El nombre de Erik Noya todavía no es muy conocido entre el gran público, pero quizás lo sea dentro de unos años, cuando lleguen los Juegos Olímpicos de París 2024 y se ponga en juego una medalla en la que Españapodría llevarse el gato al agua. Sería la segunda en la historia para la escalada española, ya que Erik Noya es compañero del afamado oro en Tokio Alberto Ginés.

El éxito más reciente de Erik se ha producido hace tan solo unos días y es su medalla de plata en los Campeonatos del Mundo de escalada celebrados en Moscú. Allí, este deportista español, pero nacido en Venezuela, ha realizado un concurso casi perfecto y se ha colgado del cuello una presea plateada que tiene un valor incalculable para él después de muchos años de esfuerzos y sacrificios en un deporte que cuenta con pocos medios y pocos recursos.

La portentosa actuación de Erik en tierras moscovitas, que terminó entre lágrimas y roto de felicidad y satisfacción tras el esfuerzo, solo pudo ser superada por el ucraniano Danyil Boldyrev en una ajustada final en la que Noya tenía muchas opciones de oro. Quizás por el desgaste o por la mala suerte, Erik hizo su peor intento de toda la competición en la gran final con un tiempo de 5,95 por los 5,73 de su rival.

Erik Noya celebra su segundo puesto en el Mundial de Moscú 2021 en escalada EFE

En los cuartos de final Erik había hecho un tiempo de 5,84 para batir al austriaco Tobias Plangger y en semifinales, ya dentro de la lucha por los metales, se sacó un tiempazo de 5,74 para tumbar al estadounidense Noah Bratschi. Con un crono así hubiera tenido el metal dorado a un paso.

Sin embargo, su mejor actuación fue en su debut, en los octavos de final, donde fue capaz de marcar un increíble registro de 5,70, lo que supuso el récord nacional de la prueba y que le permitió vencer a iraní Reza Alipourshenazandifar. Duele solo de pensarlo, pero haber repetido una actuación como la inicial le hubiera dado un oro histórico.

De Venezuela a España

La historia de este imperial escalador que promete más grandes éxitos en el deporte nacional nace desde muy lejos de nuestras fronteras. Concretamente desde el otro lado del Atlántico, en Venezuela, ya que Erik nació allí para después venirse a España, país para el que lleva compitiendo desde el año 2019.

Sin embargo, el camino de Erik no ha sido casual ya que tal y como él mismo ha afirmado, sus raíces y sus orígenes familiares están aquí, en su tierra, y por eso en cuanto pudo no lo dudó y se vino también para España, donde ha dado rienda suelta a su pasión. Tal era su pertenencia al país que cuando pudo aterrizar en España, uno de los momentos más felices que vivió fue cuando la Federación Española le permitió competir bajo los colores nacionales.

Erik Noya durante una competición con España EFE

Por ello, y aunque no reniega nunca de haber nacido en un gran país como Venezuela, en la ciudad de Caracas, Erik no esconde donde están sus raíces y ese sentimiento de pertenencia hacia España. Este veloz escalador que ha hecho historia en Moscú esconde y guarda en su carácter las mejores esencias de dos tierras tan pasionales y entregadas como España y Venezuela.

Su infancia transcurrió en San Antonio de Altos, un pequeño pueblo rodeado de naturaleza por los cuatros costados y donde había un humilde rocódromo en el que comenzó a dar sus primeros pasos. No fue hasta los ocho años cuando recibió sus primeras clases y a los 15 años decidió especializarse en la disciplina que mayor motivación le genera, la velocidad. Erik representó a Venezuela hasta que decidió mudarse a Madrid, donde se instaló a partir de 2019.

Tras los pasos de Ginés

Suena curioso, pero Erik Noya, de 27 años, va tras los pasos de un chico de 18 años como es Alberto Ginés. A pesar de que uno nació en 1994 y el otro en 2002, es en este caso Alberto quien primero ha saltado a la fama gracias a su oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Sin embargo, ha sido en multitud de ocasiones el propio Alberto quien ha aprendido a ser un campeón tras los pasos de un especialista como Erik.

Ambos se conocen y guardan una especial relación ya que son integrantes de la selección española de escalada. De hecho, no había más que ver con la emoción que hablaba el propio Erik del triunfo que consiguió su compatriota hace unas semanas en Tokio. El hispano-venezolano sabe mejor que nadie lo importante que fue ese triunfo para Ginés, para la escalada y para todo el deporte español.

alberto-gines

Erik puede presumir de haber tenido bajo sus órdenes a Alberto, quien ha aprendido muchas cosas de este especialista en las pruebas de velocidad. Juntos han compartido concentraciones y entrenamientos y ahora es el talento del pupilo quien marca el rumbo. Sin embargo, el futuro podría deparar el sueño de un éxito conjunto, ya que París puede suponer el punto más alto de la carrera profesional de ambos. Sería un momento incomparable el que podrían compartir ambos como medallistas olímpicos en París, cada uno en su prueba fetiche. Por ahora, son candidatos a ello tras sus últimos triunfos.

De económicas a YouTube

Nadie mejor que Erik y los que le rodean saben todo lo que ha tenido que pelear para alcanzar la élite del deporte mundial. Encima lo ha hecho en una disciplina que cuenta con pocos medios y con poco protagonismo social. Eso no ha evitado que haya perseguido su sueño hasta conseguir un éxito tan importante como el vivido en Moscú hace unos días. Pero Erik quiere seguir soñando.

Es inevitable pensar ya en los próximos tres años que se vienen y en esa cita de París 2024 donde la modalidad de velocidad será prueba olímpica separada de la de bloque y dificultad, que seguirán formando tándem. Sería histórico volver a tener un campeón olímpico y que lo fuera por partida doble.

Erik Noya durante una competición EFE

Sin embargo, antes de todo eso, Erik debe disfrutar de esa medalla de plata mundial, un éxito que seguramente imaginó en muchas ocasiones mientras pasaba sus horas recibiendo clases de Economía en la Universidad Católica Andrés Bello, o quizás mientras empleaba su tiempo grabando vídeos para YouTube desde diferentes canales para enseñar técnicas, estilos y métodos para mejorar la preparación física y la tonificación muscular.

Dicen que los caminos del Señor son inescrutables, pero los de un subcampeón del mundo no se quedan cortos tampoco. Todas esas horas de dificultades y esfuerzo han servido para forjar la personalidad de un guerrero que no se ha rendido hasta alcanzar el mayor éxito de su carrera. Hasta esta medalla de plata, el mejor resultado internacional de Erik Noya había sido un quinto puesto en la Continental Cup de Innsbruck. Ahora, cierra así el que probablemente sea el mejor verano de su vida, abriendo la puerta a nuevas conquistas.

[Más información: Las promesas del Gobierno para París 2024: una inversión histórica y la igualdad paralímpica]

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