Iñaki Angulo
Enviado especial Nueva Orleans (EEUU)
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El Caesars Superdome de Nueva Orleans acoge la madrugada del domingo al lunes (desde las 00:25, en directo en Movistar+) uno de los partidos más importantes de la historia de la NFL.

La Super Bowl entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles nos introduce en un territorio no explorado en el fútbol americano, el deporte más importante de Estados Unidos.

El equipo de Kansas, liderado por el ya legendario Patrick Mahomes, buscará este domingo ser el primer conjunto de la historia de la NFL en ganar tres Super Bowls consecutivas.

Solo nueve franquicias han ganado el back to back y ninguna llegó en su tercer intento tan lejos como los Chiefs, que están en el partido final por cuarta vez en las últimas cinco temporadas, donde repiten el enfrentamiento de 2023 contra Philadelphia. En esa edición Kansas se impuso a los Eagles por 38-35 remontando en la segunda mitad.

La historia de esta semana en Nueva Orleans entre los medios de comunicación y los aficionados es común y muy similar a todas las ediciones que ha jugado Kansas. Línea por línea su rival es mejor pero solo un equipo tiene a Patrick Mahomes.

En los tres títulos de la era Mahomes, el guión siempre ha sido el mismo: primeras partes de dominio de San Francisco o Philadelphia y últimos cuartos finales mágicos de Patrick. En las tres Super Bowl ganadas por los Chiefs, el 15 ha conducido drives ganadores en el último cuarto o la prórroga.

La hoja de vida de Mahomes en sus siete temporadas como quarterback titular es abrumadora. El suelo de este equipo es perder en la prórroga de la final de la AFC. Antes de cumplir los 30 años, Mahomes está en un punto en el que su capacidad física no ha declinado un pelo mientras que su entendimiento del juego está ya en unos puntos de lectura y anticipación comparables a los del mejor Brady.

"Sabe lo que va a ocurrir y lo que va a hacer la defensa antes de sacar el balón. Está en un punto que podría llamar sus propias jugadas. Nunca he visto un jugador con una ética de trabajo como la de Mahomes", decía el running back Kareem Hunt durante el Media Day a una pregunta de EL ESPAÑOL.

La mutación de Kansas City ha sido fulminante en este ciclo ganador. La franquicia de Missouri empezó la era Mahomes siendo un equipo de alta cilindrada, liderando la NFL en yardas totales en tres temporadas entre 2018 y 2022.

En las otras dos ocasiones, el equipo acabó tercero y sexto. Los dos últimos años, la ofensiva liderada por el quizás mejor jugador de todos los tiempos ha entrado en pérdida. El año pasado fueron la novena ofensiva de la Liga y este año hay que buscarlos en el 17, por debajo del promedio.

Patrick Mahomes, durante un partido de los Kansas City Chiefs Reuters

Fueron el decimoquinto equipo en puntos anotados con 371, casi 200 menos que el primer año de titular de Mahomes en el que perdieron en la final de la AFC contra los Patriots. Los 565 puntos de 2018 son la tercera mejor marca en la historia de la NFL.

El equipo campeón de 2023 y el finalista de 2024 es un equipo de momentos, muy alejado de la explosividad que solía tener. La defensiva ha sido la clave para sostener a este equipo las dos últimas temporadas y lo que ha permitido que la magia de un Mahomes que conoce todos los trucos para ganar pueda salir a relucir.

En última instancia, los Chiefs son un equipo que nunca se va a ganar a sí mismo y casi siempre va a ganar esos momentos que, sumados, deciden los partidos de fútbol americano.

Desde que traspasaron a Tyreek Hill en marzo de 2022, lo más parecido que los Chiefs han tenido a un receptor número uno es el jugador de segundo año Rasheed Rice, lesionado durante toda la temporada y con todo lejos de los mejores de la competición.

Desde la salida de Hill, los Chiefs no han vuelto a perder en playoff. "Como defensa, es mucho más difícil cuando no hay un receptor número uno", explicaba el safety rookie Cooper DeJean esta semana a una pregunta de este periódico. "Mahomes no está atado a buscar a una estrella y eso hace más complicado el trabajo de la defensa".

Desde que los Patriots de Brady se quedaron a unas jugadas de conseguir la temporada perfecta en 2008, no ha habido una Super Bowl con tantos legados en juego.

Los Eagles son la última barrera entre los Chiefs y Mahomes y un territorio virgen en la NFL. Patrick y estos Kansas ya están en el panteón de los grandes equipos de la historia de este deporte.

El domingo por la noche tienen un disparo a lo imposible. Hasta ahora han sido inevitables. En Nueva Orleans les espera la promesa de la eternidad.