World Athletics ha revolucionado el mundo del deporte al hacer oficial la prohibición de cualquier deportista transexual en lo que a sus competiciones se refiere. Sin embargo, hay una serie de atletas que también se han visto afectados por el cambio de reglamentación y son las que sufren las diferencias en el desarrollo sexual, también llamado hiperandrogenismo. Sus duras medidas hacen que para algunas como Casper o Christine sea muy difícil volver a competir en sus respectivas categorías.
La propuesta aprobada consiste en reducir a la mitad la cantidad máxima de testosterona en sangre para las atletas con diferencias en el desarrollo sexual (DSD). Ésta pasará de 5 a 2,5 nanomoles por litro al menos durante 24 meses antes y ha provocado que varias de ellas no puedan acreditar dichas cifras, de manera natural, para poder saltar al tartán o competir en las modalidades señaladas.
Una restricción más si cabe, ya que hasta ahora no se podían superar los 5 nanomoles por litro. Además, esta decisión entrará en vigor a partir del próximo 31 de marzo, por lo que el tiempo de reacción es mínimo para Caster Semenya y compañía para adaptarse a los nuevos requisitos.
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La solución para poder volverlas a ver es la medicación. Con varios de ellos, podrían reducirlo de manera drástica, lo que provocaría que se mermasen sus capacidades físicas. Sin embargo, parece que se entierran prácticamente sus posibilidades de competir al más alto nivel.
El cambio de normativa, puesto que está reducción de testosterona sólo afectaba a las pruebas que comprendían desde los 400 metros hasta la milla, ha provocado que se extienda a todas. Por lo tanto, varias de ellas han visto cómo recibían una serie de trabas para poder competir.
La única alternativa que ha ofrecido la World Athletics está basada en la aplicación de una serie de contemplaciones 'provisionales' en la normativa aprobada en la votación de la Federación Internacional de Atletismo. Entre ellas la disminución de testosterona será solo por 6 meses antes de competir en vez de 24 para las distancias de 400 metros hasta la milla. Sin embargo, en caso de querer competir entre los 400 metros y la milla la atleta deberá cumplir los 24 meses.
Semenya, la gran perjudicada
Caster Semenya, doble campeona olímpica en los 800 en Londres 2012 y Rio 2016, mantiene un litigio con World Athletics para poder regresar a su distancia fetiche tras no poder dar el salto de manera al 5.000. Sin embargo, no podrá competir en dicha prueba si no reduce a la mitad producción, por lo que tendría que medicarse para volver a ella.
La sudafricana había rechazado someterse a un tratamiento hormonal para poder competir en los 800 metros, distancia de la que fue apartada tras la entrada en vigor del anterior reglamento en 2018. Por lo tanto, ahora se ve abocada a recurrir a él si quiere mantener su carrera al más alto nivel en el atletismo.
Por este motivo, dio el salto a los 5.000 metros, distancia a la que nunca se ha conseguido adaptar y donde no ha conseguido los resultados esperados la doble campeona olímpica. El gran ejemplo de la dura transición que ha vivido Semenya fue en los pasados Mundiales de Eugene.
En ellos, la sudafricana consiguió la mínima para poder participar, sin embargo, se quedó muy lejos de los puestos cabeceros. Es más, ni siquiera tuvo opciones de estar en la final, por lo que volvió a ver frustrado su cambio de categoría. Ahora la cosa sigue complicándose para ella.
Otros casos
El de Caster Semenya no ha sido el único dentro del mundo del atletismo. Otras deportistas como Christine Mboma o Francine Niyonsaba se han tenido que 'reinventar' debido a su hiperandrogenismo. Tanto una como la otra tuvieron que cambiar de distancia para cumplir con la normativa presente.
Mboma se ha convertido en una de las jóvenes promesas del atletismo. A sus 19 años, ya sabe lo que es lograr una medalla de plata en los Juegos Olímpicos. Lo consiguió en Tokio 2020 en los 200 metros lisos. Tras competir en categoría juvenil dio el salto y se hizo con una colección de títulos más que reseñables.
Logró la victoria en los Campeonatos de Namibia en 800 m y 1500 m, y al año siguiente sumó otros tres títulos nacionales en 400 m, 800 m y 4×100 m. No obstante, debido a la restricción por su hiperandrogenismo tuvo que reconvertirse y apostar por los 200 metros lisos, donde se ha adaptado a la perfección y habrá que ver cómo responde a la medicación debido a la nueva normativa.
Francine Niyonsaba fue otra de las que se tuvo que reinventar dentro del atletismo. La ganadora de la plata en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 es casi un calco del caso de Casper Semenya. Sin embargo, ella decidió dar el salto a una distancia mayor y pasó del 800 al 10.000 tras la imposición de World Athletics.
De hecho, la de Burundi logró una meritoria quinta plaza en Tokio 2020 y ha sido otra muestra de buena adaptación como Mbemba. Sin embargo, ahora tendrá que recurrir, como sus compañeras, a una serie de medicamentos para poder reducir la presencia de testosterona en su cuerpo hasta los 2,5 nanomoles por litro.
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Con menos peso dentro del atletismo, pero también con problemas de hiperandroginia está Aminatou Seyni. La de Níger ve cómo su presencia en los 400 metros se convierte prácticamente en imposible y tendrá que centrarse en los 200 metros.
Esto les imposibilita para competir en la Diamond League o el Campeonato Mundial de Atletismo, que se disputará el próximo mes de agosto en Budapest, pero pueden cumplir con el requisito y clasificarse para los Juegos Olímpicos de París 2024. Esto se debe a que al no participar en pruebas entre los 400 metros y la milla, solo han de presentar los registros con seis meses de antelación.