España no ha fallado en su cita con las medallas en el Mundial de balonmano. Los 'Hispanos' realizaron una segunda parte formidable y consiguieron remontarle a Suecia, uno de los equipos anfitriones, la desventaja de cuatro goles con la que habían llegado al descanso. Un bronce que sirve para seguir ampliando el palmarés de una selección ejemplar. Ya son cinco preseas, con dos oros y otros tres bronces.
Los de Jordi Ribera hicieron una primera parte bastante decepcionante. Estuvieron desdibujados en defensa y aunque en ataque sí consiguieron dar la talla, el equipo sueco disfrutó de una renta de dos goles a su favor que llevaban siempre a España a remolque. La brecha se hizo todavía más grande al llegar al descanso con un marcador de 22-18 que hacía presagiar una mala tarde.
Sin embargo, la charla en el descanso del seleccionador, el cambio de actitud en defensa y algunos retoques en la pizarra, cerrando mejor el juego de los extremos suecos, en especial de Wanne, permitieron a España darle la vuelta al marcador. En poco más de seis minutos, los 'Hispanos' ya habían conseguido ponerse por delante en el electrónico.
Una hazaña que sirve para unir otro metal a la enorme colección de una selección que se encuentra en plena transición generacional. La victoria en la mal llamada final de consolación tuvo como figuras a Alex Dujshebaev, Joan Cañellas y un Adrià Figueras, aunque el MVP del choque se lo llevó el sueco Wanne, autor de 9 goles y que hizo un gran primer tiempo. El marcador final fue de 36-39.
Un triunfo de equipo, pero también de entrenador. Un cambio defensivo, pasar a línea de 5-1 en la segunda mitad, que ha traído un metal muy valioso y muy esperado. Antes del inicio de la competición, José Javier Hombrados, leyenda de este deporte, aseguraba que el objetivo era estar en semifinales porque menos no se le podía pedir a este equipo.
Tras la espectacular victoria contra Noruega en cuartos de final después de dos prórrogas, llegó el mazazo de la derrota contra Dinamarca. Sin embargo, los 'Hispanos' han demostrado que nunca se vienen abajo y por ello han sido capaces de traerse una nueva presea.
Una remontada 'exprés'
El partido empezó mal para España, que se dejó llevar por el planteamiento puesto en marcha por parte de Suecia. Mucho ritmo, ataques cortos y poco protagonismo de las defensas. El peso en los de Jordi Ribera lo llevó Joan Cañellas, autor de tres de sus cinco goles en los compases iniciales.
Los suecos consiguieron abrir un pequeño hueco en el marcador (4-2) que obligaba a España a ponerse las pilas. Parcial de 0-3 para remontar y volver a igualar la contienda a los seis minutos de partido. Casado e Imanol tomaron el relevo de Cañellas, pero Suecia volvió a lucir su mejor versión en ataque para sofocar la reacción nacional y poner de nuevo esa renta de dos goles durante muchos minutos.
Superado el ecuador del primer tiempo y con un gran Lagregreen en ataque, Suecia consiguió que la renta creciera primero a tres goles y después a cuatro. Estaban encontrado muchos espacios en la zona del pivote y sabiendo romper a la defensa de España para atacar por el flanco de Wanne. El extremo acabó con un 9 de 13. A falta de 5 minutos para el descanso, los 'locales' mandaban 19-15, momento en el que apareció Alex Dujshebaev para contener la hemorragia. La renta se mantuvo hasta la finalización del primer acto con un resultado de 22-18.
Sin embargo, llegó el segundo tiempo y todo cambió. Jordi Ribera consiguió dar con la tecla para realizar un cambio atrás que desajustó a los suecos. El ritmo fue más lento, las defensas fueron más protagonistas y ahí España encontró su hábitat. Por ello, solo tardó seis minutos en darle la vuelta a la situación tras abrir un parcial de 1-5.
De nuevo Alex Dujshebaev fue el líder de la remontada, bien secundado también por un Adrià Figueras que terminó con nueve tantos. Una vez se había conseguido poner el 23-23 en el marcador, empezó un partido nuevo en el que Suecia nunca pudo entrar.
Al igual que Suecia había conseguido tener ventajas de dos goles a su favor de manera constante durante muchos minutos de la primera parte, España hizo lo propio y siempre puso un muro de tres goles en los últimos quince minutos de encuentro. Mientras los nórdicos pagaban el cansancio de su imponente primera mitad, Ribera supo rotar también su banquillo para darle frescuro al equipo en la recta final.
No hubo más sustos para España, que pudo celebrar el bronce con tranquilidad en un último minuto en el que todo estaba escrito, ya que los anfitriones bajaron los brazos antes del pitido final. Quinta medalla mundialista para los 'Hispanos' que vuelven a demostrar su categoría en las grandes citas.