“Dolida”. Así acabó Carla Suárez sus últimos cuartos de final en un Grand Slam hace más de un año y medio. En Roland Garros 2014, la canaria no aprovechó un 4-1 en la manga decisiva del encuentro que disputó ante Eugenie Bouchard y dijo adiós a una oportunidad de oro. Con esa importante ventaja desperdiciada también se marchó el pase a semifinales, una ronda que la española nunca ha alcanzado en un grande. Suárez, que siempre se ha topado con la barrera de los cuartos (Roland Garros 2008 y 2010, Abierto de Australia 2009 y Abierto de los Estados unidos 2013) juega este martes contra Agnieszka Radwanska para derribar sus propios límites en Melbourne. ¿Qué ha cambiado desde la última vez que lo intentó?
“Han cambiado muchas cosas”, explicó la canaria. “La primera que he cambiado he sido yo, mi madurez y mi experiencia”, prosiguió Carla, que desde aquel partido se ha hecho un hueco entre las grandes del circuito. “También ha cambiado la forma en la que trabajamos ahora. Es una forma de trabajar enfocada hacia el objetivo, con las cosas más claras”, apuntó. “Cada vez que he estado en cuartos, he vivido muchas situaciones diferentes. La conclusión es clara: tengo que ir a por el partido, jugar agresiva y estar intensa. No puedo esperar a que las cosas pasen. Otra cosa es que luego ocurra o no porque la rival también juega, pero la manera de ganar es ir a por el partido”, avisó la española, que ha perdido dos de los tres precedentes ante Radwanska, pero salió victoriosa en el último (Miami 2015).
“Carla tiene que entrar al partido con una idea muy clara de ser protagonista, de ir a por la victoria”, coincidió Marc Casabó, uno de los entrenadores de la número 11 del mundo. “No solo es una idea de juego que poner en práctica contra Radwanska, es un plan que trabajamos desde hace tiempo”, continuó el técnico catalán. “Carla está intentando priorizar el protagonismo. Siempre, aunque la rival vaya variando la forma de jugar, buscamos ese protagonismo”, insistió. Hace tiempo que ella ha sufrido una evolución. En la pretemporada de 2012, buscó dar un paso hacia delante en la pista, persiguiendo esa agresividad. Luego, cambió de raqueta y eso le ayudó a aumentar la velocidad y la potencia. Ahora estamos intentando ser más protagonistas, atacar y dominar los puntos”.
La agresividad de la canaria
En consecuencia, Suárez ataca el cruce con la idea de que la victoria pase por su raqueta, lo que no ocurrió en el pasado, cuando estuvo en manos de sus contrarias. “El partido de Bouchard me ha servido muchas veces”, reconoció Carla, que tardó tiempo en reponerse de aquel golpe. “Es un claro ejemplo de lo que no me puede volver a pasar. Tuve miedo, por decirlo de alguna manera. Esperé a que ella fallara, a que tuviera malos tiros”, recordó sobre el duelo ante la canadiense, un encuentro con mil altibajos. “Eso no es así. Las jugadoras se preparan para estos momentos y tengo claro que debo ir a por el partido y ser agresiva. Estoy contenta por estar en cuartos de final, pero me gustaría dar un paso más y no quedarme ahí. Está claro que cuando vas pasando rondas cada vez es más complicado, pero quiero intentar aprovecharlo y llegar a semifinales”, apuntó la canaria.
“Todo sirve, no es un partido puntual”, añadió Casabó. “Cuando llevas tantos años de carrera es difícil que en la mente esté un partido concreto. Lo que influye es la suma de todas las vivencias que has ido afrontando”, reflexionó el entrenador de la española. “Aprendes de todas las experiencias que has tenido. Ha tenido muchas, y algunas no demasiado positivas. Eso te sirve para entender lo siguiente: es mala toda la importancia que des a lo que no es el trabajo”, continuó. “Evidentemente, se está jugando unas semifinales de Grand Slam, pero ella tiene que entender que no deja de ser un partido de tenis con Radwanska, algo que ya ha vivido. En una pista, con pelotas y raquetas. Si queremos empezar a hincar el globo… al final igual ni entra a la pista”.
Ocurre en Melbourne. El lunes por la mañana, Suárez se entrena bajo el sol del verano australiano y luego se refugia en el gimnasio para trabajar en solucionar las molestias que tiene en la pierna derecha, provocadas por un mal apoyo en el encuentro de octavos ante Daria Gavrilova. Luego, y tras comer en el restaurante de jugadores, se marcha al hotel para empezar a pensar en lo que tiene por delante en unas horas. Carla está a un partido de llegar más lejos que nunca en Grand Slam.