47 años. Ese es el tiempo que hacía que el boxeo español no celebraba una medalla en los Mundiales. Esa racha se ha puesto fin esta semana y el 'culpable' es Enmanuel Reyes Pla (La Habana, 1992). Su bronce en Belgrado ya forma parte de la historia del deporte de nuestro país y reivindica el trabajo y el momento de forma del equipo que lo representa cada vez que se sube al ring.
Este triunfo no es solo de Enmanuel. Es también de Rafa Lozano y Carlos Peñate, los 'profes'. También de Gabriel Escobar, Youba Sissokho y el resto de la expedición española en Serbia y de José Quiles y Gazi Jalidov, los dos olímpicos que se quedaron en Madrid por lesión. En Tokio 2020 se rozaron las medallas, ahora ha llegado una mundialista y se mira con ilusión a los JJOO de París 2024.
EL ESPAÑOL ha hablado con Enmanuel Reyes, el gran protagonista, y Rafa Lozano, seleccionador y la persona que mejor conoce a los chicos. Se encuentran todavía en Belgrado y atienden al teléfono apenas pasadas unas horas de la pelea en la que 'El Profeta', como se apoda el boxeador hispano-cubano, fuera apartado de la final de los -92kg. tras caer contra el italiano Aziz Mouhiidine.
"No vinimos al cien por cien", reconoce Enmanuel. Lo dice porque no han pasado ni 100 días desde que compitió en Tokio, luego se fue de vacaciones para recuperar y apenas ha tenido un mes, que no es suficiente, para preparar la cita mundialista. Es el primero que hace autocrítica: "Se veía en cada combate que estaba terminando muy cansado y no había tenido una preparación buena". El calendario ha sido agotador.
El papel de Enmanuel, aunque él no se sintiera al cien por cien, fue casi impecable hasta llegar a semifinales. Se impuso al griego Nanitzanian, al francés Bouafia, al jordano Iashaish y al estadounidense Talley. Solo se dejó un punto de los jueces en primera ronda y otro en cuartos. En semis, le pesó que el primer round cayera para su rival siendo el más disputado de todos y se vio a remolque el resto de la pelea.
Rafa Lozano se va más que contento con el papel de su equipo. Además del bronce de Enmanuel, resalta que casi todos cayeron contra boxeadores que están metidos en las medallas: "Este equipo está preparado para hacer grande al boxeo español y mejorar todos los resultados deportivos que se han conseguido en la historia del boxeo de España".
Si físicamente hubiera estado mejor, habría llegado más lejos
El balance de Enmanuel, aún así, es positivo. No puede ser de otra forma. Se vuelve a España con un bronce en el bolsillo que, además, es histórico: "Lo importante era no irnos con las manos vacías, pero queríamos más", reconoce. Y añade: "Si físicamente hubiera estado mejor, habría llegado más lejos". El metal no es lo único que consiguió, puesto que cada vez son más los españoles que se reenganchan a este deporte que hace tiempo que pasó por su época dorada en nuestro territorio.
El boxeo español tiene nivel y todo nace de un proceso iniciado por Rafa Lozano, bronce en Atlanta 1996 y plata en Sidney 2000, que en 2013 tomó las riendas de la Selección. Partiendo de la base, es decir, de las categorías inferiores, se ha construido un equipo lleno de hambre. Con Enmanuel fue diferente, a él le reclutaron cuando llegó a España tras pasar por una Odisea en su camino desde Cuba. 'El Profeta' buscaba una oportunidad y Lozano se la dio.
Este equipo está preparado para mejorar todos los resultados que se han conseguido en la historia del boxeo español
"A Enmanuel no se le puede exigir nada más", apunta Lozano. Tampoco quiere añadirle la presión de convertir en una decepción que no consiga metal en competiciones futuras: "El deporte es muy injusto. A veces estás como una moto y pierdes a la primera ronda y otras veces no vienes al 100%, por una lesión o algo, y te metes en medalla. No le podemos pedir a ningún deportista que no se baje del podio".
Si de algo presume el seleccionador es de su "ojo clínico para elegir al talento" y con Enmanuel no falló. Llegó a Tokio con la necesidad de mostrarse y lo hizo. Su victoria por KO al kazajo Levit en octavos resonó mucho más allá de la Arena Kokugikan, como también lo hizo su polémica derrota contra el cubano Julio La Cruz, el campeón al que puso contra las cuerdas y que solo se salvó por los jueces. Todos saben desde entonces quién es 'El Profeta'.
En Belgrado ya llegó con el cartel de favorito, aunque le colocaran en el grupo de boxeadores que tuvieron que afrontar una pelea más. Tras conseguir una medalla mundial sabe que la exigencia crece, pero él piensa que el primero que se la pone es "uno mismo" y no le preocupa la presión: "Cambiarán algunos rivales, pero otros serán siempre los mismos. Ya les conozco y solo tengo que volverles a ganar". Su camino a París 2024 ha empezado ya.
Una reivindicación
Él y todo el equipo nacional, incluido el cuerpo técnico, miran con ilusión al futuro y esperan que este bronce traiga consigo muchas cosas bonitas: "El pueblo español ha visto boxeo, se ha identificado con él y está viendo que sus boxeadores están haciendo las cosas bien, que estamos llegando a lugares grandes", dice Enmanuel.
El incremento del interés, dicen, ha de ser acompañado por el de los apoyos económicos: "Con poco estamos haciendo mucho. Espero que vean que si nos dieran un poco más no estaría yo solo y estarían más de mis compañeros haciéndolo igual o mejor que yo", resalta. Y añade para acabar: "El boxeo puede dar muchas alegrías al país". 'El Profeta' ha hablado.
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