En 2013 quería dejar de jugar de forma profesional a los dardos porque casi no ganaba dinero. Este lunes ganó 595.000 euros. Peter Wright (Livingston, Escocia; 1970) besaba a su mujer Joanne, la artista detrás de su excéntrica cresta por la que se le reconoce allá donde vaya, después de conseguir su segunda corona mundial. Lo hacía tras superar al héroe local. El campeonato se ha disputado en el Ally Pally (Alexandra Palace) de Londres y en su casa, Michael Smith no pudo superar la presión en su segunda final.
A pesar de que no ganó el ídolo, los aficionados que se concentraban en el lugar no hicieron la fiesta mucho más pequeña. El deporte de los dardos no está muy extendido en España y se ve más como uno de los múltiples ocios en un bar. No ocurre así en Reino Unido, donde es prácticamente una religión. Es precisamente la asociación del deporte de ese país el que organiza el campeonato del mundo. Durante todas las navidades, el torneo ha sido un espectáculo que también se ha colado en las casas de España.
'Snakebite' (Picadura de serpiente, en español) ha entrado por la puerta grande tras superar por 7-5 al inglés. Solo seis jugadores han conseguido ganar más de una vez el título mundial y, después de que él lo hiciera también en 2020, se ha vuelo a confirmar como el mejor del mundo en esa clasificación que se mide por los ingresos obtenidos en los últimos dos años. Desbanca a Gerwyn Price, el galés que ganó en 2021, que no pudo llegar a la gran final tras caer ante el que sí fue finalista.
El último año ha sido mágico para este escocés al proclamarse campeón del World Matchplay, el torneo en el que se enfrentan los 16 mejores jugadores de dardos del mundo. Revalidarlo será el próximo objetivo de un Wright que lleva dedicándose a esto desde 1995, hizo un receso para ganarse la vida como albañil y montador de neumáticos y volvió en 2007 al ver junto a su esposa el Grand Slam de ese año por la tele y ser esta quién le animó tras conocer que había vencido a varios de los que salían por la tele.
Un pelo indiferente
Conocido por su extravagante personalidad en el escenario y su habilidad para el espectáculo, Wright generalmente usa atuendos coloridos, peinados mohicanos multicolores creados por su esposa peluquera y diseños elaborados pintados en su cabeza. Durante el Mundial de este año se le ha podido ver como un auténtico árbol de Navidad. Pero es ese Mohawk el que marca la diferencia, hasta el punto de parecer una amenaza para sus rivales.
Wright creció en la pobreza. Cuando cumplió 13 años le regalaron por primera vez tres dardos, pero no había suficiente dinero para una diana. Para jugar, pintaba en los árboles los habituales colores del objetivo y mejorar su puntería. Después de participar en el campeonato del mundo de 1995 y caer en la primera ronda, redujo su actividad de forma exclusiva a las ligas locales que no le permitían subsistir por el poco dinero que le proporcionaban.
Joane ha sido clave en la transformación de Wright. Además de convencerle de volver a competir, a pesar de ganar poco más de 1.500 euros en su primer año de profesionalismo ya en este siglo, comenzó a cambiar sus peinados. Uno de sus tres hijos fue determinante a la hora de los tintes y también de las pinturas en la calva que le queda a los lados de la cresta. A pesar de todo esto, durante las partidas es un hombre muy tranquilo y emana serenidad tras cada victoria.
La picadura de la serpiente
Algunos han achacado de forma errónea el apodo de 'Snakebite' a una popular bebida cider popular entre los estudiantes ingleses. Simplemente le gustan las serpientes. Además, cree que las características de estos reptiles coinciden con las suyas. El escocés es considerado como un hombre reservado cuando no está bajo los focos, tal y como explicaba tras su primer título: "Soy una persona tranquila a la que le gusta que la dejen sola. Si me sigues pinchando, te morderé".
Té y una olla de fideos con costillas pegajosas; en eso se redujo la gran celebración del nuevo campeón del mundo de dardos y levantar el trofeo Sid Wadell. Más ambicioso fue cuando expresó su deseo tras ganar: "quiero cinco títulos mundiales".
Joanne Wright ya tiene que ir pensando en nuevos peinados para disputar todos los partidos que hay que superar en una cita como esta. Peter, mientras tanto, puede disfrutar del honor que supone tener la mejor puntería en todo el globo con los dardos.
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