Las lágrimas de Mohamed Katir El Haouzi tras pasar a la final del 5.000 de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 declarando su sentimiento patrio ante los que dudan de él por haber nacido en Marruecos dieron la vuelta al mundo. Allí no pudo darle el éxito que prometió al país. Un año después, justo el tiempo que pidió, consigue la medalla de bronce en el 1.500 de los Mundiales de Eugene 2022. La carrera que comenzó en Alcazarquivir y encontró en Mula un sentido suma su primer éxito. "Esto es solo el comienzo", avisa.
Katir llegó a España en patera con su madre con tan solo cinco años donde ya les esperaba su padre, pasó por Huesca y se instaló finalmente en Mula, donde se ha desarrollado el cuerpo más privilegiado para el medio fondo de la actualidad nacional. Destacaba cada vez que se enfundaba sus zapatillas y acaparaba toda la atención por la suficiencia con la que lo hacía. En esto ha tenido mucho que ver Gabi Lorente, el entrenador que en 2022 ha visto también como su Mariano García era campeón en pista cubierta.
España llevaba 23 años sin subirse al podio en esta modalidad durante un Mundial. La última vez fue en territorio nacional, cuando Reyes Estévez consiguió otro bronce en Sevilla 1999. Tenía que ser en Oregón, donde el país metió a tres fondistas en la final para convertirse en la nación que más veces ha tenido a esta cantidad de atletas luchando por la presea. La mejor noticia para el futuro es que Mario García Romo también está ahí después de llegar a meta en cuarta posición.
Pero Katir venía coqueteando con este éxito durante los últimos dos años. Tras la pandemia, batió los récords nacionales de 1.500 metros, 3.000 metros y 5.000 metros en cinco semanas. Esto provocó algunos recelos, como los de Isaac Viciosa (a quien le quitó la mejor marca en la segunda modalidad) que terminó disculpándose por decir que le "habría gustado que mi récord lo hubiese batido un atleta con apellidos castellanos".
Katir viene de su abuelo Mailud, una de sus grandes inspiraciones de la vida de Mo por "sufrir en la vida por temas de la guerra". Su segundo apellido, El Haouzi, proviene de Egipto, la nacionalidad de su madre. Tiene otros cuatro hermanos y curiosamente es el único que practica deporte. Si se instalaron en Mula es porque su padre, de origen también marroquí, encontró trabajo como albañil. Pero en Huesca su vida iba por otro lado.
En ese paso por la ciudad oscense, llegó a jugar al fútbol como delantero, donde reconoce que no lo hacía nada mal, pero que le faltaba técnica. Una carrera organizada por su colegio cambiaría su vida a los once años cuando ganó la prueba. Desde entonces, no ha dejado de correr. A la vez, empezó una aventura para ser bombero mientras conseguía sus primeros éxitos sobre el tartán y los caminos. Cristóbal Carlos le guio para ser uno de los mejores.
Unas victorias que valían de poco por la otra batalla que estaba librando. Hasta 2019 no obtuvo la nacionalidad española, mientras se mostraba en diferentes pruebas que era el mejor del país. "Soy cien por cien español", reconocía en las entrevistas que le hacían. Pero este procedimiento le llevaría cuatro años de trámites burocráticos. Con su introspección inspirada en la poesía, ha ido superando toda esa presión con la que vive desde que dio el salto al panorama nacional.
Carlos empezó a pulir un diamante en bruto que en Tokio 2020 tuvo su primera exhibición, pero Gabi Lorente es el que dio el paso definitivo. Le conocía desde los 14 años, pero fue en 2020 cuando empezaron a trabajar juntos. "Los finales de carrera le costaban", declaraba el entrenador. Esta guía del hombre de Fuente Álamo le permitió este martes imponerse al resto de rivales que llevaba por delante y solo terminar por detrás de Jake Wightman y Jakob Ingebrigtsen.
A las platas de José Luis González, Fermín Cacho y los dos bronces de Estévez en un Mundial hay que añadir este de Katir a sus 24 años. El murciano, amante del boxeo, del fútbol y de la poesía, llegó este año a Eugene sin tanta presión mediática, pasó discretamente por las rondas precedentes y en la hora decisiva de la final no falló. El 1.500 español recupera su sitio en el mundo con este hombre que empezó a correr en Alcazarquivir para llegar a España y ahora lo hace para dar éxitos al país.
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El fondista ya piensa en el próximo objetivo, el Europeo de Múnich 2022 en agosto. "Espero haya hecho disfrutar a España y a mi pueblo porque esto es solo el comienzo. En un mes está el Europeo. Al ver tres españoles en la línea de salida había mucha gente que no creía en nosotros. Había gente diciendo que ninguno traería medalla. Me gustaría decirles que esto es un bronce, no hace falta poner nada malo sino apoyar y disfrutar", sentenció tras conseguir el metal.
Pero es inevitable empezar a pensar en París 2024. Katir llegará a esa cita con un grado de madurez aún más desarrollado. Esta medalla le quita la presión que le ponían por el hecho de explotar. Se confirmó en Tokio 2020, ahora se consolida este 2022. En dos años, el murciano será una de las cabezas visibles de la delegación española. "No hacemos nada malo a nadie, solo sentir queridos a nuestros pueblos". Fueron las palabras con las que finalizó su intervención. Mo dio la segunda alegría al país en estos Mundiales de Eugene 2022.