Adam Peaty es un súper campeón y como tal tiene una ambición desmedida. Por ello, ya tiene en mente cuál va a ser su siguiente reto, convertirse en algo más que un simple mortal. El nadador británico lleva varios años acostumbrado a reinar y dominar tanto en Europa como en el mundo.
Se ha convertido a base de talento y trabajo en uno de los mayores especialistas de la historia en las pruebas de braza. Un fuera de serie que con 27 años tiene la vitrina llena de los metales más importantes del mundo. Casi no le cierran las puertas de todas las medallas que ha ganado en las pruebas más complicadas y exigentes del mundo.
Casi cuarenta preseas adornan una leyenda viva de este deporte que ha dominado sus disciplinas como pocos lo han conseguido hacer a lo largo de la historia. Pero después de reinar en pruebas de campeonatos de Europa, del mundo y en Juegos Olímpicos, su ambición le lleva a dar un paso más y ahora sueña con convertirse en inmortal.
El Proyecto Inmortal de Peaty
Dicho así suena hasta un poco macabro o tétrico. Pero todo lo contrario. Adam Peaty no piensa en la muerte, sino en la vida, en una vida eterna en la que su nombre nunca pase de moda, consiguiendo estar para siempre en lo más alto, en la cúspide de la natación y más concretamente en la del estilo braza.
Por eso se ha propuesto un impresionante reto después de haberlo ganado todo durante tantos años. El propio Peaty ha anunciado a través de sus redes sociales que su siguiente objetivo es quedarse en la historia para siempre con su Proyecto Inmortal. Este no es otra cosa que establecer la mejor marca de todos los tiempos en diferentes pruebas, especialmente los 100 metros braza, pero no una marca cualquiera, si es que se puede calificar así a un récord del mundo.
Su verdadera intención es conseguir un registro que no pueda ser batido por ningún nadador en la historia que venga por detrás de él para intentar superarle. Quiere ser un talento indiscutible que se quede para la posteridad marcando un registro que ninguna otra estrella, a pesar de tener unas condiciones físicas sobrehumanas, pueda batir.
Esta idea le surgió hace un tiempo y ha querido compartirla con el mundo al cumplir los 27 años. Una empresa muy complicada, pero que Peaty quiere llevar a cabo con la poca certeza que puede ofrecerle no saber si después de su existencia, alguien le quitará ese registro. Aun así, Adam tiene claro que su preparación ahora, más allá de hacia las medallas, va encaminada hacia mejorar su récord y dejarlo, teóricamente, fuera del alcance de cualquier otro nadador para siempre.
Una situación un tanto mística y que tiene un fondo muy beneficioso y es que nunca podrá darse por vencido mientras piense que puede rebajar su crono en algunas milésimas o centésimas. Mientras haya margen para él, podrá haberlo en algún momento para cualquier otro.
La devoción de Peaty
Esta situación podría suponer un precedente en la historia de la natación o de otros deportes ya que no es frecuente escuchar o leer de algún deportista que quiera conseguir esa eternidad como tal. Unos quieren ganar medallas, otros además sueñan con que el récord sea suyo mientras que este nadador británico quiere inventar el récord de la historia, un récord del mundo que sea imbatible per saecula saeculorum.
"Hacer un tiempo que no se pueda batir nunca. Es lo que aspiro a hacer en los próximos tres años. Sé lo que necesito para lograrlo y romper barreras que nadie más pueda alcanzar. Obviamente, contemplo los Juegos Olímpicos de París, y si allí consigo lo que persigo, luego están Los Ángeles 2028. Siete años por delante para establecer un tiempo que nadie pueda batir y conseguir la inmortalidad deportiva".
Peaty tiene la voracidad y la ambición incluso de marcarse el periodo de tiempo que tiene para lograr su hazaña ahora que se siente en la cima de su carrera deportiva. Se encuentra al tope de su rendimiento, de su preparación y de su bienestar mental para marcar la diferencia en el próximo lustro y así completar con éxito una hazaña que le haría entrar en los libros de historia para no salir jamás.
Adam, un súper clase
Si alguien puede conseguir alguna vez este reto podría ser, por qué no, Adam Peaty, un genio y un superdotado de la natación. A pesar de que los expertos siempre abren la puerta a que precisamente nuevos grandes deportistas surjan y puedan derribar a las leyendas, Peaty quiere escribir su propio camino, ese al que nadie pueda acercarse nunca.
Un reto que quizás ya se le haya pasado por la cabeza a otros deportistas, pero lo cierto es que pocos tienen un palmarés como el que presente Peaty. Las pruebas de los 50 y los 100 metros braza llevan siendo suyas durante muchos, muchos años. Sin total discusión además. De hecho, en la larga distancia, no ha perdido una competición desde el año 2014. Un reinado que va camino de alargarse durante una década sin fallo, con la exigencia física y mental que eso conlleva.
Sus momentos cumbres llegaron en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, cuando ganó la medalla de oro en las pruebas de 100 braza. A esos dos metales se unieron dos platas más en las pruebas del 4x100 estilos. Además, en Japón consiguió colgarse otro oro, fue en el relevo del 4x100 estilos mixtos.
Su legado va más allá de los Juegos Olímpicos, ya que ocho oros mundiales adornan su palmarés desde 2015 a los que añade una plata y un bronce. En los 50 y los 100 braza no hizo concesiones ni en 2015, ni en 2017 ni en 2019. En piscina corta, sumó en 2014 tres platas en las pruebas de 50 braza, 100 braza y 4x50 estilos mixtos.
Si en el mundo su hegemonía es amplia, en Europa no se estila otra cosa que no sea la ley de Adam Peaty. Desde el año 2014 hasta este 2021, el británico ha ganado 16 medallas, todas ellas de oro, proclamándose rey absoluto de las pruebas del 50 y el 100 braza y el 4x100 estilos, ya sea masculino o mixto. En los europeos de piscina corta las cosas no le han ido nada mal tampoco con dos platas en 2015 y un oro y un bronce en 2017.
Con un palmarés semejante y un reinado en la prueba de los 100 braza incontestable, el nadador de Uttoxeter se siente en capacidad de poder elevar el listón hasta límites insospechados que no puedan volver a alcanzarse. De momento, su récord del mundo, que se sitúa en un tiempo de 56,88 sigue vigente, pero su intención en seguir destrozando el crono después de haber marcado los 17 mejores tiempos de la historia en dicha prueba. El siguiente tiempo de un nadador diferente a Adam se encuentra casi un segundo por encima, el 57.80 de Arno Kamminga. Por eso, tiene la ambición de competir contra sí mismo y contra la historia.
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