El conflicto armado que se está produciendo en Ucrania desde hace casi dos meses sigue teniendo una importante repercusión en el deporte. Los lazos del presidente ruso Vladímir Putin son demasiado alargados y ahora están llegando de manera recurrente hasta el mundo de las artes marciales mixtas. Concretamente hasta la UFC, donde juega un papel fundamental un personaje que recientemente ha vuelto a ganar mucha importancia en este universo. Se trata de Ramzan Kadyrov.
Este político es el líder de Chechenia, una de las regiones más importantes de Rusia. Las relaciones de Ramzan Kadyrov con Vladímir Putin son muy fluidas y han provocado que el todopoderoso presidente ruso incluso se adentre y se interese por el mundo de la UFC. Sin embargo, ahora es Kadyrov quien se encuentra en problemas precisamente por sus relaciones con Putin, pero también por culpa de su extenso y preocupante historial de comportamientos delictivos.
La región de Chechenia está ganando recientemente una enorme popularidad dentro de las artes marciales mixtas y en especial del negocio de la UFC. Todo especialmente gracias a la subida como la espuma de una de sus estrellas emergentes, Khamzat Chimaev. El luchador checheno del peso wélter continúa invicto y va camino de convertirse en la próxima superestrella de la Ultimate Fighting Championship.
Este imparable dominador del octógono guarda una estrecha relación con Ramzan Kadyrov, pero no es el único. La vinculación del líder de la región soviética con muchos luchadores es total y eso está provocando que Estados Unidos, quien controla el universo de la UFC, esté empezando a tomar cartas en el asunto. De hecho, el gobierno norteamericano tiene multitud de causas abiertas contra el propio Kadyrov por su nulo respecto de los derechos humanos y por sus atrocidades como gobernador.
Kadyrov, en el punto de mira
El líder checheno está siendo perseguido diplomáticamente por Estados Unidos. De hecho, históricamente ha llevado a cabo grandes negocios en el país que recientemente han sido restringidos, sobre todo después del estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión de las tropas de Vladímir Putin.
El político ruso está considerado como una de las personas más cercanas al líder del Kremlin y, además, está acusado de truculentas violaciones de los derechos humanos de manera sistemática, especialmente contra las personas de la comunidad LGTBI. Ya en el año 2017, el Tesoro de Estados Unidos emitió sanciones que bloqueaban a los ciudadanos del país y a cualquier persona presente en los Estados Unidos hacer negocios con Kadyrov.
En 2020 se produjo de nuevo un segundo cerco económico después de que algunos de sus negocios consiguieran aflorar a pesar del bloqueo realizado. Sin embargo, varios de estos negocios estaban estrechamente ligados a la propia UFC y a otras organizaciones de combates deportivos. Entre todas ellas destacaba su propia cadena de gimnasios, los Akhmat MMA.
Los movimientos de Kadyrov han estado perseguidos desde entonces por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro. Akhmat, el nombre de sus gimnasios, responde a la variación del nombre de su padre, la cual se utiliza en Chechenia para marcar negocios o calles.
Las últimas acciones que han generado polémica por parte de Kadyrov han sido los envíos de grandes batallones de soldados hacia el ejército ruso para combatir en Ucrania. El líder checheno siempre ha proclamado la toma de Kiev como algo fundamental, así como las liberaciones de Donetsk y Luhansk. Sin embargo, los crímenes de Kadyrov se remontan a tiempos pretéritos a la guerra, especialmente a la ordenación en masa de secuestros, torturas y asesinatos de personas LGTBI.
Kadyrov y la UFC
Una de las cosas que más preocupa ahora mismo en el entorno de la UFC y de Estados Unidos son los vínculos que este universo pueda seguir teniendo con Ramzan Kadyrov. En especial tras la irrupción de la figura de Khamzat Chimaev, la nueva estrella rusa llamada a ocupar el vacío dejado por el gran Khabib Nurmagomédov.
El pasado sábado, Chimaev llevó a cabo su último combate en el que ganó con una superioridad total a Gilbert Burns. Sin embargo, horas antes del mismo, el atleta de 27 años subió a sus redes sociales un vídeo charlando amigablemente con el líder checheno, una de las personas que ha sido identificadas como gran rostro de la guerra en Ucrania por su vinculación con el ejército de Putin.
Chimaev, nacido en Chechenia y mudado a Suecia a los 18 años, es uno de los grandes protegidos de Kadyrov, quien rápidamente vio su potencial y quiso acercarse a él para cuando se convirtiera en una estrella, soñando en que fuera el nuevo Khabib. La foto subida a sus redes sociales junto a Kadyrov llevaba la siguiente inscripción: "Akhmat Sila". Estas palabras vienen a decir algo así como "Poder Akhmat" y es un grito de guerra popular entre los leales a Kadyrov. Todo con connotaciones bélicas siempre muy marcadas.
A pesar de que el caso de Chimaev es el más llamativo a nivel mediático, lo cierto es que no ha sido el único. Desde hace mucho tiempo, Kadyrov ha estado introduciendo a luchadores en la UFC salidos desde sus gimnasios Akhmat MMA. Además, muchos luchadores estadounidenses, cuando han visitado Rusia, han pasado por Chechenia para reunirse con el mandamás de la región e incluso han participado en la Absolute Championship Akhmat, la propia liga de lucha del polémico gobernador.
Tras el estallido de la guerra, las muestras públicas de relación entre luchadores profesionales y Kadyrov han disminuido, pero se han seguido produciendo como ha demostrado Chimaev. Aun así, la UFC mantiene y defiende que no hay vínculos con el líder checheno ni contratos de ningún tipo que les unan.
También niegan cualquier tipo de afiliación con Akhmat MMA y defienden que las relaciones que mantienen con sus deportistas son independientes, sin ningún tipo de intermediarios. Sin embargo, la naturaleza oscura de estos contratos ha provocado que las sospechas aumenten considerablemente en las últimas emanas.
Desde la invasión de Ucrania de las tropas de Putin, las principales ligas deportivas de todo el mundo se han distanciado de los propietarios, los equipos y los atletas rusos. Sin embargo, la UFC ha mantenido su asociación de retransmisión con una empresa de medios de comunicación controlada por el estado soviético y ha destacado a los atletas rusos en sus eventos.
Además, el universo de Ultimate Fighting Championship tiene una particularidad y es que existen relaciones cruzadas en las que sí entra en juego la figura de Kadyrov, como los atletas que proceden de sus gimnasios. Curiosamente, la mayoría de ellos están representados por Ali Abdelaziz, un agente egipcio y residente en Estados Unidos que también formó parte del equipo de representación de Chimaev. Este intermediario ha dicho en más de una ocasión que duda que Kadyrov haya cometido las violaciones de los derechos humanos que le atribuyen, culpando a los medios de comunicación de difamarle.
El propio Chimaev protagonizó una importante polémica tras su última pelea contra Gilbert Burns al querer mandar un mensaje a su pueblo, Chechenia, con una connotación que bien pudo ser un saludo al líder político vetado por la UFC. Algo que fue retransmitido a buena parte del planeta.
Antes del conflicto en Ucrania, la figura de Kadyrov sobrevolaba el universo de la UFC y de los deportes de contacto con frecuencia. Tanto es así que personalidades como el actor Steven Seagal, el boxeador Floyd Mayweather o los excampeones de lucha Frank Mir y Khabib Nurmagomédov visitaban sus instalaciones y se reunían sin problema con él. Ahora, todos esos encuentros se han reducido drásticamente, pero no así la sombra de Kadyrov en el universo de la UFC.
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