Los Juegos Olímpicos, y competiciones de la misma índole, se han convertido en los últimos años en puerto al que llegan a atracar los barcos de los proyectos más extraños, novedosos y futuristas. Ideas en muchos casos disparatadas que vienen apoyadas por grandes inversiones económicas y por programas de expansión turística y urbanística.
Los últimos Juegos Olímpicos de Tokio 2020, celebrados en 2021 por culpa de los efectos de la pandemia, darán paso en menos de dos años a los de París en el 2024. Y después, el COI ya ha elegido cuáles serán las sedes para las dos siguientes ediciones. Los Ángeles regresa con fuerza en el 2028 y Brisbane será la opción exótica de Australia para el 2032.
Asia, Europa, América, Oceanía y... llegará el 2036 y el COI tendrá que elegir hacia dónde se dirige. Muchas voces apuntan ya hacia un regreso a Asia. Concretamente a un país que albergaría sus primeros Juegos Olímpicos. De momento, las ciudades que han presentado su intención para optar a ser sede de los próximos JJOO son Londres, Estambul, Budapest, Vladivostok y Wuhan.
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Junto a todas ellas está también el gran proyecto de Qatar, quien quiere pasar con nota el Mundial de Fútbol para que Doha consiga los Juegos Olímpicos del año 2036. Y esta semana se ha presentado también una nueva iniciativa, la de Indonesia. El país asiático ha sorprendido a todos anunciando su proyecto de la mano de Comité Olímpico Internacional. Pero lo más impactante de todo es que quieren llevar la cita deportiva más importante del planeta hasta una ciudad que no existe: Nusantara.
El proyecto de Indonesia
Joko Widodo, presidente de Indonesia, aprovechó la última reunión del G20 en la isla de Bali para presentar al mundo su gran reto político-deportivo. Se trata de un magnánimo proyecto para intentar conseguir la organización de los Juegos Olímpicos del año 2036. Un anuncio que ha generado un gran revuelo ya que en la conferencia en la que se hizo público el programa se encontraba también Thomas Bach, presidente del COI.
Este hecho ha sido interpretado como un apoyo llamativo ante una candidatura que todavía se encuentra en su fase inicial, ya que está previsto que se realice en Nusantara, un proyecto urbanístico del país que no verá la luz hasta el año 2024, ya que es una ciudad que no existe: "He transmitido los preparativos de Indonesia para acoger en 2036 los Juegos Olímpicos en la ciudad capital de Nusantara".
Indonesia llevaba un tiempo valorando la idea de albergar unos Juegos Olímpicos, o al menos intentarlo. Por eso, el primer nombre que se apuntó fue el de Yakarta, su capital. Sin embargo, la línea política marcada por Widodo y todo su equipo apuntan hacia la consagración de Nusantara como la gran urbe nacional. Yakarta no perderá todo su apogeo, pero sí buena parte de él. Por ello, era de recibo trasladar hacia un nuevo emplazamiento este magnánimo proyecto.
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El problema de Nusantara es que todavía no existe. Los planes del Ejecutivo de Widodo son avanzar las construcciones durante el año 2024 en dos distritos de la parte oriental de la isla de Borneo. Allí se establecerá la nueva capital administrativa del país. Esta idea es apoyada plenamente por el ministro indonesio de Juventud y Deporte, Zainudin Amali. Juntos quieren pelear por este importante reto y convencer al COI de que su proyecto es el idóneo para lanzar al mundo un nuevo mensaje de crecimiento y expansión.
Indonesia ya tenía en mente atacar este reto para el año 2032, sin embargo, el hecho de no llegar a tiempo con las obras provocó que Brisbane se les adelantara. En ese momento decidieron que lo mejor era aguardar hasta la siguiente posibilidad para atacarla con la mayor de las energías. "Nuestra intención de presentar la candidatura es muy seria", aseguraba Widodo.
Por su parte, el COI ha quedado encandilado por los planes que tiene Indonesia de crecimiento y en los cuales quieren abrazar al deporte de manera significativa: "El proyecto encaja muy bien en la filosofía del COI de cara al futuro de los Juegos Olímpicos. Además, Indonesia es un gran ejemplo de armonía y diversidad, de convivencia entre diferentes culturas y religiones".
Se espera que durante el 2023 se puedan realizar los primeros avances sobre el terreno de la nueva Nusantara y que en agosto del 2024 se pueda llevar a cabo una primera inauguración. El proyecto tendrá un coste de 45.000 millones con el objetivo de acelerar lo máximo la salida a la luz de este magnánimo programa con el que se pretende crear una estrategia para reducir la desigualdad de desarrollo entre Java y otras islas en el archipiélago de Indonesia.
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A esa mareante inversión habrá que añadir también la cantidad que el gobierno del país decida invertir para dar forma al proyecto olímpico. No obstante, se espera que Nusantara surja como una ciudad eminentemente deportiva que entre en la rueda de las grandes capitales y ciudades del mundo habituadas a albergar pruebas y campeonatos de primer nivel.
Una guerra asiática
El Comité Olímpico Internacional tiene por delante una tarea complicada. La lucha por organizar los JJOO de 2036 va a ser encarnizada. Europa y América parten con pocas opciones de éxito, pero hay ciudades como Estambul que están convencidas de que su programa será el elegido. Al menos, la ciudad que tiene el apoyo del presidente Erdogan y de su alcalde Ekrem İmamoğlu cuenta con una mezcla cultural importante, siendo siempre un puente continuo entre Europa y Asia.
Sin embargo, todo apunta a que será una gran guerra asiática en la que ahora quiere entrar Indonesia con el proyecto de Nusantara. No obstante, no será la única gran baza ganadora, ya que también está el proyecto de Qatar con Doha a la cabeza. La Familia Real del estado qatarí ha puesto sus ojos sobre la próxima cita olímpica por asignar y quieren conseguir esta victoria histórica a golpe de petrodólares.
En los últimos años ya han conseguido entrar de lleno en deportes como el atletismo, la Fórmula 1, MotoGP o el tenis. Dos de sus últimas conquistas, materializadas recientemente, han sido el universo del pádel con la creación del circuito de Premier Tour, liderado por Qatar Sports Investments bajo la figura de Nasser Al-Khelaifi, y el Mundial de Fútbol, cuya organización fue asignada por la FIFA en el año 2010, pero que ha sido a medida que se ha ido acercando la cita cuando ha ido siendo protagonista, especialmente por cuestiones negativas.
Si Qatar consigue salir de este reto airoso y con unas connotaciones positivas, recibirá un impulso muy importante a la hora de afrontar nuevos proyectos como serían esos Juegos Olímpicos del año 2036. Qatar quiere ganarle la guerra a sus rivales geográficos y conseguir ese reconocimiento por delante de países como Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y, sobre todo, Arabia Saudí.
Enfrente estará Indonesia, aunque falta por saber si el COI se atrevería de verdad a concederle a una ciudad que no existe un proyecto tan importante. Para apoyar esa teoría se encuentra, precisamente, el gran rival de Qatar, Arabia Saudí. Su proyecto de Trojena, un resort dedicado a los deportes de invierno frente al desierto en la ciudad fantasma de Neom, ha conseguido llevarse los Juegos Asiáticos de Invierno del año 2030.
Por ello, Nusantara se quiere convertir en la nueva Neom y encontrar su Trojena particular para ganarle la gran guerra a Qatar y a Doha, quienes no ven rivales dentro del resto de candidatas, pero que han activado todas las alertas al ver el apoyo que ha mostrado el COI a Indonesia y a su plan futurista.