La Liga Nacional de Fútbol Americano está muy cerca de romper con una tradición tan histórica como arcaica y que, además, jugaba con la salud de uno de sus sectores más numerosos, el de los exjugadores de raza negra. No por ser muchos habían conseguido ser influyentes, pero ahora, tras muchos años de duras batallas legales y de denuncias, la NFL está muy cerca derribar un muro racial que le ha separado del siglo XXI.
En la mejor liga de fútbol americano del mundo se han producido históricamente multitud de lesiones por culpa de las conmociones cerebrales. El hecho de ser un deporta tan físico donde el contacto es predominante provoca que la cabeza sufra daños internos de mucha consideración. La acumulación de esos golpes, con el paso de los años, también provoca que se desarrollen lesiones que en ocasiones son irreversibles y que terminan dejando consecuencias muy graves para las personas.
En un gesto que es de admirar, la NFL intentaba ayudar económicamente a las personas que, una vez retiradas, presentaban informes concluyentes con algunas de estas lesiones que, muchas veces, impedían desarrollar una vida o incluso nuevos trabajos con normalidad. Sin embargo, si eras negro, era casi imposible tener acceso a este tipo de ayudas.
Las lesiones que más se han producido históricamente son las relacionadas con la demencia y la NFL tenía ajustes basados en la raza para las diferentes pruebas que realizaban con el fin de detectar estos u otros problemas. Hasta ahora, estos análisis dificultaban que los exjugadores negros obtuvieran compensaciones solo por su raza. De esta forma, se ha estado poniendo en práctica una 'norma racial' que además traficaba con la salud de las personas, lo que ha provocado una tormenta de críticas sobre la dirección de la NFL.
Una guerra eterna
Esta situación había sido denunciada durante décadas por multitud de exjugadores de raza negra que veían como a ellos se les negaban las ayudas y compensaciones que otros recibían solo por cuestiones puramente xenófobas, ya que ellos siempre tenían mucho más difícil que el resto llegar a estos créditos una vez se sometían a los análisis de la NFL para evaluar su estado físico.
Esta guerra parece haber llegado a su conclusión después de que dos exjugadores interpusieran sendas demandas en materia de derechos civiles contra la dirección de la liga en el año 2019. Ha sido este ataque el que ha terminado derivando en una posible salida al final de este túnel más propio de la Edad Media que de la época actual.
Durante años, habían llegado multitud de quejas que no habían sido escuchadas y que ponían realmente en el sitio que merecen a las conductas que se han llevado a cabo durante este tiempo en la NFL. Además, según los informes más críticos que han evaluado y analizado los casos que se han expuesto como denuncias, se calcula que centenares de jugadores de raza negra habrían sido discriminados en el momento de someterse a sus pruebas médicas.
Ayudas por valor de más de medio millón de dólares en muchos casos que se fueron al limbo en forma de compensaciones que no fueron concedidas para personas que ya habían desarrollado problemas de demencia o similares. Un auténtico escándalo impropio de los tiempos que corren y que ha tenido un largo y oscuro recorrido.
Acuerdos a puerta cerrada
Por si esto fuera poco, tras esas fuertes demandas recibidas en el año 2019, la NFL ha intentado que el caso se llevara en el máximo oscurantismo posible para evitar ser señalada de nuevo por esa norma racial que, aún sabiendo que estaba vigente, no se preocuparon de eliminar hasta que las críticas les han terminado ahogando.
Najeh Davenport y Kevin Henry son los dos héroes en cuestión que han terminado de dar el gran empujón que faltaba para desterrar este tipo de conductas en la NFL. Ellos son los dos exjugadores de raza negra que, después de haber desarrollado problemas de salud por las continuas contusiones cerebrales que derivaban en fuertes conmociones, han terminado demandando a la liga americana para llegar hasta el fondo del asunto.
Sus representantes legales han apretado al máximo las clavijas de los dirigentes y de los servicios y responsables médicos de la competición para llegar a un acuerdo satisfactorio para todas las partes. Además, han formado equipo junto a los abogados de los jugadores retirados en una contienda legal que ha durado varios meses y que se ha llevado de manera casi secreta por expreso deseo de la NFL.
Con el fin de evitar el mayor revuelo mediático posible, la NFL ha conseguido que el acuerdo se haya alcanzado a puerta cerrada, pero al menos se ha dado un paso muy importante que podría considerarse como una gran victoria. Jugadores y exjugadores negros recibirán una importante segunda oportunidad para ser ayudado como merecen en función de los estatutos establecidos por el campeonato para exdeportistas.
Fondo de 1.000 millones
Ahora que la NFL se ha abierto de verdad al nuevo mundo, o que va camino de ello, los jugadores y exjugadores de raza negra reciben una importante noticia. Muchos de ellos tendrán la oportunidad de hacer que sus pruebas se evalúen de nuevo y podrán incluso buscar una nueva serie de análisis cognitivos para poder tratar sus problemas mentales.
Cuando la situación se normalice, los afectados podrán tener acceso al enorme fondo común del que dispone la NFL para estos casos, el cual está estipulado que tiene una capacidad de 1.000 millones de dólares, todo destinado a ayudas para jugadores que padecen secuelas fruto de las conmociones. Este fondo común fue creado a través de un acuerdo extrajudicial para aquellos que han pagado un importante peaje vital tras sus carreras deportivas.
Dicho fondo recibe una importante sacudida también, ya que, hasta ahora, sus arcas cubrían a un grupo muy reducido de deportistas y exdeportistas. Se estima que un 70% de los jugadores que están en activo en la liga son de raza negra. Además, más de un 60% de los ya retirados que todavía siguen con vida, ya sea por ser de menor edad o por no haber padecido graves problemas de salud, también son negros. De esta forma, se espera que los cambios sean significativos y que representen un importante gasto para la NFL, la cual debería celebrar su aterrizaje en el siglo XXI.
[Más información: Josh Allen, el quarterback de los 1.000 correos para conseguir una beca que aspira al MVP de la NFL]