No se caracteriza por ser un deporte violento ni reconocido por las peleas y los altercados, de hecho es considerado un deporte de caballeros. Al menos hasta ahora. El críquet se ha encontrado con una situación inesperada, y es el alto consumo de alcohol y drogas, particularmente cocaína, entre los aficionados que van a los estadios a ver los partidos.
Esta mezcla de deporte, drogas y alcohol ya ha generado en varias ocasiones trifulcas y peleas en los graderíos durante los partidos, una situación a la que desde las instituciones se les está intentando poner remedio, de momento, sin suerte.
De hecho, desde las altas esferas de este deporte se cree que el aumento del comportamiento antisocial en los campos (sobre todo este verano) está siendo impulsado por el consumo de cocaína entre los espectadores y un mayor atrevimiento después de dos años de restricciones de covid para asistir a eventos multitudinarios y disfrutar de deportes con un amplio factor social. Estos factores se han combinado con el consumo excesivo de alcohol para desencadenar incidentes de violencia o comportamiento reprobables en las gradas.
En los países con mayor tradición de críquet, como Inglaterra, Gales o la India, se está tratando de dar una explicación a este fenómeno y, sobre todo, de ponerle fin. Varios altos mandatarios han confesado a The Times su preocupación por el aumento de los problemas de comportamiento en las gradas, que van desde los cánticos degradantes y agresivos y los insultos hasta las invasiones de campo y la violencia a gran escala.
De hecho, creen que este es un problema de fondo que no solo afecta al críquet, sino a todos los deportes que mueven grandes masas de espectadores y que han vuelto a la normalidad tras la pandemia. En el caso del fútbol, ya se han visto varios ejemplos de ello en los últimos meses, pero también es cierto que la violencia ha estado más vinculada a este deporte históricamente que al críquet.
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Por ello, cada vez se presta más atención al comportamiento de los aficionados en el críquet. En este momento desde las principales organizaciones se está tratando de atraer el deporte lo máximo posible a las familias y a los niños, y este tipo de comportamientos van totalmente en contra de esa política más familiar que se pretende impulsar en las gradas.
El BCE (Junta de Cricket de Inglaterra y Gales por sus siglas en inglés) ya ha tomado algunas medidas iniciales y ha introducido una serie de iniciativas para tratar de erradicar el mal comportamiento después de los incidentes ocurridos durante las competiciones T20 Blast and Hundred del año pasado.
Este mismo domingo, durante la tercera prueba entre Inglaterra y Nueva Zelanda, hubo una pelea en Western Terrace en Headingle. Esto llevó al grupo Barmy Army (la empresa que proporciona entradas y organiza fiestas de gira para que algunos de sus miembros sigan al equipo de críquet inglés en el Reino Unido y en el extranjero) a decir que quitarían los carnets y abonos de cualquier persona que se encontrara involucrada en una conducta intimidatoria, abusiva o violenta.
Medidas en los recintos
Un intento de mejorar la seguridad que también tiene su réplica directamente en los estadios: Todos los campos han introducido un servicio de texto con los que los espectadores pueden enviar mensajes sobre incidentes que estén teniendo lugar en las gradas. Estos mensajes se envían directamente a la sala de control del partido y puede permitir un despliegue rápido de cuerpos de seguridad y policías en esa área del campo.
Según le ha contado otro alto ejecutivo a The Times, se cree que ha habido un aumento del mal comportamiento después de la pandemia de covid, pero también considera que podría haber problemas sociales más amplios. Un problema que nace en los individuos y que hace que estos vayan a los eventos deportivos (y en particular al críquet) a desplegar toda su ira y a creerse con el derecho de poder hacer lo que quieran en un evento público.
El mensaje desde las instituciones es claro, "tolerancia cero" con el comportamiento antisocial. Además, se quiere ser más estricto con las sanciones a aquellos que no se comporten adecuadamente: los que sean expulsados de los terrenos de juego deben estar sujetos a prohibiciones durante toda la temporada en todos los estadios del país.
El Barmy Army ya ha tenido que tomar cartas en el asunto y el pasado domingo envió un mensaje a los aficionados de Inglaterra para que frenaran su comportamiento en las pruebas después de que algunos espectadores fueran expulsados del recinto por enzarzarse en una pelea en la que estuvieron involucradas varias personas.
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Un mensaje en las cuentas de redes sociales de Barmy Army publicado después del juego decía: "Recordamos a todos los asistentes al cricket que ciertos comportamientos no son tolerados en Barmy Army. Estamos orgullosos de nuestro código de conducta que se centra en el respeto y el disfrute del juego para todos".
"Cualquier lanzamiento de vasos y comportamiento violento no tiene cabida en un campo de cricket y cualquier miembro que se descubra que ha estado involucrado en estas actividades tendrá su membresía revocada", añadía el comunicado de la organización.
Una dinámica recurrente
Y es que estos hechos recientes no son aislados. Hace unas semanas tuvieron lugar varios partidos en Vitality Blast en los que la violencia de los aficionados y el mal comportamiento en las gradas fueron los protagonistas. Headingley también ha sido uno de los lugares donde ha habido problemas, lo que ha llevado a Yorkshire a iniciar una investigación después de que varios aficionados borrachos se enfrentaran en una pelea con la seguridad del estadio durante un partido contra Durham.
También ha habido informes de peleas entre aficionados rivales en New Road durante el derby de Midlands entre Worcestershire y Birmingham Bears. Así, la Junta de Cricket de Inglaterra y Gales tendrá que enfrentarse a un gran desafío antes de la quinta prueba reprogramada entre Inglaterra e India en Birmingham, a partir del uno de julio.
Durante la segunda prueba entre Inglaterra y la India en Lord's el año pasado, una parte de los aficionados arrojó cerveza y champán al bateador indio KL Rahul mientras jugaba cerca de la línea. El incidente encendió la mecha de su capitán, Virat Kohli, que le dijo a Rahul que contestara lanzando de vuelta los corchos de las botellas.
Y es que en Inglaterra los precedentes por violencia de los aficionados en el deporte son conocidos, dado el gran protagonismo que obtuvieron los hooligans de los distintos equipos de fútbol ingleses hasta los años 80. Todavía hoy se dan algunos problemas de este tipo, pero a menor escala, y esta irrupción violenta mezclada con el consumo de drogas en el críquet está inquietando a las organizaciones e instituciones, que están tratando de ponerle fin.