En Verdún, en la ciudad de Barcelona, abrió hace casi 40 años, en 1983, un gimnasio que tomó prestado el nombre del barrio: el KO Verdún. No hace mucho que se mudó de instalaciones, a unas más grandes, pero en todo lo que le rodea se respira pureza. Lo mismo ocurre con el boxeo de Sandor Martin (Barcelona, 1993), cuya vida siempre ha estado ligada a ese club que lleva su padre y acaba de conseguir una victoria histórica.
El pasado 16 de octubre, Sandor se impuso a la leyenda del boxeo Mikey García. Lo hizo en su primer combate en tierras americanas, en Fresno (California), lo que le da un valor doble. Era la oportunidad que había esperado durante toda su vida y le llegó diez años después de su debut profesional. Y la aprovechó, vaya si lo hizo. En el país en el que el boxeo mueve masas (y millones), Sandor mandó un mensaje al mundo.
Muchos no apostaban por él contra un cuatro veces campeón del mundo, pero Sandor -tres veces campeón de Europa- se cansó a repetir antes de la pelea que lo iba a hacer. Derrotó a una leyenda de forma impoluta, consiguiendo una de las victorias más importantes en la historia del boxeo español. Quiere más y su objetivo no es otro que pelear por el título mundial en 2022.
"La que hemos liado, macho", se decía tras ganar la pelea y unos días después habla con EL ESPAÑOL para analizar su victoria. Lo hace sin bajarse de la nube porque, como dicen los Gipsy Kings en el clásico Volare, la canción que utilizó a conciencia en su pelea en Fresno, "pienso que un sueño parecido no volverá más".
Pregunta: ¿Te ha dado tiempo a despertarte del sueño?
Respuesta: Es un sueño que todavía sigo viviendo y que no quiero que termine nunca -risas-. Ha sido una gran victoria, de la que estoy muy contento. Es como estar en una nube y no querer bajar de ahí nunca.
Cuéntame sobre la pelea. ¿Fue cómo te esperabas? ¿Cómo te notabas tú sobre el ring?
Sorprendentemente, la pelea respondió completamente a todo lo que habíamos preparado con anterioridad. Ya nos había pasado en otros combates que estos seguían el guion que nosotros teníamos establecidos. Mikey García es un luchador de talla mundial, pero sí es cierto que me encontré cómodo y controlé la situación. Él tuvo sus momentos, pero en ningún momento me sentí en dificultades.
Ganar a Mikey García no será ganar al campeón del mundo, pero tiene su aquel.
Era lo que iba buscando en mi carrera profesional. Siempre dije que yo era un boxeador de talla mundial, pero que necesitaba la oportunidad de poder demostrarlo. Mi equipo me confió esa oportunidad, pero parte de la gente del alrededor decía 'igual estamos corriendo un poco y habría que esperar un poco más'. Yo dije que no, que estábamos preparados y había que ir a por ello. Nos ofrecieron la pelea, rápidamente dijimos que sí y nos pusimos a trabajar para demostrar que podemos estar en esa liga.
Te vimos celebrar con mucha emoción...
Por todo lo que significaba. Jamás un boxeador español, salvando Paulino Uzcudun, había tenido la oportunidad de tener un triunfo tan significativo, debutar de esta manera en Estados Unidos... Hacía tiempo que necesitábamos de una victoria de estas características y era que algo que quería y pedía en mi carrera profesional.
Es un cúmulo de circunstancias que me hacen celebrar con especial ilusión. También el hecho de llevar toda una vida trabajando en este deporte, que son más de 20 años. Debuté como profesional en octubre de 2011 y justo diez años después estaba haciendo este combate. Es la prueba evidente de que todo acaba llegando bajo los tópicos de trabajo, sacrificio, constancia y compromiso, pero es que es así, esa es la historia real y la que vale.
Diez años desde tu debut... ¿Qué significado tiene esta victoria?
Mucha gente tira la toalla muy rápido cuando no ve resultados a corto o medio plazo. Este es un camino muy duro y cada historia es una y particular. Ahora está como muy de moda eso de los superboxeadores que en muy pocos combates consiguen llegar al máximo nivel porque la industria se lo permite. Está todo gestionado de tal manera que se les permite la posibilidad de llegar rápido, pero eso no pasa con todos.
Obviamente, siempre he soñado con una oportunidad mundialista y tengo un buen amigo, Pol Cerdán, cuyo abuelo fue uno de los mejores exponentes del boxeo europeo, el único Hall of Fame europeo, y consiguió el campeonato del mundo después de ochenta y pico peleas. Yo estaba en 40 peleas y ya deseando tener esa oportunidad. Unos lo consiguen en 15, otros en 40, otros en 80... Yo todavía no la he tenido, pero todo llega. No es una cosa de querer tenerlo ya, es algo de que llegue el momento y aprovecharlo.
Antes de la pelea dijiste 'lo voy a hacer', en relación a ganar a Mikey García, y lo has hecho. ¿Por qué hiciste esa promesa?
Primero teníamos mucha gente que no estaba en contra, pero sí en el lado negativo creyendo que no lo íbamos a hacer, que era un imposible. Estuvimos trabajando con la gente en el sentido de que nadie dudara de que íbamos a ir a por la victoria, de que podíamos conseguirlo, que nadie dudara de nuestro nivel. Era uno de nuestros lemas para esta pelea.
Según fueron pasando las entrevistas y acercándose la pelea, yo siempre mostraba confianza. Era lo que quería y para eso trabajo. No estoy para decir que Mikey García me va a ganar, me va a pasar por encima, que voy a ir a Estados Unidos a perder... Si querían un boxeador que fuese a perder que hubiesen llamado a otro. Yo fui a ganar desde el principio, tengo un ADN ganador. Tenía 40 peleas y 38 victorias. Ahora son 39.
Era una reivindicación. Decir: 'No dudéis. Se puede ganar o perder, pero vamos a estar ahí y vamos a dar la talla. Ese es nuestro lugar'.
En una reciente entrevista con el boxeador Youba Sissokho, hablamos del momento actual del boxeo español, mencionamos tu victoria y él me decía que le gustaría que se te valorara a ti y a otros compañeros de antes, no que los elogios y el interés lleguen a partir de una gran victoria. ¿Lo sientes así?
Aquí y en otros países somos muy de apoyar cuando las cosas van bien, pero cuando más se necesita el apoyo es en la lucha en ese camino. Es muy fácil subirse al barco del éxito, pero no tanto remar cuando no está todo a favor. Mediante estos resultados se da visibilidad y hay que seguir trabajando en esta línea. No vale con un hecho puntual.
Yo no he hecho nada diferente a lo que he hecho durante toda mi trayectoria profesional. No lo he hecho en la preparación, en el tipo de combate que desarrollo... He seguido siendo el boxeador que he sido siempre y he obtenido el mismo éxito que obtenía siempre. ¿Qué ha cambiado? La entidad del rival al que he enfrentado. La magnitud de estas victorias ayuda a consolidar y consagrar el deporte del boxeo en nuestro país, que necesita estos combates. Necesita un soplo de esperanza, decir 'ey, esto está más vivo que nunca'. Estamos viendo una época dorada.
Allá donde vamos los boxeadores españoles cumplimos
¿Por qué ocurre eso? Si te tenemos a ti, a Kerman que es campeón, a los chicos de la Selección con su gran papel en Tokio 2020...
Dentro de que es una cosa que tiene que ser generalizada, porque somos un gremio que no es un deporte mayoritario, sí en practicantes y no en repercusión y apoyo institucional, lo que estamos haciendo va un poco con las individualidades de cada uno. Cada uno tiene su manera particular de representar el boxeo.
Es Kerman quien puede meter 10.000 personas en Bilbao, soy yo el que ha conseguido una victoria en Estados Unidos, es el equipo olímpico es el que nos representa a nivel internacional... Esa suma es lo que tiene que determinar el gran momento de salud y gozo por el que pasa el boxeo español. Todos remamos en la misma dirección, a sabiendas de que cada uno aporta su granito de arena de acuerdo a las posibilidades que tiene. Lo que sí está claro es que donde vamos cumplimos.
Volviendo a la pelea, ¿cuánto tardas en asimilar lo que acabas de lograr y, sobre todo, qué sientes en ese momento?
Hoy (en el momento de la entrevista) es viernes, la pelea fue el sábado de la semana pasada y todavía no he acabado de asimilar la dimensión de lo que hemos conseguido. Y no es broma. Hemos conseguido algo acojonante.
Llegamos al hotel en una nube, pero lo que yo no paraba de repetir es: 'La que hemos liado, macho'. No tenía sentido. Habíamos puesto el mundo del boxeo patas arriba. Cuando llegué a la habitación tenía mil y pico whatsapps, las redes destrozadas, llamadas por todos lados... No tenía sentido.
No todos los días se consigue vencer a un oponente de ese nivel. Estamos muy contentos, asimilando todo el equipo de trabajo, incluido mi padre, lo conseguido y más que nunca hay que tocar con los pies el suelo y seguir trabajando con la misma humildad que nos ha llevado hasta esta victoria.
¿Cómo se sintió tu victoria allí en Estados Unidos?
Ya en la previa, cuando hacía esas declaraciones lleno de confianza, la gente se quedaba al menos sorprendida al decir: 'Lo que está diciendo este chaval, ¿es de verdad? Si hace todo lo que dice va a ganar, pero de momento lo tiene difícil y a ver si cumple'. Hasta el momento de la presentación, de la pelea, hasta que no empiezo a dominar, la gente no me da ningún tipo de crédito.
Cuando acaba el combate, eran halagos de todo el mundo. Eran 'lo siento, me equivoqué', 'te reconozco el trabajo que has hecho', 'ha sido tu noche', 'eres un boxeador de talla mundial', 'menudo boxeador acabamos de descubrir'... Yo estaba confiado, simplemente salí e hice lo mío.
¿Y qué les dijiste tras la pelea a esos desconfiados? -risas-.
Yo agradecido por todo el cariño que me ha dado la gente cercana, la que cuenta. Agradecido por el apoyo de la gente nueva que no me conocía y ahora sí lo hace. Muchos se sumarán a este barco, pero yo sé quiénes son los mismos y los que si las cosas fuesen mal estarían ahí.
Lo dije antes de subir al ring: 'Cuando baje solo quiero que el país al que represento y la gente que me apoya esté orgullosa del boxeador que les ha representado'. Ese es el mayor de los reconocimientos. Cuando llegué a casa y había 100-150 personas esperándome después de un viaje tan largo, de tantos días fuera... Eso es con lo que te quedas y los momentos que perduran en el tiempo.
Me mencionabas antes a tu padre. ¿Cómo fue esa charla con él tras la pelea?
Tenemos una relación extraña, bueno de padre-hijo. Sin decirnos mucho nos conocemos perfectamente y nos decimos de todo. Compartimos 'semi lágrimas', porque tenemos ese punto de orgullo de no llorar el uno delante del otro, pero creo que teníamos ganas de hacerlo.
Ya volviendo en el avión, me dice: 'Menos mal que no se oye en los diez últimos segundos todo lo que solté por la boca'. Conseguí verlo en un vídeo que captaba esos segundos y él no dejaba de decir lleno de orgullo: 'Bien Sandor, lo has hecho hijo de puta'. Piel de gallina. Es tu padre el que está en la esquina y está orgulloso de ti y yo estoy feliz por ello.
El día que yo no esté con mi padre de la mano, no seguiré en el deporte del boxeo
Te leía en Instagram que te preguntaban si buscarías algún entrenador allí, en EEUU, y tú respuesta fue muy clara: "El de siempre y para siempre". Explícame el significado que hay detrás de esto.
Detrás de esa frase está que yo empecé con él, me lo ha enseñado todo y yo tengo claro que todo lo que consiga va a ser con él de la mano. El día que yo no esté con él de la mano, no seguiré en el deporte del boxeo. El día que las cosas vayan mal, irán mal pero con él de la mano.
Todo lo que yo logre dentro de este deporte va a ser siempre gracias a él, por todo lo que me ha enseñado. Obviamente yo he puesto de mi parte con los entrenamientos y el esfuerzo, pero él es el que me ha inculcado la manera de trabajar, el artífice real de todo lo que yo soy y yo le debo absolutamente todo. Así que: "Desde siempre y para siempre". Me considero noble y agradecido y que sé quiénes son los míos. Hasta donde lleguemos llegamos, pero siempre de la mano.
Tu siguiente paso es tratar de convertirte en campeón del mundo. ¿Qué camino cree que te espera hasta conseguirlo?
Hemos conseguido una victoria muy importante y quiero volver a pelear en mi categoría de peso, en las 140 libras. Hay grandísimos rivales. Está Josh Taylor como campeón. Es campeón unificado y vamos a ver si se da su pelea porque se ha pospuesto porque se ha lesionado y está ahora programada para febrero.
Lo que toca es esperar. Van a llegar ofertas, buenas peleas, pero yo quiero la oportunidad por el título mundial que es por lo que llevo trabajando toda mi vida. Vendrán muchas otras buenas peleas, vamos a dar la talla y yo solo pienso en ganar, pero el objetivo claro es intentar asaltar el título mundial en 2022.
Consciente de que cada paso va unido a un incremento de la dificultad.
Hay momentos en tu carrera en los que tienes que dar un paso al frente y asumir riesgos. Esos riesgos son los que luego te convierten en una superestrella o en un luchador mediocre. No hay que tener miedo de enfrentarse a los grandes retos. Es como, salvando las diferencias, esas decisiones de cuando eres adolescente y decirle a la chica que te gusta si quiere salir contigo. Hay que atreverse. El 'no' ya lo tienes, juégatela. Tiene un componente emocionante, de adrenalina. Tienes que saber lo que vales y, como dice Rocky: 'Si sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces'.
¿Tardaremos poco en verte pelear de nuevo?
Hoy ha sido el primer día en el que he salido a correr un poco porque ya me encontraba algo bien tras el viaje, el jet lag, las entrevistas o los mensajes. Ya tengo la necesidad de moverme, de manera tranquila. Ha sido una preparación larga, lo que venga después será duro y hay que saber administrar los descansos. Ahora empezaré a entrar en el gimnasio, con tranquilidad, e iremos haciendo sobre sensaciones y lo que venga.
Hablamos de ser campeón mundial, pero ¿por qué no serlo en España?
En una entrevista pasada, me decías que creías que el boxeo volvería a llenar estadios en España. Lo mantienes, ¿no?
Sin ningún tipo de duda. Soy un buen abanderado del boxeo español, la gente tiene un buen representante y lo que más me gustaría es traer un gran combate aquí a España que quede para la historia. Hablamos de ser campeón mundial, pero ¿por qué no serlo en España? Podríamos conseguir otro hito siendo campeón del mundo, pero llenando un estadio aquí con todas las garantías que ello supone. Hacer un enfrentamiento contra un gran rival. Hemos tenido siempre grandes afluencias de público, pero no contra gente de talla mundial. Así que por qué no traer esto aquí, dar un paso más y asumir el reto. Ojalá se pueda cumplir ese sueño.
¿Algún estadio en el que te gustaría verte?
Lo cierto es que no. Cualquiera que haya sido o es ahora de los más representativos en España. Me gustaría volver a llenar las plazas de toros como se hacía antiguamente. La Monumental en Barcelona, el WiZink Center -antiguo Palacio de los Deportes- en Madrid, cualquier evento en Bilbao sería maravilloso, el Pabellón Príncipe Felipe en Zaragoza... No sé. Quiero llenar estadios. Tengo ese sueño de ser campeón mundial y poder marcar una época aquí en España. Lo estamos haciendo bien. Falta un último empujón, pero creo que todo va a llegar.
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