Daniel Molina y Susana Rodríguez. Dos leyendas del deporte paralímpico español que han escrito con letras doradas una nueva página en su historia. Ambos se colgaron el oro en la prueba de triatlón de los Juegos Paralímpicos de París. Lo hicieron a lo grande, dando un golpe sobre la mesa exhibiendo todo su poderío sobre el río Sena y las calles de París.
Un día inolvidable para ambos. Para Daniel Molina por cerrar el círculo y lograr una medalla en los Juegos dentro de esta disciplina. Debutaba en París y se estrenó de la mejor manera posible. También fue una jornada única para Susana Rodríguez. La gallega superó por fin a su rival italiana Francesca Tarantello y revalidó su oro en Tokio 2020.
Ambos surcaron como nadie las aguas del río Sena, quemaron el asfalto sobre ruedas en los 20 kilómetros por los Campos Elíseos, la Avenida Montaigne y el Puente de los Inválidos y cerraron con cinco kilómetros corriendo hasta cruzar la meta en el Puente Alejandro III.
Pero no fueron los únicos en tocar metal en París. También lo hicieron Marta Francés, que se llevó la plata, y Nil Ruidavets con un meritorio bronce. La delegación española brilló en el triatlón y ya suma 19 medallas en estos Juegos Paralímpicos.
Cerrar el círculo
Con rabia, gritando y levantando al cielo de París una bandera de España. Daniel Molina se estrenó a lo grande en el triatlón paralímpico y regaló a la delegación española el primer oro del día y el cuarto en estos Juegos de París. Lo hizo ofreciendo una exhibición, especialmente en el tramo final, poniendo el broche a una carrera impecable. Paró el crono en 1:08:05, más de medio minuto por delante del alemán Max Gelhaar.
Y es que al madrileño de 50 años tan solo le quedaba una medalla en Juegos para cerrar una trayectoria impecable. Pentacampeón mundial y heptacampeón europeo. Ahora también campeón en unos Juegos Paralímpicos. Impecable.
Fue un recital de Molina. Siempre había soñado con esto y sus últimos metros los vivió como un homenaje a sí mismo. Entro en la recta final con los brazos en alto, aclamado por todo el público presente al pie del Puente Alejandro III. Regaló besos y se paró a escasos metros de la meta para recoger una bandera de España. Iba sobrado. Miró al cielo, levantó la bandera al cielo parisino y celebró con rabia el título.
Daniel Molina es un ganador nato y lo volvió a demostrar sobre la capital francesa. Dominó en el primer tramo de la prueba surcando las aguas del río Sena en primera posición, pero se vio relegado al tercer puesto después de los 20 kilómetros sobre la bicicleta. Tenía el oro a 51 segundos y por delante 5.000 metros corriendo para intentar lograr una remontada épica.
Y lo logró con creces. Se bajó de la bicicleta alentado por los aficionados españoles y comenzó a correr con su prótesis en la pierna derecha - la lleva desde los 19 años a causa de un accidente de tráfico-. Se echó agua en la cabeza y salió despavorido en busca de dar caza al neerlandés Nico van der Burgt y al alemán Max Gelhaar. No tardó demasiado, se los comió en un abrir y cerrar de ojos.
En 1,5 kilómetros recortó toda la desventaja y se puso líder en solitario hasta el final de la carrera. Sin miramientos, manteniendo un ritmo constante y acercándose poco a poco al objetivo. El sueño se hizo realidad. Se proclamó campeón paralímpico.
Molina calificó de "brutal" la experiencia vivida en París. "He ganado cinco mundiales y seis europeos. He ganado 36 medallas de oro en pruebas internacionales, pero esto es algo único, correr por las calles llenas de gente, con mi familia, mis amigos… Después del nacimiento de mis hijos es el mejor día de mi vida", afirmó en zona mixta.
Manteniendo el reinado
Tras el oro de Daniel Molina llegó el turno para la actuación de Susana Rodríguez. La gallega se presentaba en la cita parisina con el objetuvo de revalidar el oro de Tokio y superar a la italiana Francesca Tarantello, deportista que le había superado en las últimas grandes citas. Pero esta vez no fue así.
Susana impuso su ritmo desde el inicio. Nadie nadó más rápido que ella sobre los 750 metros del río Sena y comenzó a ganar una ventaja que no soltaría hasta el final de la prueba. De hecho, lejos de mantenerla se encargó de aumentarla para vivir con tranquilidad el último tramo.
Tarantello, que poco pudo hacer ante el ritmo infernal de la atleta española, no le quedó otra que permanecer ahí a la espera de un error o desvacenimiento de su rival. Afrontó los últimos 5 kilómetros corriendo con una desventaja de 2:20, algo prácticamente insalvable.
Susana Rodríguez voló hacia el oro y lo consiguió con mucha solvencia. Cruzó la meta con un tiempo de 1:04:19 a 2 minutos y 24 segundos de la transalpina. Un dominio total para revalidar el título de Tokio.