El final del infierno ya está aquí. España volverá a jugar en la élite del tenis después de dos años dando vueltas por el limbo. La victoria de Rafael Nadal y Marc López en el punto de dobles (4-6, 7-6, 6-4 y 6-4 a Leander Paes y Saketh Myneni) cerró la eliminatoria contra India (3-0) y confirmó el ascenso al Grupo Mundial de La Armada, que en 2017 podrá pelear de nuevo por la Ensaladera. El largo camino no ha sido sencillo: el ascenso ha exigido ganar tres series consecutivas fuera de casa, algo que no ocurría desde 1977.
Un día después de renunciar a última hora a jugar el primer encuentro individual de la eliminatoria, Nadal se apuntó al dobles con la intención de abrochar el cruce y empujar a la selección hacia la clasificación. El mallorquín, con una indisposición estomacal según la versión oficial, resentido de sus problemas en la muñeca izquierda según Feliciano, reapareció con López y juntos certificaron algo que parece increíble. Esta generación, la del mallorquín, David Ferrer, Fernando Verdasco y compañía, volverá a tener en su mano batallar por otra Copa Davis.
En el tercer punto de la eliminatoria, los españoles arrancaron espléndidos, como si todavía estuviesen jugando un partido de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde acabaron colgándose la medalla de oro tras una semana espectacular. En un comienzo fabuloso, Nadal y López se colocaron 4-1, amenazando con convertir el encuentro en un monólogo a dos voces. Como siempre, la pareja española se hizo grande desde el fondo de la pista, territorio del mallorquín, y encontró en las voleas del catalán un valioso recurso para domar un partido de dobles.
Sin embargo, y de sopetón, el encuentro cambió bruscamente. A los 43 años, Paes se echó el partido a la espalda, consiguió cubrir las carencias de Myneni en la modalidad por parejas (primera vez que jugaban juntos) y logró también implicar a la grada en la causa, encontrando así un apoyo fundamental para soñar con la victoria.
El indio, un prestigioso doblista campeón de los cuatro grandes, le ganó la red a los españoles con anticipación y reflejos, dos cualidades que no ha perdido con el paso de la edad, y allí edificó la remontada (de ese 1-4 a 6-4, con un 5-0 de parcial). Hasta que Myneni apareció en el cruce, fue Paes jugando contra dos y superando a esos dos con solvencia.
Ese paso adelante de Paes llenó de confianza a Myneni. Sobrepasado por las circunstancias (un partido contra los campeones olímpicos, sin margen de error para India, acompañado de una pareja legendaria…), el indio sufrió para controlar todo eso en el inicio y alcanzó su mejor nivel entre la mitad del primer set y el final del segundo, protegido por la seguridad de tener al lado a Paes.
Ocurrió, claro, que a Myneni se le vino el mundo encima cuando llegó el momento de cerrar el segundo parcial y alejar a los españoles del triunfo. Los torpes errores del inexperto acompañante de Paes dieron vida a Nadal y López, que rompieron el saque de sus contrarios cuando sacaban por ese segundo set (con 5-4) y devoraron el tie-break (tres fallos consecutivos de Myneni), llegando al tercer set a lomos de su mejor versión.
Convertido el partido en un combate de boxeo, con los fisioterapeutas del equipo español poniendo bolsas de hielo en las cabezas de los jugadores durante cada intercambio (31 grados y más del 60% de humedad pasadas las 10 de la noche en Nueva Delhi), los españoles ganaron el tercer set, tuvieron que remontar en el cuarto (1-4) y celebraron la victoria por todo lo alto.
Su mérito fue el mismo de siempre: no sacar nunca bandera blanca, incluso cuando peor estaba el encuentro. La recompensa ya es una realidad. España, cinco veces campeona de la Davis, ha recuperado el lugar que por historia y jugadores jamás debió perder.