Cuando Franco Tenaglia (Argentina, 1996) se sube las gafas de sol, su cicatrizado rostro relata por él la dureza de toda una vida. Se crio en Burzaco, uno de los barrios más conflictivos de Argentina. Emprendió viaje exprés a Nueva Zelanda, ya que fue repatriado a Argentina al no tener el visado en regla. Se trasladó a Madrid, donde conoció a un promotor de boxeo galés.
Se mudó a Reino Unido, donde comenzó a pelear en peleas clandestinas a puño descubierto en locales de strippers. Sufrió lesiones que le apartaron de los combates y perdió el aval económico. Tras su peripecia inglesa, emigró a Frankfurt. En la ciudad alemana trabajó para la mafia y pasó seis meses encarcelados. "Las peleas eran muy violentas, mis cicatrices son de aquellas peleas, de cuando peleaba para la mafia. Lo difícil ya lo he pasado en aquellos años, ahora toca lo fácil", relata Tenaglia durante su conversación con EL ESPAÑOL.
"La necesidad hace al hombre. Yo no tenía dinero ni para comer y tenía que buscarme la vida. Y al final siempre quise pelear y ser campeón del mundo. Y para eso necesitas entrenar mucho. Si estás entrenando mucho no puedes tener un trabajo normal porque te lleva mucho tiempo, ganas poca pasta y después no te queda tiempo para entrenar. Entonces tienes que elegir entre seguir tu sueño o seguir el sistema y hacer una vida mediocre y arrepentirte todos los días de tu vida. Ya he pasado lo difícil, ahora me viene lo fácil", recalca.
Y lo que le viene, el próximo sábado 12 de octubre, es pelear ante Tony 'Loco' Soto en Bare Knuckle Fighting Championship (BKFC). Se ha establecido como la liga de combate más emocionante y de mayor auge en el mundo. Los mejores peleadores profesionales se enfrentan sin guantes ni vendas en los nudillos en un innovador anillo circular de cuatro cuerdas, convirtiéndose en auténticas estrellas de las redes sociales con millones de seguidores.
"Visualizo la pelea como una ruptura anal. Lo voy a ganar muy fácil. Creo que él (Tony Soto) no sabe lo que se está enfrentando. Es más chico que yo, estoy acostumbrado con gente más grande y pego muy fuerte. Él va a sentir el poder de mí, de mis golpes y lo que aguanto. Se va a sorprender. La pelea va a terminar rápido. No me va a aguantar. Ojalá me aguante los cinco rounds para darle un show a la gente, pero no me va a aguantar. Cuando me vio en persona le cambió la cara, se vino a hacer el amistoso y todo y cuando eso pasa es que está cagado", vaticina.
Tenaglia ha vivido mil vidas en una. Ha sido rico, pobre, ha dormido en una lujosa casa de Londres y en la cárcel, ha peleado en clubes de strippers, ha trabajado para la mafia albanesa y ha visto la muerte de cerca en varias ocasiones. Finalmente, llegó a Alicante y comenzó a entrenar en el gimnasio Climent, el club que ha forjado otros gladiadores como Ilia Topuria. Su conexión con España traspasa el octógono.
"Me gusta que tengo todo el apoyo del público español. Los amo muchísimo y me encanta que el evento (BKFC) se haga aquí en Marbella. Soy argentino y el que no quiere a su patria no quiere a su madre. Soy argentino, pero amo a España, es el país de mi corazón. Me siento mitad español. Tengo aquí la mitad de mi vida. Soy de sangre argentina, pero de corazón español", recalca.
El BKFC, compañía que dirige Conor McGregor, un deporte sin guantes por el que ha apostado fuertemente en los últimos meses que mantiene un modelo similar al del boxeo, aunque con algunos matices. Están permitidos los agarres en pie, aunque se rompen en tres segundos por el árbitro si no hay actividad, se disputan cinco asaltos de dos minutos y el ring es circular con cuatro cuerdas.
"Lo preparo un poco como una pelea de boxeo y me acondiciono más los puños. Pero bueno, hago de todo. Entreno, me preparo para todas las cosas porque al final peleo ocho veces al año, entonces lo hago en diferentes disciplinas, así que siempre tengo más o menos preparación para todo. Obviamente es más duro (el Bare Knuckle), las peleas duran menos, pero son mucho más violentas y la recuperación cuesta un poco más. Pero bueno, estoy acostumbrado a lo que me gusta", concluye.