un luchador que sufre la pena de ejecución en tan solo unos meses. El profesional de la lucha grecorromana ha sido víctima de la conocida como ley del talión, la cual se trata de un principio jurídico de justicia retributiva que consiste en que un castigo se identifica con el crimen cometido. O, en algunos casos, con el crimen adjudicado.
Esta ley del talión, propia de épocas antiguas, sigue estando presente en algunos ordenamientos jurídicos de forma parcial como la sharía, la ley islámica que forma el cuerpo del derecho islámico, siendo un código detallado de la conducta que deben adoptar.
En esta caso, Mehdi Ali Hosseini ha sido juzgado bajo esta ley al haber sido acusado de asesinar a otro joven en una reyerta en el año 2015. Mehdi no ha recibido el perdón de la familia del chico fallecido, solicitado a través de múltiples vías, y tendrá que pagar con su vida lo sucedido, siendo ejecutado a sus 29 años en un caso que ya ha dado la vuelta al mundo sin que Irán haya hecho lo más mínimo por evitarlo y después de que se hayan producido numerosas protestas para intentar acabar con las penas de ejecución en el país iraní.
Navid Afkarí, el origen
El caso de Mehdi Ali Hosseini ha causado tanto revuelo, especialmente en el mundo del deporte, ya que se trata del segundo luchador ejecutado en tan solo unos meses en Irán. Ya se produjo un caso similar el pasado mes de septiembre cuando el luchador Navid Afkarí fue condenado a la horca.
El caso de Navid fue todavía más sonado ya que recibió dos condenas a muerte. La primera de ellas fue por el supuesto asesinato de una persona en una manifestación en contra del régimen en el año 2018. Navid negó en todo momento haber sido el autor de lo ocurrido, pero finalmente, el gobierno iraní consiguió presentar una confesión del luchador como autor de los hechos.
Las críticas en ese momento se lanzaron de forma muy feroz contra el estado de Irán ya que muchos secundaban las acusaciones de la familia del luchador, que indicaban que estas confesiones habían sido obtenidas mediante torturas para poner fin al caso de una forma rápida e interesada. Además, fueron grabadas y difundidas por el régimen a modo de propaganda política.
Este hecho agravaba mucho más el problema, ya que no solo se trataba de enjuiciar el derecho a una ejecución, sino además haber llegado hasta ella mediante una confesión obtenida bajo coacciones, amenazas y maltratos físicos. La segunda de las condenas a ser ejecutado fue por unas supuestas blasfemias y comentarios ofensivos contra Dios. Finalmente, el caso se resolvió con el ahorcamiento del luchador.
El papel de Irán
En ambos casos, la república islámica se ha mostrado con una frialdad absoluta, sin hacer la más mínima concesión y arreglando las cosas como han considerado oportuno y de acuerdo a unas leyes que manipulan a su antojo. Poco les han importado en ambos casos las críticas recibidas procedentes desde el exterior, ya que se consideran fuertes y seguros dentro de sus fronteras, demostrando que nadie puede acceder dentro de ellas e interceder por el bien de los derechos humanos, los derechos fundamentales y la democracia.
En el primero de los casos, la ejecución del Navid Afkarí, de nada sirvieron las acusaciones de torturas y vejaciones contra el luchador, ya que siguieron adelante con su plan establecido sin inmutarse. Ahora, ni siquiera los apoyos recibidos por Mehdi Ali Hosseini, especialmente dentro del mundo de la lucha, les han hecho pararse a pensar y valorar el asunto desde otro punto de vista, cambiando el tipo de condena en el caso de que se demuestre la culpabilidad del luchador.
Muchos han sido los sectores y las personalidades que se han posicionado en favor de Mehdi, ya que la sociedad lo considera, en gran medida, un atropello a sus derechos. La abolición de las ejecuciones iranís es algo que se lleva persiguiendo con insistencia durante mucho tiempo. El actual presidente de la Federación de Lucha de Irán, Hamid Surian, que llegó a ser campeón olímpico de lucha grecorromana en Londres en el año 2012, pidió personalmente el perdón para Mehdi tanto al gobierno iraní como a la familia de la víctima, pero sus peticiones no fueron escuchadas.
Tampoco han sido escuchados los ruegos del seleccionador iraní de lucha grecorromana, o los campeones del mundo de la disciplina Mohammad Talaei y Saeid Abdoli, el cual fue medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el año 2016. Mehdi, una vez fue detenido, mantuvo la esperanza de ser declarado como inocente y por eso siguió entrenando y preparándose para poder volver a competir pronto, llegando a ganar incluso un campeonato contra otros reclusos. Sin embargo, ahora ha recibido la terrible noticia de que todo terminó para él.
El COI, desaparecido
El hecho de que se produzcan este tipo de ejecuciones sobre deportistas con tanta asiduidad ha provocado que los luchadores empiecen a preguntarse por qué el gobierno iraní carga contra ellos de esa forma, si se tratan de dos hecho puntuales o si se trata de algo orquestado contra ellos, especialmente en el caso de Navid en el que parece claro que la 'presión' del gobierno tuvo que ver en la famosa confesión.
De momento, los luchadores pueden afirmar que no están solos, aunque sus acciones tienen poco recorrido teniendo en cuenta que el gobierno de Irán no es de los que acostumbre a razonar o a admitir errores, si es que algún gobierno en el mundo lo hace. No obstante, este tema es demasiado serio, ya que se trata de vidas humanas que están siendo aniquiladas bajo principios ancestrales.
La Unión Nacional por la Democracia en Irán y la Plataforma Global Athlete ya se han puesto manos a la obra para intentar investigar los casos y encontrar pruebas que sirvan para denunciar que lo sucedido ha sido un atropello, no solo contra la vida, sino contra los derechos fundamentales. Además, se reclama también la acción de la Unión Mundial de la Lucha para evitar que se sigan produciendo más ejecuciones de luchadores, especialmente en esta situación y en este clima de opacidad gubernamental.
Sin embargo, la labor de estas asociaciones, plataformas e instituciones podría quedar en nada si no consiguen sumar el apoyo decidido, comprometido y valiente del Comité Olímpico Internacional, a quienes han recurrido y que de momento se ha introducido en el caso de forma tibia, con la timidez propia que da la cobardía. En estos momentos, la petición es unánime, ya que se está demandando sancionar a Irán con la prohibición de participar en competiciones internacionales, algo que todavía está en un proceso muy prematuro y que requiere de la verdadera acción del COI.
Tras el estallido del anterior caso, la ejecución de Navid Afkarí, se solicitó la intervención del Comité Olímpico Internacional como institución mundial y relacionada con diferentes gobiernos para que evitara que el luchador fuera ejecutado. El COI solicitó al líder soberano de Irán, el presidente Hasán Rohaní, clemencia para el deportista. No obstante, para evitar males mayores, acompañaron su petición de un mensaje realmente cobarde para mostrar repeto "a la soberanía de la República Islámica de Irán". El COI hizo su papel, figuró en la foto de la defensa a Navid y a la hora de la verdad, intentó contrarrestar una ejecución con diplomacia y respeto.
Por tener este tipo de actitudes tímidas y cobardes, algo que ya exhibieron en el caso de los deportistas bielorrusos torturados por el régimen de Lukashenko, han recibido multitud de críticas. A ellos, a personajes como la jugadora de baloncesto Yelena Levchenko, también les "intentaron ayudar", siempre con medias tintas para evitar problemas mayores e intereses cruzados. Ahora, el conflicto se traslada a la lucha y a Irán.
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