Yannick Noach, el capitán francés de la Copa Davis, soltó un bufido de alivio cuando Jo-Wilfried Tsonga venció 6-3, 6-2 y 6-1 a Steve Darcis y empató la final entre entre Francia y Bélgica (1-1) después de que David Goffin derrotase 7-5, 6-3 y 6-1 a Lucas Pouille en el encuentro que abrió la serie. Así, las dos selecciones aterrizarán en el punto de dobles del sábado con algo claro: ese partido por parejas (Richard Gasquet y Pierre-Hugues Herbert contra Ruben Bemelmans y Joris De Loore, si no hay cambios de última hora) inclinará irremediablemente la balanza antes del día decisivo.
“Mañana será un día muy importante con el dobles”, avisó Noah después del último encuentro del viernes. “Yo voy punto a punto y prefiero no adelantarme. Ganar el segundo partido es vital para cualquiera de los dos equipos”, cerró el seleccionador francés. “Ellos tienen más opciones para el dobles, pero nosotros formemos la pareja de mañana en función de nuestras posibilidades”, le siguió Johan Van Herck, capitán belga. “Lógicamente, Goffin es una opción, pero veremos. Lo vamos a decidir esta noche con todo el equipo”.
Tras la decepción de Pouille, el rescate de Tsonga. El número 15 del mundo saltó a la pista del Pierre-Mauroy de Lille presionado por los gritos del público (Allez les bleus! Allez les bleus!) que le recordaron la necesidad de ganar para evitar un descalabro que difícilmente habría perdonado el gentío. Después de perder tres finales consecutivas (2002, 2010 y 2014), dos de ellas como locales (2002 contra Rusia y 2014 ante Suiza), Francia se fabricó una nueva oportunidad con la ventaja del favoritismo, porque en la comparación con Bélgica (solo sostenidos por Goffin) es imposible no salir ganando.
Marcada por esa circunstancia, la final arrancó a trompicones para los franceses. Hace menos de una semana, Goffin estaba jugando la final de la Copa de Maestros contra Grigor Dimitrov, que terminó haciendo suyo el título de campeón. Ayudado por la pista (cemento bajo techo, la misma que en Londres), el número siete desesperó a Pouille, que le había ganado los tres encuentros anteriores. El francés, un talento descomunal, mantuvo apretado el partido 50 minutos, los que necesitó para llegar al 5-5 de la primera manga. Entonces, desapareció y dejó que Goffin controlase el resto del duelo para conseguir el primer punto de la eliminatoria.
Obligado a derrotar a Darcis para agarrarse al 1-1, Tsonga jugó abrazado a la grada, dejándose llevar por sus gritos y utilizando esa energía para destrozar al belga, que sigue siendo uno de los héroes más destacados de su país en la Davis por todo lo que ha conseguido (22-10 de récord en individuales hasta hoy). Ante Tsonga, sin embargo, solo pudo desesperarse: los pelotazos del francés mandaron la final de la Davis igualada al sábado y aseguraron que el domingo todavía habrá vida para los dos equipos.