Enviado especial en París

Sin miramientos, desplegando un tenis excelso y silenciando a los más de 10.000 espectadores de la Philippe Chatrier. Una pista emblemática conquistada innumerables veces por tenistas españoles y que acabó rendida al recital de Martín de la Puente, el último explorador empeñado en tomarla. El vigués ya está en las semifinales de los Juegos Paralímpicos y luchará por obtener una medalla. El sueño está cada vez más cerca.

El español sufrió y se divirtió en la central de Roland Garros. Impasible durante el primer set al bullicio del respetable en favor de su rival, el francés Stephane Houdet (6-2, 4-6, 6-1), De la Puente ofreció un 'clinic' sobre la arcilla parisina. Saques directos, voleas, globos imposibles, golpes paralelos, cruzados... Un abanico de recursos ante los que nada pudo hacer el tenista galo.

Perdonó la vida de su rival cuando tenía saque para poner el 4-1 en la segunda manga y se lo acabó jugando todo a una carta. Fue ahí, en territorio hostil, donde se exhibió. Luchó contra todo y contra todos.

El ejército francés que respaldaba a Houdet puso de su parte para evitar un atropello del español a su rival en el momento de la verdad. Porque fue eso, un vendaval que en apenas media hora dejó todo visto para sentencia. El público jaleaba cada punto de su compatriota y celebraba el mínimo error del español en busca de una reacción que nunca llegó.

Martín de la Puente se mantuvo en trance en el tercer set. Sus gritos de 'vamos' resonaban en la abarrotada Philippe Chatrier y le llenaban de fuerzas para comenzar a minar la moral de su rival, excitado por haber resurgido de sus cenizas cuando todo parecía decidido. Houdet no pudo culminar la remontada y claudicó ante la garra y el gran tenis del español.

Intercambio de golpes

El jugador gallego saltó a la arcilla de París con la misión de acabar no únicamente con el número siete del mundo, sino también con un público totalmente entregado a su tenista. Un escenario imponente como pocos en el mundo y en el que se crea una atmósfera única. 

Rindió culto a una plaza emblemática y desde el inicio dejó claro que derrotarle iba a ser una misión muy difícil. Rompió el saque de Houdet a las primeras de cambio y encarriló una primera manga que apenas duró 35 minutos. al francés, totalmente superado, no le quedó otra opción que arriesgar ante un De la Puente infranqueable. No encontró respuestas y se agarró a una remontada épica.

Houdet aumentó la temperatura ambiental de la pista en el inicio del segundo set. Complicó las cosas a Martín de la Puente y, a pesar de ceder un servicio en favor del español, se recuperó de forma inmediata con un break para poner el choque 2-3 y con él al resto.

La Philippe Chatrier despertó del letargo y lo hizo todavía más con otra rotura del tenista francés para ponerse 4-3 y al saque. De la Fuente encontró un resquicio para agarrarse al set, pero fue demasiado pequeño y acabó sucumbiendo frente a un Houdet totalmente agigantado. El tercer set dictaría sentencia.

Impenetrable

Fue ahí, en la hora de la verdad, donde Martín de la Puente resurgió de sus cenizas. Tenía el público en contra, los decibelios eran altísimos y la moral de su rival estaba por las nubes. Pero nada ni nadie le frenó. Volvió a ofrecer su mejor nivel y borró del mapa a Houdet para poner rumbo a las semifinales.

Muy sólido y transmitiendo mucha confianza en sus golpes, De la Puente dejó gélida a la Philippe Chatrier en menos de media hora. Su afición incondicional le llevó en volandas hacia la victoria y levantó dos bolas de break en el cuarto juego que pudieron costarle caro. Acabó convirtiendo una patata caliente en un puro trámite y selló el triunfo para quedarse a un paso de las medallas.

Le queda un paso para llegar a la final, pero será el más complicado de todos. Deberá derrotar al británico Hewett, la mejor raqueta del circuito. Ya habrá tiempo para pensar en eso, de momento todo el foco queda para el choque de dobles junto a Daniel Caverzaschi ante la dupla japonesa Takuya MikiTokito Oda. Será está tarde y buscarán el pase a la final.