El 8 de junio de 1924 fue la última vez que se vio a Andrew Irvine y George Mallory. Ambos trataban de ascender el Everest para convertirse en las primeras personas en llegar a la cima del pico más alto del mundo cuando desaparecieron. La cuestión de si llegaron a la cima ha perdurado en el tiempo como uno de los mayores misterios de siempre del alpinismo.
Un siglo después de aquella desaparición, una expedición de National Geographic ha localizado restos de lo que podría ser el cuerpo de Andrew Irvine, hallazgo que podría resolver una incógnitca centenaria. Un equipo de documentales de National Geographic que incluía al fotógrafo y director Jimmy Chin, junto con los cineastas y escaladores Erich Roepke y Mark Fisher, examinó la bota ncontrada.
"En su interior, descubrieron un pie, restos que reconocieron al instante como pertenecientes a Andrew Comyn Irvine, o Sandy, como se le conocía. La incertidumbre se esfumó cuando al acercarse observaron que había un nombre bordado en el calcetín: A.C. Irvine", relata el propio medio. Si llegó a la cima o no es uno de las mayores incertidumbres.
Si Irvine y Mallory hubieran tenido éxito, su hazaña habría llegado unos 29 años antes de que Tenzing Norgay y Edmund Hillary finalmente conquistaran el Everest. Los restos de Mallory fueron localizados en 1999, mientras que el paradero de Irvine era desconocido. "Es la primera evidencia real de dónde terminó Sandy", dice Chin sobre el descubrimiento.
Una de las primeras llamadas de Chin para compartir la noticia fue a la sobrina nieta de Irvine, Julie Summers, de 64 años, quien escribió una biografía de Irvine en 2001 y ha defendido sus contribuciones al montañismo durante años. Los miembros de la familia se han ofrecido como voluntarios para compartir muestras de ADN para compararlas con los restos con el fin de confirmar su identidad.
El hallazgo de la bota podría ayudar a descifrar el mayor misterio del alpinismo. La expedición sospecha que la bota de Irvine fue arrastrada montaña abajo debido a las avalanchas. También afirman que creen que Irvine portaba una cámara de fotos en su bolsillo. De recuperarse, la gran incógnita podría estar cerca de resolverse.