Luto en el tiro español y en el cuerpo de la Policía Nacional. Jorge Ballesteros (San Sebastián, 1983) ha fallecido a los 39 años, según informó la Real Federación Española de Tiro Olímpico (RFEDETO) este martes. Fue encontrado en el interior de su vehículo en estado muy grave, herido de un disparo con un arma de fuego. Murió en el hospital.
Jorge Ballesteros, además de policía, era muy reconocido a nivel deportivo por su trayectoria en el tiro olímpico. Fue campeón mundial de tiro práctico (IPSC) en división Open en 2017. También sumaba tres Europeos, seis Extreme Europe Open y 17 campeonatos de España en total.
Hace mes y medio había participado en su última competición, el Campeonato del Mundo en Pattaya. Allí acabó 15º entre 350 deportistas y cedió su corona mundial al estadounidense Christian Sailer, de 22 años. "A veces se gana, a veces aprendes", escribía Jorge tras el certamen que acabó con la imagen de su intercambio de camiseta con el nuevo campeón durante la entrega de premios.
Jorge nació en San Sebastián, pero de pequeño se mudó a Madrid junto a su familia. Pertenecía a una estirpe de grandes tiradores, junto a su padre Juan Carlos Ballesteros, su madre Pilar Fernández y su hermana Lorena. Los tres también acumulan un gran número de campeonatos de tiro de España y de Europa en sus palmareses.
De su padre heredó su pasión por la disciplina del tiro práctico y con 18 años recién cumplidos empezó a ganar sus primeros títulos. En 2013, Jorge se proclamó campeón de Europa por primera vez en su carrera, en Barcelos (Portugal), y cuatro años después cumplió su sueño de ganar el título a nivel mundial, quedándose este en su posesión durante los siguientes cinco años.
Luto en la RFEDETO
Miguel Francés, presidente de la RFEDETO, mostró su pesar por la muerte de Jorge Ballesteros, "un deportista grandioso, de otro planeta; competitivo al máximo, pero con un sentido de la deportividad y una humildad de las que ya no quedan".
El máximo responsable de la RFEDETO, para quien Jorge "llevaba el tiro en la sangre y lo amaba profundamente", definió también al tirador como "un ser humano excepcional, un caballero en el deporte y en la vida que nos ganaba a todos los que le tratábamos con su encanto personal, amabilidad y permanente sonrisa, reflejo de su bondad y generosidad".