Lukashenko, el dictador que amenaza Europa ya 'asfixió' a sus deportistas: "No pasan hambre"
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, fue presidente del Comité Olímpico del país. Sus batallas con los atletas ya fueron muy denunciadas.
17 noviembre, 2021 20:00Noticias relacionadas
Alexandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia y considerado el último dictador en activo de Europa, ha amenazado en los últimos días con atacar al resto de países por dos vías: una avalancha de inmigrantes hacia la frontera de la UE y un posible corte del suministro de gas que dejaría en jaque al resto de países. Una actitud que, aunque sorprendente, ya es bien conocida en el mundo del deporte por afirmaciones como que sus atletas no conseguían buenos resultados porque "no pasan hambre".
La vinculación de Lukashenko con el mundo del deporte viene de lejos. Concretamente de 1997, fecha en la que se consolidó como presidente del Comité Olímpico Bielorruso y, por ende, una de las personas más importantes en la gestión deportiva. Desde entonces compaginó ese cargo con el de presidente de la nación. Sin embargo, y aunque su gestión parecía infinita, en 2021 decidió dar un paso atrás.
El actual presidente bielorruso se desentendió del Comité Olímpico del país después de numerosas críticas y sospechas sobre la pulcritud de su presidencia. Algo similar a lo que ocurre con respecto a sus triunfos electorales o sus decisiones al frente del gobierno y que le han otorgado el papel de último dictador. Tras su paso atrás, decidió dejar el Comité Olímpico en manos de su hijo. Una sucesión que no fue aprobada a nivel internacional.
Lukashenko aseguró que con Viktor, su hijo, el Comité tendría seguridad en la gestión y estaría alejado de cualquier posible corruptela. Una explicación que no sirvió y que hizo que el COI rechazara reconocer oficialmente al nuevo presidente. La razón dada por el Comité Internacional fue clara: tanto Viktor como su padre seguían sancionados desde diciembre por no garantizar la seguridad de sus atletas más allá de sus ideologías. Por ello, se decidió mantener el veto a ambos y la negativa a realizar cualquier pago económico al Comité de Bielorrusia.
Una decisión que, sin embargo, ha mantenido la inseguridad sobre los atletas del país. Pronunciarse políticamente en contra de Lukashenko y los suyos supone la desaparición de la primera línea del deporte como mínimo. Y, aunque esos casos salgan a la luz y sean denunciados públicamente, las presiones y hasta sanciones para los deportistas en cuestión se siguen ejerciendo.
Aleksandr Lukashenko ya dejó clara su idea sobre los atletas de Bielorrusia que no conseguían los resultados esperados. "Lo digo a menudo: ¿saben por qué a veces no ganamos en el deporte? Algunos dicen que hay problemas en la educación. Pero lo que sucede es que no pasan hambre [...]. En el mundial de fútbol algunas personas, futbolistas, recibieron grandes cantidades de dinero. ¿Para qué quieren entonces trabajar sus esposas? Están sentadas, con el dedo en sus iPhones. Y todas son opositoras", llegó a declarar.
Las víctimas confirmadas
Dos reconocidas atletas de Bielorrusia han sido el ejemplo perfecto de cómo el gobierno de Lukashenko ha 'asfixiado' a los opositores al régimen. Yelena Levchenko, jugadora de baloncesto, y Krystsina Tsimanouskaya, corredora de 200 metros, son dos de los rostros que han conseguido que las presiones se hagan públicas e incluso se denuncien internacionalmente.
El caso de Yelena Levchenko fue el más duro. La jugadora de baloncesto, reconocida por ser la mejor pívot del Mundial 2010 o jugar en la WNBA, participó en una manifestación opositora en los momentos de mayor tensión en el país. Su vinculación con la marcha no pasó desapercibida y fue detenida y condenada a 15 días de arresto administrativo. Dos semanas en las que, según denunció ella misma, vivió en condiciones infrahumanas como forma de castigo.
"Han puesto en peligro mi salud. Me requisaron el colchón y las sábanas. No hay agua caliente. No me han permitido ducharme desde hace 13 días. Han bloqueado la cadena del váter. Esto es un nido de bacterias. Estuvieron cinco días sin sacarme a pasear. Tengo piojos", reconoció después de quedar en libertad.
Algo más de suerte, por el contrario, tuvo Krystsina Tsimanouskaya. La atleta, especialista en 200 metros, acudió a los Juegos Olímpicos de Tokio. Lukashenko y su hijo continuaban vetados, pero su influencia prosiguió en los atletas del país. Tsimanouskaya, ya en territorio nipón, criticó al Comité Olímpico Bielorruso, lo que llevó a las autoridades del regimen a proceder a su expulsión de los Juegos.
Tsimanouskaya llegó a ser trasladada al aeropuerto para regresar a Bielorrusia. Sin embargo, su denuncia pública y el apoyo del COI impidieron un proceso similar al de Levchenko. La organización de los Juegos la acompañó en todo momento y consiguió que fuera a Polonia, donde recibió asilo. Dada su situación y como muestra de su compromiso, el pasado septiembre subastó una medalla lograda en 2019 para destinar los beneficios a otros atletas perseguidos.
Unas actitudes del dictador bielorrusosu que ahora quedan contrastadas con política amenazante. El deporte sabe perfectamente cómo ejerce Lukashenko y este 2021, pese a su larga estancia en el poder, está quedando como el año en el que el último dictador de Europa atacó a todo aquel que mostrara oposición a su política.
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